BETELGEUSE

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Algo extraño estaba sucediendo. Aquella mujer se veía muy sonriente a pesar de ser consciente de la tragedia que ha sucedido en Japón, es muy bien sabido que la relación china-Japón no era la mejor, pero sé que no es para estar feliz. No esa aparente felicidad.

Los días en ese lugar trascurrían como agua. No tenía noticias de Noodle y en las calles no se hacía mención alguna de desastres sucedidos en otras partes del mundo. Japón no era la única víctima del supuesto ataque. Cuanto más analizaba la situación en mi mente rondaban las palabras "bandera blanca". No había seres vivientes en el oriente del país. Solo unas cuantas quienes vagaban y por orden de Noodle no me acerque. Tengo miedo de lo que está pasando, o al menos de lo poco que se.

Duermo en una habitación pequeña, la gente que me ha recogido se ha portado sumamente amables conmigo, me dan de comer y un lugar donde dormir a cambio de ayudarle al señor de la casa con la pesca.

-he escuchado que las aguas están contaminadas hasta el tope, pero no es nada seguro, en esta vida nada es seguro- dijo aquel hombre asiático con una sonrisa, cuando hacia eso sus ojos desaparecían, no podía ver su pupila.

-¿qué más sabe del ataque?- estire la red de pescar

-nada más de lo que te ha contado mi esposa, no se sabe nada, y tampoco andes preguntando, ese tema está prohibido, se los llevan a un campo donde nunca más regresan, tampoco abuses de Hong Kong , ser ingles podría darte ciertos beneficios, pero no los suficientes como para escapar de ese lugar.

-oca- mi acompañante tomo el otro extremo de la red y ambos el mismo tiempo la hemos tirado al mar.

Por la tarde luego de tener una gran pesca, fuimos a comer a un lugar de fideos. Vaya ir a ese lugar no es lo más adecuado, no cuando en mi mente aun esta ella. Sé que no puedo hacer nada por ella, soy un inútil.

Nuestro plato estaba servido, en la mesilla de madera pegada al suelo. Comíamos presurosos y hambrientos, cargar todos esos peces era agotador y debíamos recuperar fuerzas. Pronto me dieron una ganas incansables de orinar, comer todo muy deprisa causaba ese efecto en mí, así que mientras esperábamos el siguiente plato he decidido ir al baño.

-norcoreana ha lanzado otro misil a tierras cercanas del mar de Japón, la gente está huyendo a la parte norte del país, incluso hasta Rusia, se lo merecen, por todo el daño que le hicieron a nuestro pueblo en el pasado-susurraban esas palabras detrás del establecimiento, la voces entraban por una ventanilla abierta, una de ellas era de un hombre mayor, pero increíblemente hablaba inglés. Todo se encerraba en misterio. Sin querer he chocado con un urinario, estaba increíblemente asqueroso y me había manchado el pantalón.

-¡demonios!-grite al ver la suciedad en mi pantalón, las voces al parecer se habían dado cuenta de mi presencia pues se han escuchado unos cuantos pasos después de mi estruendoso grito. Tome un puñado de papel intentando secarme, parecía estar todo orinado, con eso definitivamente se esfumaron las ganas de continuar con mis alimentos.

Regrese a la mesa junto con Xiao, mi acompañante, él masticaba un enorme pedazo de pulpo en la boca, su quijada se movía de izquierda a derecha, su creciente barba manchada con salsa tomaba el ritmo de su masticar. Mi plato aun no llegaba.

-¿qué te ha pasado?-Xiao me veía señalando la mancha de orina en mi pantalón.

-tropecé-dije sin verlo a los ojos- comete lo que he pedido, ya no tengo hambre.

-tan mal te ha ido que prefieres no comer- me señalo con uno de sus palillos, tenía esa costumbre de señalar todo lo que veía -te tomare la palabra porque son fideos deliciosos.

-saldré a dar una vuelta en lo que terminas-deje unas monedas, las suficientes para pagar m cuenta.

La curiosidad me calcomia y sin pensarlo ya estaba detrás del restaurante, justo donde las voces se encontraban minutos atrás. 

Every planet we reach is dead (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora