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¿Me habían afectado las palabras de Roman? Si, sí que lo hicieron aunque no deberia, hay gente que se preocupa por mí. Aunque quizás no tanto como para tomar la deuda de otra persona y hacerla suya.

Que a él nadie le quiera no significa que a mí tampoco. Al contrario, nunca podrá comparar mi vida con la suya, entre lujo pero completamente oscura. Su propia hermana está antes de mi parte que de la suya.

Tú mismo alejas a las personas de ti Roman, no vas a hundirme en el mismo pozo de miseria.

Aparto la frente del cristal frío para mirarlo mientras conduce en dirección a mi casa. Me demostró que soy sentimental, débil, pero aquí estoy aun buscando la manera de vengarme de él. ¿Y no sería su perdición convertirse en alguien como yo?

Encontrar su lado humano seria su perdición, Roman con sentimientos, algo que nadie creería llegar a ver.

¿Cómo traer a Roman del lado oscuro a la luz? Algo debe haber quedado de aquel niño antes de la muerte de sus padres. ¿O es que siempre fue así?

Sonríe al notar que mi mirada lleva demasiado tiempo sobre el haciendo que un hoyuelo se forme sobre su mejilla. Sobre ese bello rostro que tanto engaña.

El auto se detiene pero mi mirada sigue sobre él cuando gira su rostro para mirarme. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Encontrar sus sentimientos, enamorarlo quizás? Vamos, no he enamorado a nadie en mis dieciocho años de existencia. Ni siquiera he tenido novio formal.

Pero sé que algún efecto debo tener sobre él, sino no entiendo el afán de mantenerme más tiempo a su lado.

-¿Por qué me miras tanto? -pregunta curioso.

Esto tiene tres desenlaces, que él no se dé cuenta de lo que intento, esto salga adelante y destruirlo cuando más débil esté o que lo note, se enfade por engatusarlo y matarme. Y el último que no sería tan malo, que piense que me he enamorado de él y quiera alejarse solito de tal espanto.

-Lo mucho que puedes engañar.

-¿Engañar en qué?

-Pareces un hombre serio, legal... -esto va doler decirlo. -Guapo, hasta que abres la boca y rompes el hechizo.

-Mh, ya veo, ¿estabas hechizada por mi y rompí tu corazón Mabel?

-Quizás lo hiciste, pero tú no curas heridas Roman, todo lo contrario, las provocas.

-Bueno pequeña "colibrí" -se burla sobre el apodo que Jeffrey me puso. -Dime donde te herí.

Dios, lo tengo en mi terreno, aunque sea una conversación con algo de burla el no es un completo idiota. Poco a poco Mabel, lo estás haciendo bien. Me animo a mi misma mientras tomo la mano de Roman y la poso sobre mi corazón rozando uno de mis pechos. Esto se me da mejor de lo que pensaba.

La sonrisa de Roman se ensancha cuando su rostro se acerca a mi cuello y sus labios se posan sobre este comenzando a besar mi piel con ansia. Quisiera decir que los jadeos que se escapaban entre mis labios son fingidos, pero sería mentir.

Sus besos suben por mi mandíbula hasta que sus labios se detienen sobre los míos besándolos con mas delicadeza. Tomo impulso y empujo su cuerpo de vuelta contra el asiento antes de colocar el mío sobre el suyo.

Puedo notar la sorpresa en su rostro y el desconcierto, esto es lo que busco, te tengo Roman, estos son los pocos momentos que tengo el control sobre ti.

-Así que soy guapo. -murmura sobre mis labios haciéndome reír.

Lo sabía, sabía que iba a utilizarlo en mi contra.

Russian Roulette © +18 | Libro #1| Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora