[̲̅$̲̅(̲̅30)̲̅$̲̅]

54.6K 4.1K 1.2K
                                    

Jamás mis piernas han aguantado tal caminata. Pero los planes han cambiado y la gota que colmó el vaso ya cayó.

Al entrar a la casa lo primer que hago es correr a la habitación escuchando los llamados de mamá al notar mi presencia.

No voy a perder más tiempo, esto es definitivo, pase lo que pase no voy a echarme atrás. Huiré las veces que haga falta, pero no voy a quedarme un segundo más aquí.

Tomo de bajo la cama la maleta y abro esta para comenzar a tirar la ropa dentro sin cuidado alguno.

-¿Mabel cariño que estás haciendo?

-¿Sigues teniendo el dinero que trabajaste mamá?

-Pues claro, tu dijiste que...

-Haz la maleta, nos vamos ahora mismo lejos de aquí.

-Mi niña, ¿Qué ha pasado? Sabes que no podemos irnos, debemos mucho dinero, él nos encontrará.

-Entonces nos mudaremos cada vez que el encuentre nuestro rastro. Solo quiero que nos vayamos de aquí mamá, no me importa nada, ni la casa, ni mi graduación. Solo quiero irme.

-Mi amor, siempre te di esa opción pero te empeñaste en seguir.

-Cambie de opinión así que avisa a Dallas.

Mamá suspira aun confundida mientras asiente y abandonaba la habitación. No hay más que explicar, me quiero ir, ella me dio la opción desde el principio, lo sé. Como fui de estúpida al no aceptarla la primera vez.

Ahora estaría lejos, huyendo de Roman, no llorando por amor y con un bebé inocente en camino. Sollozo limpiando las lágrimas de mi rostro y cierro la maleta para tomar después el pasaporte camuflado entre más papeles dentro de los cajones del armario.

No hay vuelta atrás, prefiero huir como una cobarde a aguantar el dolor que Roman causa en mi interior.

Tomo la maleta y la arrastro hasta la entrada donde puedo ver a mamá correteando de arriba abajo bastante agobiada. La observo tapar los muebles con sábanas blancas como si tuviese la esperanza de algún día volver. Ella no se esperaba este cambio de planes pero lo siento mamá, no aguanto más.

Dallas aparece a mi lado mirándome con detenimiento. Sé que algo quiere decirme y no me extrañaría que no esté de acuerdo con esto.

Pero me equivocaba.

-Lo siento Mabel. -dice haciendo que mi rostro gire a él con sorpresa. -Por lo que te dije la última vez. Sé que has cargado con todo el peso de esta familia. Siento haber sido un inútil y no haberte podido ayudar en nada.

-Está bien. -digo con una pequeña sonrisa. -Haría lo que fuese por vosotros, estoy feliz con que lo sepas.

-Mamá y yo te seguiremos a donde sea, nos cuidaremos.

-Ya estoy. -avisa mamá peinando su melena. -Sabía que este día llegaría. ¿A dónde iremos?

Esto si es una huida exprés.

-¿Recuerdas a tu primo segundo mamá?

-¿Samuel? Hace mucho que no se dé el cariño.

-Pero yo y papá si y siempre nos invitaba de vacaciones aunque nunca fuimos. Es hora de hacerle una visita, en Australia.

-Confío en ti Mabel.

Narra ROMAN

Malditos todos, hijos de puta traidores. Se quisieron burlar en mi maldita cara pues van a recibir todos lo que se merecen.

Después de todo lo que hice por esa maldita mocosa desagradecida. Luché para que no se criara alrededor de otros bastardos desconocidos y me lo agradece así. Follando con mis enemigos. Has criado y educado a una zorra Roman, acéptalo.

Golpeo el volante repetidas veces hasta que mis nudillos se tornan rojos pero poco me importa.

Maldita sea, porque la dejé marchar, quiero a mi pelirroja ardiente. Ella no tiene la culpa, soy consciente de ello, es la única que después de toda la mierda que le hice siguió a mi lado como perrito fiel. ¿Porque le dije todas esas cosas?

Lo sé, ella no se merece todo por lo que está pasando.

¿Qué es esto? ¿Me estoy ablandando quizás? Solo por hoy, puedes bajar la guardia Graves, busca a tu nena y compénsala.

Suspiro volviendo a poner el coche en marcha y conduzco aquel camino que ya conozco a la perfección. ¿Qué mierda se supone que debo decirle? Yo no pido perdón, no suelo hacerlo aunque deba.

Se lo que siempre debo hacer, pero es distinto lo que acabo haciendo. Que últimamente es cagarla siempre.

Largos minutos después detengo el auto frente a su casa, mejor dicho la mía ya que me pertenece, tanto la casa como ella. Joder Roman, esa es una de las cosas que no debes decir. ¡Concéntrate!

Abandono el coche y camino hacia la puerta principal aclarando mi voz antes de tocar esta. Vas muy bien, no entrar como el dueño de todo y todos aunque lo seas.

Pero nadie abre la puerta. ¿Qué mierda? Cuando ella se fue seguro volvió a su casa. Y aunque ella no esté, el mocoso de su hermano o la viuda deben de estar.

Mierda Roman, por ahí vas mal, piensa cosas agradables sobre ellos.

Gruño al ver que la puerta está cerrada con llave así que me encargo de abrir esta a mi manera, a la fuerza. Por fin, papi está en cas... ¿¡Que es esto!?

Mis ojos casi se salen de sus orbitas al ver algunos de los muebles envueltos en sábanas blancas. No, tiene que estar bromeando, no se atrevieron a...

Oh si que lo hicieron.

-¡Maldita sea!- Grito con rabia antes de golpear la pared tras de mí con todas mis fuerzas. -¡Joder Mabel!

Ella no puede haberse ido, no me puede dejar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella no puede haberse ido, no me puede dejar. Ella no, es mía, me pertenece, no puede alejarme.

La encontraré, no va a irse lejos de mí. No sabes lo que acabas de desatar colibrí, porque tu maldito dinero me importa bien poco, pero firmaste tu sentencia a mi lado.

-Te encontraré maldita sea y pagaras, pagaras lo que tantos han intentado y no han conseguido, hacerme sufrir.

Me encargaré de que vuelvas a mi lado.

Porque te amo, maldita sea.

¿Qué me hiciste?

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora