PLAYBOY +18 HAISETOPHER ||THE PLAYBOY SAGA #1||

«cincuenta y seis: tú y yo... a tres metros sobre el cielo»

Durante todo el año que ha pasado desde que Haise y Christopher regresaron el castaño siempre le pide que se case con ella de la nada. Ya sea que estén viendo una película con Emiliano y Bella en la sala de su apartamento o cocinando el desayuno cuando Christopher se queda a dormir. Se lo ha preguntado cuando están teniendo una discusión tonta por cualquier problema que le ha traído la vida, ya que es cuando se da cuenta que quiere pasar el resto de su vida con esta mujer y no cambiaría nada. A veces se lo ha preguntado cuando le está haciendo el amor y sus cuerpos son uno solo. Y la respuesta de ella siempre es un "sí", lleno de besos apasionados. Pero ahora Christopher se lo quiere preguntar con anillo en mano y listo para fijar una fecha para la boda.

—¿Estás bien? —le pregunta una Haise adormilada, quien descansa en su pecho.

—Si. —le deja un besito en la coronilla. —Lo siento por despertarte...—

—No lo has hecho. —lo vuelve a ver con los ojos entrecerrados. —Ya tengo que despertar. —agrega con desilusión en su voz.

Los últimos días no ha podido dormir ya que tiene que asegurarse que todos los detalles de su desfile anual estén en orden. Ama su profesión, pero en días como estos no duerme por días solo para asegurarse que todo salga bien y eso la puede poner de mal humor a veces. Ahora tiene a Christopher para que la ayude con eso y vaya que el castaño si sabe cómo cambiarle el humor en un segundo.

—Buenos días mi amor. —la pelinegra le da un beso con aliento mañanero.

—Buenos días mi todo. —Christopher susurra contra sus labios.

El beso sube de tono en segundos, Christopher la toma de la cintura, poniéndola encima de él. Sin dejar de besarse y con dificultad él se sienta contra el respaldar de la cama con Haise sentada en sus muslos.

—Te quiero hacer el amor. —él susurra contra el beso haciéndola jadear y aprovecha eso para meter su lengua en su boca.

Haise mueve sus caderas en círculos contra su miembro como respuesta mientras que él recorre su espalda cubierta con el camisón de seda con las manos. Toma el dobladillo de este y de un solo jalón se despoja de el, dejándola solo en bragas. Christopher la vuelve a ver, mordiéndose su labio inferior con una gran sonrisa en su rostro.

—Eres tan hermosa. —le traza la mejilla hasta llegar a la comisura de sus labios con su pulgar. —Y todavía no puedo creer que tengo la suerte que seas mía. —

—¡Christopher! —la pelinegra se sonroja hasta las orejas, enterrando su rostro en el hueco entre el hombro y cuello de su amado.

—Pero es cierto. —acaricia su cabello. —Soy el hombre más suertudo del mundo...—

—Y yo la mujer mas suertuda del mundo. —le susurra en el oído, haciendo que se atragante con su propia saliva.

De un segundo a otro Haise está besándolo apasionadamente otra vez, tratando de bajar el bóxer negro que trae puesto. Lo logra bajar hasta sus muslos y el castaño se encarga del resto mientras juega con el borde de sus bragas de encaje. Como puede, se deshace de las molestosas bragas, quedando los dos desnudos. Ella se posiciona encima de él sin penetrarse aún, solo observando las muecas que su novio hace a sus movimientos.

—Te amo. —le dice con los ojos cristalizados y la voz entrecortada.

—Yo también te amo Haise. —toma sus labios, levantándola un poquito.

Ella aprovecha eso para sentarse en el miembro del castaño. Un jadeo sale de su boca al sentir como es abierta por la erección del amor de su vida. Al estar completamente en ella, se quedan quietos unos segundos, esperando a que ella se acostumbre. Christopher le sigue susurrando cosas dulces mientras la trata de besar. Ella mueve sus caderas para dejarle saber que esta lista. Sube y baja en el como si su vida dependiera de eso, haciéndolo sentir en la gloria. Christopher ama estar así con ella y no solo es por el hecho que le está haciendo el amor, si no porque en momentos así es cuando se da cuenta que ella le pertenece en cuerpo y alma, que los dos son uno solo.