The chosen one

407 43 9
                                    

Las manos me temblaban un poco sobre mi agenda, mi lápiz se había detenido con lo que me había dicho

- ¿Y entonces Luna?

- Yo... espero que entiendan que mi vida se ha llenado de muchos eventos últimamente y tantos cambios me tienen un poco mareada

- Entendemos que estás pasando por mucho, pero si tu padre no se despierta...

- Despertará

- Pero no lo ha hecho y necesitamos una respuesta... inmediata

- Yo... necesito aire

Sin dejar que me dijeran algo más abrí la puerta de la oficina y salí, empecé a caminar primero a paso lento, pero poco a poco empecé a acelerar el paso hasta terminar corriendo hasta la puerta de la iglesia, la abrí con dificultad y el viento me pegó con fuerza en la cara, inspire profundamente y me deje caer en el suelo, no sé en qué momento empecé a llorar

Eleve la mirada al cielo

- ¿Qué te hice yo? ¿En qué te fallé Dios?

Alcancé a percibir que Dylan había llegado, se bajó con rapidez del auto y me abrazó, yo solo me deje llorar en sus brazos

- Todo estará bien Lu, ten fe

SEIS HORAS ANTES

- Papi... yo se que me estás escuchando, y se que seguramente cada esfuerzo que haces es más doloroso que el anterior... pero papi, necesito que vuelvas, por favor papito no me dejes sola

Recosté mi cabeza en las piernas de mi padre, nadie te enseñaba a orar en medio de la dificultad, había crecido escuchando mensajes en los que decían eso, pero yo sencillamente no podía hacerlo, estaba aún asombrada con Dios, yo era su hija, era una buena niña, y en menos de un mes había perdido todo, mis padres, mi mejor amigo, todo, las visitas de los distintos pastores y miembros del extranjero que vinieron al funeral de mi madre me dejaron la nevera llena, pero sabía que todo iba a empezar a escasear pronto, y también llegaron los impuestos, y yo estaba sola.

- Lu

- Hola Dy

- Hay un hombre que te está buscando

- ¿Te quedas con él?

- Claro

Me levanté con suavidad mientras Dylan tomaba mi lugar, camine despacio hasta la sala de espera, y apenas salí reconocí a un hombre que había ido a casa varias veces pero el cual papá jamás me dejó estar cuando hablaban

- Señorita Luna

- Si soy yo... lamento no saber su nombre

- Ricardo Sánchez, su padre esperó que nos conocieramos en mucho tiempo, soy el abogado de su familia

- De acuerdo

- ¿Podremos salir de la sala de espera? Necesito hablar con usted de un tema delicado

- Claro

Lo guíe hasta una cafetería cercana al hospital y tomé asiento

- Bueno... lo escucho

- Verá señorita, además de ayudar su padre con el tema de problemas que quizás tenga en su congregación, los cuales ni son muchos, ni son comunes, debo decirle que su padre y su madre dejaron todo listo para usted en caso que una situación como la que esta aconteciendo sucediera, ambos tenían diferentes opciones para cuando algo les sucediera, y quiero presentarle los planes que ellos dejaron claramente escritos y sellados para usted y su tranquilidad

CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora