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Sábado 25 de Agosto

Camino junto a Aurora dentro del carrito dando un pequeño paseo ya que sería un pecado no disfrutar del día tan bueno que hace.

Además de que he extrañado demasiado la ciudad y me gusta ver que ha cambiado o si sigue igual a como la recuerdo.

Y Aurora también debe acostumbrarse a su nueva ciudad y el nuevo clima.

Sigo caminado con tranquilidad y observo a la bebé en el carrito como mira cada detalle. Los árboles, las personas, los coches, los parques...

Sonrío volviendo a dirigir mi mirada al frente pero freno de golpe al ver a aquellas dos personas paradas frente a mi igual de sorprendidas.

¿¡Pero que hacen ellos dos juntos!? Mi ceño se frunce pero Ian me sonríe animadamente acercándose con paso decidido.

-Pero mira quien ha vuelto. Cuanto tiempo Mabel y vaya, ¿esta señorita preciosa quién es?

-Ian hola, si, mucho tiempo, me alegro de verte. Si, ella es mi hija, Aurora.

-Vaya, no perdiste el tiempo eh. Perdona mis modales, voy a presentarte a mi novia, Cristina.

No hace falta que me la presentes, se de sobra quien es. Cristina sonríe de oreja a oreja antes de acercarse a mí y depositar un beso sobre mi mejilla ¿¡Qué mierda!?

-Nos conocemos. -dice esta para después agacharse a la altura de Aurora. -Al parecer todos tienen razón, es toda Roman.

-No sabía que se conocían.

-Si amor, ambas competimos por el mismo hombre. -dice esta riendo haciéndome rodar los ojos.

Eso no es verdad, la que competía era ella. Quisiera recordarle que en ese entonces yo lo odiaba, bueno y a ella también.

-Oh Roman, me suena ese tipo. El que daba miedo, el hermano de Claire.

-¿Fueron novios? -Cristina alza sus cejas sorprendida pero tanto Ian como yo lo negamos.

-Solo amigos, además de que supuestamente íbamos a ir al baile juntos. ¿Lo recuerdas Mabel?

-Yo, si, el baile. Espero que comprendas porque no pude ir.

-Porque te largaste. -dice encogiéndose de hombros.

Vale, puedo ver que aún hay rencor por aquello. Pero vamos, es una tontería, el maldito baile de graduación. Tampoco es para tanto, además, el seguro encontró a alguien con quien ir.

-Bueno, bueno, nada de malos rollos. -interviene Cristina con una sonrisa volviendo a ponerse de pie.

Ella me sorprende, no parece tan arpía como cuando la conocí. Quizás el hecho de que haya dejado de estar detrás de Roman y encontrado una persona que la quiera la ha cambiado.

Bienvenida sea su nueva actitud.

-¿Y cómo está Roman? Hace como unos dos años que no sé nada de él. Después de, bueno fue una pelea tonta.

Y aunque intento evitarlo una sonrisa se posa sobre mis labios. Entonces si es verdad que el no la buscó más.

Si claro, pelea tonta, que pronunció mi nombre mientras intentabas tirártelo. En toda tu cara Cristina.

-Está muy bien, dejó sus negocios, ya sabes. Se está centrando mucho en su hija y queremos tener un ambiente seguro para ella.

-Entiendo, salúdale de mi parte.

Si, sigue soñando bonita. Sonrío con falsedad asintiendo antes de despedirme de la nueva parejita y caminar rumba a casa.

¿Cómo demonios se conocieron esos dos? No sé qué decir, Ian es un buen chico y si lo que está haciendo es llevar a Cristina por el buen camino, pues me alegro. Tengo curiosidad de si Jeffrey conoce a su nuevo yerno, porque no mencionó nada sobe él o su hija.

Al llegar a la casa atravieso el jardín y tomo a Aurora en brazos ya que no puedo con ella y el carrito a la vez. Ya se encargará Roman cuando llegue de meterlo en la casa.

Subo los tres escalones y abro la puerta con la llave para después adentrarme al oscuro lugar. Que silencio.

Tras cerrar la puerta enciendo las luces dispuesta a ir y dejar a Aurora en su cunita. Pero mis pasos son frenados al ver a aquel hombre con mascara sentado en uno de los sillones apuntándome con una pistola.

Mierda, ¿Quién es él? Ahora entiendo el silencio y que los guardias no estén custodiando la casa. Algo les ha hecho. ¿Qué puedo hacer? No voy a arriesgarme con la nena en los brazos.

-No se te ocurra hacer ninguna estupidez.

Esa voz, maldita sea, me suena demasiado. Pero la máscara que tapa su rostro me impide escucharla bien.

-No sé quién eres pero no te he hecho nada, por favor, la bebé...

-¡Cállate! -demanda levantándose. -Me has hecho quedar como un completo idiota Mabel. Un completo estúpido que estuvo a tu lado dispuesto a compartir el resto de su vida contigo. Iba a pedirte ser mía, ¿sabes? Pero para que si a ti lo que te gusta no es que te traten bien. ¿Me hubieses aprendido a amar si te forzaba quizás Mabel? ¿Eso tuve que haber hecho?

-¿Axel? Pero que estás diciendo ¿Qué haces con una pistola? Ese no es el camino, bájala por favor.

-No, me has humillando, soy la burla de mi familia, la burla de todo el mundo. Amé a esa niña por que vino de ti. Las cuidé a ambas para que me lo pagaras de esa manera. Pero si a mí me hiciste infeliz no dejaré que tu si lo seas. Voy a quitártelo todo.

-Tú no eres así Axel, eres un buen hombre. Nunca nos harías daño, porque nos quieres y nosotras a ti también, lo sabes. Pero el amor es algo distinto, no puedes tomarlo a la fuerza. Si, puedes usar el cuerpo, pero esos sentimientos no se pueden obligar.

-¡Dije que te calles! No vas a manipularme, así que silencia tu puta boca hasta que llegue el hombre de la casa.

-El hombre de la casa está aquí.

La voz de Jeffrey se escucha a mi espalda haciéndome girar y ver como camina con su ceño fruncido hasta rodear mi cuerpo con sus brazos. ¿Qué hace el aquí?

Mi mirada vuelve a Axel que ladea su cabeza mirando a Jeffrey. Puedo notar en sus ojos la confusión hasta que por su espalda Roman lo toma de su cuello y golpea su cuerpo con fuerza contra la pared.

-¿¡Te metiste en mi casa para matar a mi hija y mujer, infeliz!? -grita con furia golpeando una y otra vez el estómago de Axel.

Su mano toma la máscara y se la quita de su rostro para después engancharlo del cuello con ambas manos.

-Voy a matarte hijo de put...

Las palabras de Roman se quedan a medias cuando un disparo retumba toda la casa. Mis ojos se agrandan al ver como ambos hombres miran hacia abajo.

No.

El cuerpo de Roman se desploma contra el suelo mientras lleva ambas manos a su abdomen.

-¡No! -grito en desesperación corriendo hasta su cuerpo tendido contra el suelo. -Roman, amor, por favor mírame, vas a estar bien.

Jeffrey corre hasta Axel y lo inmoviliza contra el suelo pero este no opone resistencia al darse cuenta de lo que realmente ha hecho. ¿No habías venido a esto maldito hijo de puta?

-Nena. -Roman tose posando su mano ensangrentada sobre mi pierna. -Las amo, lo sabes ¿verdad?

-Cállate, por favor cállate, vas a ponerte bien. ¡Jeffrey, llama a una maldita ambulancia!

-Eres preciosa. -dice mientras sus ojos se cierran lentamente.

-Roman por favor no cierres los ojos, quédate conmigo, ¡Roman por favor! -muevo su cuerpo con desesperación mientras las lágrimas humedecen mi rostro.

No puede dejarme.

Roman no puede morir.

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora