En la tortura

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-¿Puedo utilizar palabras en árabe?

-No, mejor usa el diccionario, Quatre.

-A ver... es-ta-tua. –Deletreó Wufei, entusiasmado. –Van nueve puntos más.

-No es justo. –Rezongó Duo.

-Uva. –Quatre sonrió, colocando solo una pieza sobre el tablero. –Seis puntos.

-¿Por qué la v tiene tantos puntos?

-Imagino que es porque no hay muchas palabras que lleven la v.

-Depende del idioma. –Exclamó el 05. –Tu turno.

-A ver. –Duo frunció los labios, y sin pensar puso dos piezas en el teclado. –Treco.

-¿Qué diablos es treco?

-Pues... es una palabra.

-¿Existe eso? –Rió el 04.

-Ni siquiera voy a buscarlo en el diccionario. –Wufei se cruzó de brazos.

-¿Qué? –Duo frunció los labios. –Es una palabra, este maldito juego se trata de palabras.

-¡Duo! –Le renegó Relena desde lejos.

-¡Ya! Lo siento.

Una mano apareció entre el trío, justo sobre el hombro de Duo; acomodó unas cuantas piezas sobre el pulcro tablero del Scrabble justo donde estaba la inexistente palabra que había formado momento antes.

-Trece. –Exclamó el dueño de aquella mano, de rodillas en el suelo al lado del 02.

-Vaya. –Sonrió el 02. -¡Diez puntos! ¡Tráguense esa!

Quatre desvió la mirada, sintiendo un espantoso hormigueo en el estómago, pensando en a quién ascendería de puesto por haber permitido la entrada que tenía tan restringida para Trowa (cabe aclarar que la peor tortura para alguien, en el concepto de Quatre, es cargarlo de más responsabilidad en vez de despedirlo).

-Trowa. –Wufei miró al nombrado, que estaba arrodillado al lado de Duo. –No esperaba verte, ¿qué haces por aquí?

-Bueno, aquí vivo ahora. –El castaño les dirigió una sonrisa leve, pero cordial. -¿No te habían dicho?

-Algo había escuchado.

De pronto, el bullicio que había en esa mesa se tornó en un denso silencio, tan profundo que se podían escuchar los susurros de Heero y Relena al otro lado de la habitación. La oficina de Quatre normalmente era silenciosa, pero era como si la presencia del ex piloto de Heavyarms hubiese traído consigo esa sensación lúgubre... cosa de la que él mismo se dio cuenta.

-Está bien, si quieren me retiro y ya. –Exclamó Trowa, aunque si se sentía bastante extrañado de que eso pasara.

-No es por ti. –Evadió hábilmente Wufei, antes de que Duo abriera su imprudente boca. –Aun estamos algo estresados por los errores de Maxwell.

-¡Hey! ¡No me cargues el muerto! –El ojiazul se cruzó de brazos, en un alarde de poca prudencia tal como su compañero lo había previsto. –Además, también era su responsabilidad el checar que estuviesen conectados los sensores, pero, ¡NO! El señor estaba dormidito en su asiento...

-¿Dices que no puedes hacer una revisión tu solo? Te creía tonto, no inútil.

-¡¿A quién le dices inútil, pedazo de...?!

-¡Duo! –Volvió a escuchar la voz de Relena, reprendiéndolo.

Trowa sonrió al notar cómo aquél par seguía peleando como usual, haciéndolo sentir un tanto más relajado y que, si había algún problema, no era con él (iluso); dirigió la mirada verdosa hacia su mejor amigo, Quatre, con el coro de peleas de fondo. El rubio le correspondió la mirada, algo sombrío.

AtrapadosWhere stories live. Discover now