[̲̅$̲̅(̲̅16)̲̅$̲̅]

62.5K 3.9K 750
                                    

Domingo 8 de Abril

Despierto sobre la cama vacía así que suspiro aliviada al no tener que soportar a Roman tan temprano.

Estiro mi cuerpo y observo mi vestimenta en el momento que me siento sobre la cama. ¿Voy a volver a casa en pijama? Seria gracioso, pero no.

Me levanto de la cama y camino hacia el armario de Roman para abrir este y comenzar a rebuscar entre su ropa. Negro, negro y más negro. Parece que no ha escuchado hablar de los colores en su vida.

Decido tomar una pantaloneta y una camiseta básica. ¿Qué color? Negro por supuesto. Me deshago del pijama y me visto con la ropa de Roman que aunque parezca metida en un saco de patatas es lo que tengo en este momento.

Aunque también podría pedirle algo a Claire, bueno, ya es tarde.

Me coloco los zapatos y doblo el pijama tomándolo entre mis manos para después salir de la habitación.

Sonrío bajando las escaleras al ver a aquel hombre sentado en el sofá con una copa de alcohol entre sus dedos. Escuchando mis pasos su cabeza gira a mí y me dedica una de sus sonrisas mas sinceras.

-Vaya, la pequeña colibrí de fuego.

-¿Cada vez que nos encontremos me pondrá un nuevo mote señor Jeffrey?

-Si lo pienso alguno más encuentro y nada de señor. -dice riendo acercándose a mí y dejando un beso sobre mi mejilla. -¿Dónde está el señor de la casa? Solo me dijo que viniera y esperase aquí.

-Si no lo sabes tú imagínate su juguete. -digo señalándome con una sonrisa falsa.

-Te acuestas con el demonio colibrí, ¿Qué esperabas?

-Esperaba ser una chica normal de dieciocho años, sin tener que estar metida en su existencia, con una deuda que por poco no puedo pagar. Y para el colmo el no deja de joder, le gusta ver sufrir a los demás.

-Ese es Roman. -se encoge de hombros dando un trago a su copa. -Mira colibrí, me agradas y cuando te conocí quise ayudarte. Hasta le propuse a Roman pagar tu deuda y que tú y yo luego lo arregláramos. No pienses mal, no de la manera que él te lo pide, yo podría ser tu padre. Pero Roman me dejó claro que no me metiera en sus negocios o me iría muy mal. Nunca le importó que yo pagara la deuda de otros y me cobrara luego el favor, pero parece que algo esta vez es distinto.

-¿Distinto? Claro, es que disfruta demasiado mi compañía. ¿Para que una prostituta si yo debo estar para el cuándo me lo pida? Y además puede descontar de la deuda lo que a él le da la gana independientemente de lo que le haga.

-Vaya eso le encantaría a mi hija. -dice rodando sus ojos haciéndome reír. -No sé qué hacer con ella, tiene veinticinco años y aún no ha madurado. Besaría el maldito suelo por donde pisa Roman, supongo que así es el amor.

-No Jeffrey, no te confundas. Lo que siente tu hija no es "amor". Debe tener una obsesión enfermiza hacia la actitud de mierda y la cara bonita de Roman. Y lo olvidará en el momento que aparezca alguien más peligroso y guapo que el. Es un capricho.

Nuestra conversación es interrumpida cuando Claire baja las escaleras y al ver a Jeffrey corre hasta este que la recibe con los brazos abiertos fundiéndose en un abrazo. Vaya, que buena relación tienen.

-¡Tío Jeffrey! Que gusto verte.

-¿Tío? -pregunto sin entender. ¿No que no tienen mas familia?

-Bueno, no es mi tío de verdad, pero como si lo fuera. Es la persona que ha cuidado de mi junto a Roman. Nos ayudó a permanecer juntos.

-Entiendo.

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora