«cinco: el dios del placer»

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El paseo por su loft termina en la habitación que está en el segundo piso. Esta y el baño es lo único que está arriba, este está abierto a la sala y la cocina ya que al subir las escaleras ya están en la habitación.

—Y esta es la habitación. —le dice con una sonrisa pícara en sus labios.

—Me encanta. —Haise se da la vuelta. —¿que te parece si hacemos lo que teníamos planeado? —

—Me encanta la idea. —Christopher se acerca a ella y tomas sus labios entre los suyos.

El beso sube de tono en segundos, volviéndose apasionado y lujurioso. Las manos de Christopher recorren su cuerpo desde sus hombros hacia su cintura. Toma su top de la esquina y lo sube de un solo jalón haciendo que ella levante los brazos, se separan por unos segundos para terminarse lo de quitar. Él se le queda viendo, estudiando cada milímetro de su cuerpo. Concentra su mirada en sus senos, esos hermosos senos que si les quita el sostén los encontrará excitados.

Toca su abdomen con las yemas de sus dedos, mandando escalofríos por toda su columna. Haise cierra sus ojos para disfrutar de la sensación de ser tocada otra vez. Estos toques son nuevos para ella, esas caricias son como la línea de cocaína que no sabía que necesitaba.

Poco a poco Christopher sube su mano hasta llegar a los cordoncitos de su sostén. Se queda sin hacer nada por unos segundos, lo que hace que ella abra los ojos. Se encuentra con un chico que la desnuda con la mirada, haciéndola que quiera que lo haga de una bendita vez.

Christopher juega con los cordoncitos del sostén mientras vuelve a juntar sus labios con los de ella. Por el otro lado Haise pone sus brazos en sus hombros y entrelaza sus dedos con el cabello de él, sabiendo que eso vuelve loco a los hombres y Christopher no es la excepción ya que gime de placer cuando ella hace contacto. Poco a poco él deja rastros de besos por la mejilla hasta bajar al cuello.

Ella hace la cabeza para un lado para darle más espacio. Lame, chupa y muerde su cuello dejándole marcas en este. La hace gemir de placer cuando hace lo mismo en su clavícula. En la misma acción suelta los cordoncitos de su sostén, haciendo que este caiga al piso. Inmediatamente toma uno de sus pezones entre sus dedos y el otro entre sus labios. Acariciándolos, lamiéndolos y chupándolos lo que hace que ella tire su cabeza para atrás de placer. Le toma solo unos minutos para hacerla llegar a su primer orgasmo.

—Me-e voy...  a venir. —dice con la voz entre cortada.

Lo que forma una sonrisa en sus labios y ella la puede sentir contra su piel.

—Oh Christopher... —jala su cabello más fuerte lo que hace que el gima también. —no te detengas... —

Cumpliéndole su capricho sigue tocando sus senos hasta que siente un líquido entre sus piernas y sabe que ya tubo su primer orgasmo de la noche. Descansa su cabeza en su hombro, tratando de recuperar el aliento.

—¿Estás bien? —trata de quitar el cabello que está cubriendo su cara.

—Más que bien. —le da una sonrisa coqueta, aunque él no la pueda ver.

Su mirada baja a sus jeans y claramente puede ver que Christopher tiene una erección. Baja sus manos hasta su cintura y mete estas debajo de su camisa. Rápidamente él se quita su chaqueta para que no le estorbe. De un jalón le quita la camisa y une sus labios en un corto beso. Hace lo mismo que él hizo porque sabe que se siente bien. Deja rastros de saliva, labial y besos por su cuello y pecho. Baja hasta su abdomen y lo mira con una sonrisa coqueta. Traza sus músculos con las yemas de sus dedos, agitando su respiración.

Cuándo sabe que lo ha excitado lo suficiente desabotona sus jeans y él es rápido en terminárselos de quitar de un solo. Vuelve a juntar sus labios en un caluroso beso mientras que su mano baja por su cuerpo otra vez. Se detiene cuando llega al bóxer y juega con el elástico, haciendo que Christopher gima contra sus labios. Con mucho cuidado mete su mano en ellos e inmediatamente se encuentra con la erección del señor Vélez. La punta esta mojada con pre-semen el cuál usa como lubricante para masajearlo.

—¡Ah! —él cierra sus ojos, disfrutando del éxtasis. —¿cómo eres tan buena en esto? —

—No eres el único que ha tenido sexo antes. —le susurra al oído, poniendo su dedo en la parte más sensible de este.

Tanto es la excitación que se pone de puntitas cuando siente que se va a correr, pero no lo quiere hacer todavía. Él sabe que se sentirá aún mejor si se corre succionado por paredes que no lo dejaran ir por nada en el mundo.

—No me quiero correr todavía. —trata de controlar su respiración. —me quiero venir en ti. —

—Siempre y cuando tengas condón. —le da una sonrisa pícara.

—De todos sabores y colores. —le guiñe un ojo.

De un empujón la tira a la cama con tanta fuerza que hace que rebote una vez.

—No seas tan agresivo. —lo mira con los ojos entrecerrados.

—¡Sh! —la caya de la mejor forma, con un beso.

Baja poco a poco hasta que llega a sus jeans de cuero y la vuelve a ver. Ella se levanta un poco, acomodando su peso en sus codos. Christopher acaricia su muslo hasta llegar a donde está el zíper de la bota. Baja el zíper lentamente, poniéndola más ansiosa, hace lo mismo con la otra bota y ella está a punto de echársele encima y móntarlo hasta dejarlo sin aire. Tira las botas por un lado y sigue con los calcetines. Toma uno de sus pies en sus manos y besa la parte de encima lo que le da un poco de cosquillas.

—Ya se uno de tus secretos. —Christopher susurra contra su pie.

—He matado antes por mantener este secreto a salvo. —le dice en un tono burlón.

—¿Serás capaz de matar al Dios del placer? —levanta una ceja.

—No sé si eres el Dios del placer todavía así que todavía no decido. —

—Deja te demuestro entonces. —

Gatea hasta llegar a su cintura y quita los jeans de un solo jalón. Los tira por un lado y vuelve a la tarea de volver loca de lujuria a esta chica enfrente de él. Llega hasta donde están sus labios y pone dos dedos en su boca. Ella sabe para que lo hace así que se asegura que los dedos estén bien mojados antes que salgan de esta. Sin perder tiempo él pone sus dedos en su coño, frotándola y poco a poco fue metiendo su dedo en ella, haciéndola gemir de placer.

—¡Oh por dios! —jadea como si fuera oración. —oh Christopher. —lame el labio inferior para ahogar sus gemidos.

—No hagas eso. —se detiene bruscamente. —quiero escucharte gemir mi nombre... esa es mi única regla. —

Vuelve a lo que estaba haciendo, pero esta vez acerca su boca a ella. Cuando su lengua hace contacto con su clítoris ella gime el nombre de Christopher como una oración. La mueve de arriba hacia abajo, mandando sensaciones que su cuerpo no había experimentado en unos meses.

—Oh Christopher. —jadea, tomándolo del cabello sin saber si es para alejarlo o ponerlo más cerca. —no te detengas. —repite una y otra vez.

Escalofríos recorren su cuerpo y sabe que es porque está a punto de correrse otra vez. Por puro instinto trata de cerrar sus piernas, pero él no la deja o lo va a ahogar. Saca su cabeza de entre sus piernas, pero sigue frotando su punto rico para que pueda llegar al orgasmo. Se corre en sus dedos entre gemidos y maldiciones.

—Cómo que solo soy yo la que está sintiendo placer. —se retuerce en la cama sensualmente.

—La noche todavía es joven. —se recuesta al lado de ella. —no hay que ir de prisa ¿o ya tienes que irte? —

—A lo mejor sí. —se recuesta de lado. —de todos modos, yo ya me vine dos veces. —

Christopher traza su figura con las yemas de sus dedos, sabiendo que eso hará que ella cambie de opinión. Acaricia cada centímetro de su cuerpo con lujuria, para que mañana que ya no este con él ella pases sus yemas por donde él los pasó, se acuerde de lo que pasó la noche anterior. Juega con su abdomen y poco a poco llega a su parte sensible. Con la respiración entrecortada baja su bóxer de un jalón. Hace que se siente en la cama y pone su espalda en el respaldar de la cama. Haise se acomoda encima de él, quedando a centímetros de su erección.

—Prepárate dios del placer porque siempre has dado y ahora recibirás. —le susurra al oído, mandando escalofríos por su columna.

PLAYBOY +18 HAISETOPHER ||THE PLAYBOY SAGA #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora