MEISSA

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Algunos días han pasado desde mi llegada, los tratos no han cambiado. De vez en cuando me piden salir para realizarme pruebas. Ciertamente comenzaba a aburrirme tanto que he recordado aquel idiota con el que viaje hace un par de semanas. Que pudo haberle pasado, eran parte de los cuestionamientos que me hacía. Tal vez por mi culpa murió.

-se lo merecía

-¿Quién se lo merece? -Uno de los doctores me preguntaba detrás de la puerta.

-¿podrían dejarme por lo menos con algo de privacidad?

-eres un arma recuérdalo, no tienes privacidad

-que aburridos

-tenemos que hacerte más pruebas, pero antes dame el mecho de cabello que te hemos pedido

Mi cabello no era largo, algo mal cortado. Tome unas tijeras de la estantería, entre al baño, me mire de reojo en el espejo, me sentía abrumada, solo di un gran suspiro antes de cortar un mechón y meterlo en una bolsa.

-¿Qué piensan hacer con todo esto?-le entregue la bolsa metiéndola en la rejilla de la puerta

-pronto lo veras-fue todo antes de irse

Tocaba mi vientre, comenzaba a sentirse aguado, debía hacer ejercicio, estar sentada todo el día encerrada en una habitación no era para nada favorecedor, pero que podía hacer, seguro piensan que escapare como la última vez, aunque en realidad fue mi padre quien me saco de este lugar, ahora seguro él está muerto y no se jodidos provocaron estos idiotas.

-malditos

-ohhhh preciosa ese no es vocabulario de una jovencita tan hermosa

-¿Qué se les olvido?

-nada, en particular solo venía a visitarte- esa forma de hablar tan particular no era de otro más que de él.

-Murdoc- dije en seco

-qué bueno que me recuerdas, ya sabes, fue algo fugaz lo nuestro

-no pasó nada

-pero podría, soy especialista en bajarle la chica a ese face ache- seguro mostraba una gran sonrisa al decir eso

-yo no soy la chica de nadie, al grano, ¿Qué quieres?

-¿dónde dejaste a ese pelos de estropajo?-su tono de voz cambio a uno más serio

-no lo sé

-querida-volvió a usar su tono "amable"- necesito saber dónde esta

-no lo sé- rectifique

Pude escuchar un bufido del otro lado de la puerta. Mordí mi labio inferior antes de irme a tumbar sobre la cama, volví a dar un gran suspiro. La voz de Murdoc enmudeció o tal vez solo se marchó. No era algo que me importara, ni siquiera saber cómo es que estaba allí.

Tome uno de los libros que se encontraban en mi mesita de noche, Alicia a través del espejo, daba igual solo lo leería por aburrimiento.

El fuerte rechinido de la puerta abriéndose me despertó, odiaba de verdad ese rechinido. Una figura verdosa es lo que visualizaban mis ojos somnolientos, me había quedado dormida. Lo mire fijándole la vista. De tras de él una niña de 11 años quien para verme se ha asomado de lado izquierdo del verdoso.

-¿ella es mi hermana?- pregunto con un tono muy inocente

-¿te gusta?- dijo Murdoc mirándome, esa pregunta era para mí.

-no, ¿de dónde la sacaron?

-es una copia tuya, no tan perfecta, es demasiado dulce y solo es un prototipo, necesito que sea mmmmm...-poso su dedo índice en su barbilla- más violenta, un caramelo suave no me sirve de la manera en que quiero.

-¿y yo que tengo que ver en eso?

-sencillo, tú las vas a entrenar-sonrió mostrando sus dientes afilados.

Every planet we reach is dead (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora