Atrapados

Entre noches cruzadas

Relena acompañó a Heero hasta su habitación, ayudándole a caminar debido a lo ebrio que se encontraba el muchacho, sintiendo el brazo pesado alrededor del cuello de ella y su aliento alcohólico sobre su mejilla; aunque pesaba apenas diez kilos más que ella, no pudo evitar el caer junto con él en la cama, boca arriba y el muchacho lastimándole.

-Ow. –Gimió la chica, con el brazo del muchacho calándole el cuello, y con la sensación de que su traje se le movería demasiado, descubriendo lugares a los que nunca debería pegarle la luz del sol. –Heero, me estás aplastando...

-No es para tanto. –Musitó él, en su pésimo estado, incorporándose con dificultad para volver a dejarse caer suavemente sobre ella. –Así si te estoy aplastando... o quizá un poco menos que eso...

La chica le miró, con un leve sonrojo en las mejillas, sintiendo sobre su pecho el peso y la piel cálida y suave del muchacho, notando su azulada mirada fija en la de ella, percibiendo su aliento alcoholizado en aquella respiración tranquila. Notó que sus labios estaban cada vez más cerca de ella, y pensó que podía detenerlo en ese momento si quería... en esta ocasión decidió no ser fuerte, y se sumió en sus labios, en un beso provocativo.

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-Relena tenía dudas acerca de Heero. –Murmuró Wufei, con la vista en el cielo. –Y quería ver si le daba un ataque de celos o algo parecido al verla conmigo. Supongo que se vio conforme con el golpe que intentó darme hace rato.

-Era más que obvio que a Heero le gusta Relena. –Hilde movió la cabeza un poco. –Así como Quatre de Trowa.

-Ustedes dos no se llevan bien, ¿verdad? Quatre y tú.

-No. No me agradan las personas que son tan egoístas.

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Duo se vio sobresaltado, algo inusual en él en esa clase de situaciones; los labios de Quatre habrían aprisionado los de él con una intensidad mezclada con dulzura, mientras lo atraía hacia su cuerpo al posesionar sus finas manos en la cadera de él. Sentía aquellas manos grandes pasar por debajo de su camisa, acariciando su piel desde su abdomen hasta sus pectorales... se estremeció intensamente al sentir los labios de Trowa en su cuello, apegándosele por la espalda, y no pudo evitar soltar un intenso gemido.

Sintió las manos de alguien (no sabía bien de quién se trataba) bajar por su vientre y acariciar su entrepierna, que en ese momento ya estaba mucho más que emocionado; los labios de Quatre bajaron por su cuello hasta su pecho, y se arrodilló frente a él para comenzar a bajar su bermuda, mientras besaba con intensidad su vientre; sintió una suave mordida en el lóbulo de su oreja, mientras una mano bajaba por su trasero en una caricia y la otra se mantenía sobre su pecho, bajo su camisa.

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-¿No tenías novio? Algo así había escuchado de Duo.

-Si tenía, pero terminó por fastidiarme con su actitud. –Sonrió con nostalgia, mientras al lado de ella dos sujetos se metían mano. –Aun no he encontrado al chico ideal.

-Táchame de loco, pero tal vez ya lo encontraste y no lo admites.

Hilde se sobresaltó, y un leve rubor apareció sobre sus mejillas.

-N-no, ¿por qué lo dices?

-Disfrutas bastante cuando estás con él, ¿no?

-Bueno, tú también disfrutas bastante el estar con Relena, y yo puedo asumir que te gusta.

-Sin embargo ella y yo teníamos un acuerdo...

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Relena pasó los brazos por el cuello de Heero, atrayéndolo contra su cuerpo, haciendo que casi todo su peso cayera encima de ella; percibió que las torpes manos del muchacho subían por su cintura desnuda en una caricia intensa hasta el pequeño nudo de su traje de baño, desatándolo con curiosa habilidad. Ella también hizo lo propio, bajando las manos por su pecho, para comenzar a desabrochar su camisa con cierta timidez; la retiró en un suave tirón, sintiendo inmediatamente el pecho cálido de él en el propio, estremeciéndola.