Capítulo 15: Lo Bueno Que Hay En Lo Malo.

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Mientras Lio se marchaba Alen, Elisabeth y Ange permanecieron adentro en un silencio algo incómodo, Elisabeth miraba televisión normalmente mientras Ange se tomaba fotos en la terraza. Alen acariciaba al cachorro mientras lo miraba a los ojos.

–¿Cuándo iremos al liceo? –Pregunto mientras se acercaba a Ange en su silla de ruedas.

–Son vacaciones navideñas Alen, ahí no hay nadie...–Respondió casi ignorándolo.

–Tal vez este el portero. –Replico Alen con esperanza.

–Pero los archivos estarían resguardados y no habría nadie a quien pedírselos. –Contesto con cierto desagrado.

–¿Entonces todos salen a arriesgar sus vidas por ti y tú te quedaras sin hacer nada?

–No pedí meterme en esto, soy la victima aquí. Si quieres ir tú con la otra, eres libre de hacerlo.

Alen enojado se dio la vuelta viendo a Elisabeth quien se levantaba y apagaba el televisor, recogiendo sus cosas y las llaves.

–Nos vamos. –Agrego Elisabeth mientras caminaba hasta Alen y lo llevaba por su silla de ruedas. –¿Nos llevaremos al cachorro? –Pregunto al verlo en la mano de él.

Alen asentó con la cabeza mientras se marchaban. Ange no despegaba la mirada de su teléfono mientras Elisabeth caminaba hasta la puerta. –Mueve tu inmenso culo mimada. –Protesto Elisabeth.

–No quiero ir con ustedes. –Respondió mientras se daba la vuelta intentando ignorarlos.

–Yo no quería que durmieras con Lio. –Replico mientras abría la puerta

–¿Acaso el tampoco? –Pregunto con petulancia mientras se tomaba una foto.

–Tu nos metiste en este problema a todos...–Soltó con una voz muy serena, se había parado en seco y no apartaba la mirada de la puerta, apretando las llaves con una rabia que Alen presencio erizando su piel.

–No pedí que se metieran en mi vida. –Replico mientras se sentaba, con seguridad manteniendo su firmeza y arrogancia.

Elisabeth se volteo rauda y camino hasta ella enojada. Alen mantuvo el silencio atemorizado mientras el pequeño cachorro bostezaba. Ange bajo su teléfono y la miro fijamente a los ojos. –Todavía puedo sacarte de la casa, Jolyne nos la presto para arreglar tu desastre, no para que te tomaras fotos. Si no te importa lo que pase, por lo menos vete. Tu ego de perra ocupa mucho espacio en este pequeño lugar.

Con una voz chillona grito. –A mi tu no me estés hablando así, tú no eres nadie para tratarme así. Eres una cualquiera y me respetas, no te dejare que te vayas ahora. –Exclamo enojada mientras se levantaba.

–¡Me van a escuchar! ¡Ambas! –Grito Alen.

–¡Tu cállate! –Respondió Ange.

–¡¿Cómo!? –Empujando su silla de ruedas se acercó hacia ellas, cuando oyen a la puerta abrirse.

Terense entro apuntando firmemente con la pistola y con una mirada fría y desoladora. Todos mantuvieron un silencio profundo al verlo, aterrados ven como a un costado se asoma Jonathan.

–Solo son ellas. –Contesto Terense enfundando la pistola

–Pensé que les había pasado algo. –Replico Jonathan mientras se daba media vuelta.

–Ustedes dos, dejen de pelear. –Dijo Terense con frialdad mientras miraba a Alen. –Ven acá. Ustedes arréglense para salir. No me importa si nos ayudan, no las quiero aquí en la casa.

Alen se acercó a Terense quien salió junto con Jonathan al pasillo. Ambos parecían cansados y agotados, Jonathan se veía algo contento en su mirada, guardaba cierta emoción. Mientras Terense permanecía expectante. Se acercó a Alen y se inclinó afincándose en su pierna derecha.

El Camino de Redeem. (Old Version) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora