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Jueves 22 de Marzo

Permanezco sentada dentro de la ducha mientras el agua caliente cae sobre mi cuerpo. Cuerpo que ha estado entre sus brazos, disfrutando de sus caricias, besos y su maldita lengua juguetona. ¿Qué mierda me pasa? No puedo extrañarlo, no debo.

"Tú lo quisiste Mabel, tuviste elección pero lo quisiste, por dinero. Pero ahora, lo harías porque te gustó."

Gruño en frustración abandonando la ducha y envuelvo mi cuerpo en la toalla. Observo mi rostro en el espejo para ver mi cuerpo completamente rojo debido al agua hirviendo.

Había evitado toda la tarde a mamá y a Dallas con la excusa de encontrarme enferma. No quiero que ellos sepan lo que he estado haciendo. Esto ya se convirtió en algo personal.

Entro en la habitación y dejo caer la toalla observando mi cuerpo entero. Puedo sentir aun sus dedos en mis partes y aunque se sintió bien, debo olvidarlo.

Tomo de vuelta la toalla y seco mi pelo para después volver a rodear mi cuerpo desnudo con esta. Dijo algo elegante, pero yo no tengo nada de eso.

La puerta es tocada con suavidad para después ser abierta y mamá asoma su cabeza con una pequeña sonrisa.

-¿Puedo pasar? Veo que te encuentras mejor.

-Sí, claro. Estoy bien, tomé una pastilla.

-Entiendo. Mira, dejaron esto para ti. -dice mostrándome entre sus manos una caja de terciopelo negro bastante grande.

¿Quién manda paquetes de terciopelo por correo y a estas horas? Asiento confundida antes de tomarla entre mis manos y dejarla sobre la cama. Al destapar la tapa mi corazón se acelera mientras mis manos toman el vestido color rojo. Debe estar bromeando.

-Es hermoso Mabel. -mamá lo mira maravillada tocando la fina tela.

-Si lo es y es de Roman.

-¿Roman? ¿Por qué regalarte algo tan...?

-¿Costoso? Porque me pidió que esta noche lo acompañara a algún lugar del que no me ha dado información alguna. Y esa es una de las formas para minimizar la deuda así que iré.

-¿Estas segura?

-Estoy bien, no me pasará nada. Si no ya me hubiese pasado. -digo haciendo que el ceño de mamá se frunza a lo que finjo sonreír restándole importancia. - Bien, ayúdame a arreglarme por favor.

...

Observo mi reflejo en el espejo sin creer que esa soy yo. Llevo el pelo atado en una cola alta, con maquillaje que mamá me prestó e hizo milagros con él y el pintalabios que Claire me ha regalado pega a la perfección con el vestido. Estoy lista.

El claxon de un coche se escucha fuera de la casa dando la señal de que mi peor pesadilla ha llegado. "Como pretendes engañarte a ti misma Mabel, estas ansiosa por verlo".

Abrazo a mamá con fuerza antes de abandonar la habitación mientras ella sigue mis pasos hacia la puerta principal.

-Toma. -dice deteniéndome y dejando contra mi mano un pequeño bolso negro. -Nunca llevas tu móvil, está dentro así que cualquier cosa llámame. Lo poco que puedo hacer lo haré Mabel. Cuídate por favor.

-Estaré bien. -digo con una pequeña sonrisa dejando un beso sobre su mejilla. -Espero volver temprano.

Abro la puerta comenzando a caminar hacia el auto aparcado frente a la casa de donde Roman tremendamente elegante con camisa y corbata sale para abrirme la puerta de este. ¿En serio? Que caballero de repente, y guapo.

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora