En las citas

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Era una hermosa madrugada, fresca, fría y húmeda por el bello mar que estaba en el patio de la casa; aun estaba oscuro, puesta a esa hora aun no salía el sol. El despertador sonó a las 5:10 de la mañana, fastidiando a los oyentes, por lo que fue callado de un sonoro manotazo.

-Oh, Quatre, es demasiado temprano. –Gimió Duo desde su cama individual, sumiéndose entre las colchas.

Sin embargo, el rubio, que había estado durmiendo en la cama de la izquierda, ya se encontraba de pie y bastante despierto, brillando con entusiasmo, con demasiada energía encima como para seguir metido en la cama, pues estaba seguro de que ese día sería maravilloso sin duda alguna... ¡Iba a salir en una cita romántica con Trowa! Debía alistarse para ello, ser perfecto.

-Es que me he decidido a preparar algo especial para Trowa, sabes que este día debe ser memorable.

-Pero tu cita es a las once. –Volvió a gemir el 02. –Bah, que importa, me duermo. Suerte. –Mientras se enrollaba en la colcha como si de un burrito se tratara, volviéndose a meter en sus sueños rojizos y negros.

Quatre, entusiasmado, salió de la habitación haciendo todo el ruido que es posible aunque sin por ello inmutar el sueño de su perezoso compañero de habitación mientras bailaba una canción en su cabeza, bailando de felicidad por todo el alfombrado pasillo, ya que no había nadie despierto para que lo mirase, si acaso Peygan pero aun así no diría nada. Entró al baño entre bailecitos y canturreando cosas como "Trowa, mi amor", desnudándose y metiéndose en una ducha caliente, prolongada y deliciosa.

-Trowa, oh, Trowa. –Susurraba cual señorita, imaginándose bailar con Trowa en la ducha. –Finalmente, tu y yo juntos...

Salió de la ducha hasta que se terminó el agua caliente, casi hecho una feliz pasita blanquecina. Se vistió con bastante cuidado, escogiendo con precaución lo que usaría ese día: camiseta color azul rey, con una camisola blanca encima, pantalón de vestir color gris oscuro y zapato tenis negros. Agitó su cabello rubio y abrió la puerta del baño... topándose de frente y muy cerca con Wufei, que tenía ropa de deporte y parecía haber sudado mucho, como si hubiese estado esperando fuera del baño durante mucho tiempo.

-¡Wufei! –Exclamó, llevándose la mano al pecho, volviendo bruscamente a la realidad. -¿Qué haces despierto tan temprano?

-Suelo salir a ejercitarme junto con Duo. –Exclamó levemente, sin inmutarse. –Además, son las siete y media de la mañana, no es tan temprano.

-¿Duo hace ejercicio?

-¿No eres su amigo?

-Bueno, no todas las cosas tienen por qué saberse, ¿no?

-No, aunque no puedes culpar a los demás por darse cuenta de tu nada sutil andanza.

-¿Eh? –Se sonrojó de repente.

-Creo que deberías hablar con Trowa, ¿sabes?

-C-claro. Hoy lo haré, creo.

-Bien, suerte. –Entrecerró la mirada. –Ya desocupaste el baño, ¿verdad?

-Sí, disculpa. –Susurró, saliendo del baño casi de forma apresurada.

Quatre prácticamente huyó hacia la cocina, perturbado al saber que Wufei sabía que le gustaba Trowa... ¿le había contado Duo? No, simplemente era demasiado obvio, y Wufei bastante discreto, por fortuna. Decidió pasar por alto todo el incómodo incidente, y comenzó a pensar en qué podría cocinar para Trowa... a él le gustaba el café, ¿cierto? Podría llevar un termo con café y unos cuantos emparedados para el almuerzo, ya más tarde lo llevaría a algún restaurante a comer, tal vez al parque de diversiones que Duo había visto en el muelle. Sonrió, complacido, casi olvidando lo de hacía un rato.

AtrapadosWhere stories live. Discover now