Estaba en la casa de Kim. Y ahora os preguntaréis, ¿Qué hace Nath en la casa de Kim? Pues resulta que cuando estábamos en el instituto se acercó a mi sitio y me preguntó si quería ir a su casa para jugar a videojuegos, y yo accedí, a pesar de no tener ni idea de eso. Quién sabe... A lo mejor después pasamos a algo más y acabamos "jugando" de otra manera...
Ahora mismo estábamos en el salón, mucho más grande y colorido que el mío, con una gran tele de plasma que al lado tenía la Play 4 de color negro. Él decidió que jugásemos a un juego de carreras de coches, creo que era algo que le gustaba bastante... Las carreras, digo. Le dije que no había jugado nunca en mi vida y se echó a reír, como flipando un poco. Entonces me enseñó rápidamente los controles, pero yo seguía sin tener ni pajotera idea. Al empezar la partida, él salió raudo y veloz y estaba dispuesto a ganar a todos los coches... Sin embargo, yo no me había movido de la salida, ya que le daba a todos los botones y el condenado coche seguía sin moverse. Se echó a reír más todavía y me dijo que para avanzar le tenía que dar a R2 y para moverme tenía que ir moviendo la "ruedecilla" que estaba a mi izquierda, más la de la derecha para ajustar la cámara. Me hice tal lío que acabé saliéndome de la pista varias veces, aunque seguía siendo bastante divertido y nos reíamos mucho.
Cuando Kim llegó por fin a la meta y terminó quedando el primero en la carrera, me dijo que me iba a enseñar. Lo raro fue cuando abrió ligeramente sus piernas e hizo un par de ligeras palmadas en sus muslos, como diciéndome que me pusiese sentado sobre sus piernas. Podía intuir más o menos por dónde iban los tiros, así que sin pensármelo dos veces, me senté sobre él, mirándole con algo de atrevimiento y haciendo una sonrisa algo pícara.
Sinceramente... ¡Tenía unas ganas tremendas de que me follara! Como dice el dicho: cuanto más grande, mejor. Y vaya si sería más grande, al lado de la suya, la de Adrien sería más pequeña que los aretes de las orejas de Marinette. Aún no se la he visto, pero obviamente se podía intuir. Y es que yo no he venido a su casa únicamente para jugar videojuegos, lo más lógico es que haya pillado la indirecta, no creo que sea tan tonto... ¿O sí?
Bueno, dejo de andarme con rodeos y vuelvo ya al tema. Como iba diciendo, me senté sobre sus musculosas piernas, acercando bastante mi culo a su entrepierna. Él me rodeó con sus brazos, para poder enseñarme a controlar el mando, cogiendo mis manos y haciéndome pulsar los botones. ¡Dioos! ¡Preferiría que estuviese "pulsando" los míos, mejor!
Esas manos tan grandes, tan calientes... ¡Se me empezaba a notar demasiado!De vez en cuando, me mordía el labio inferior con lujuria, al ver que cada vez me iba pegando más a él. Me sentía reconfortado, envuelto en ese cuerpo tan tonificado. Yo solo me dedicaba a apretar más su miembro y a hacer movimientos ligeros sobre él, a lo que parecía ir dándose cuenta de lo que pretendía.
Creo que ambos notábamos cómo se iba calentando la atmósfera... Bastante diría yo, ya que de vez en cuando, soltábamos frases con mensajes muy subliminales, demasiado subliminales y vergonzosas como para mencionarlas. Después de un largo rato "enseñándome", empezó a besarme el cuello, lo que me hizo soltar un gemido algo provocativo, ya que no me lo esperaba para nada. Después de eso, me dijo:
-Nathan, he estado aguantando por mucho tiempo, pero no puedo seguir así. Creo que sabes a lo que me refiero...
¿Nathan? Vaya... Nadie me había llamado así nunca, solo mi madre en pocas ocasiones, casi incontables. La verdad, es algo que me sorprendió bastante, fue como que me quería llamar de una manera distinta al resto, que pareciese algo especial, o al menos eso creo yo. O puede que ni siquiera sepa exactamente cómo me llamo ni qué apodos tengo... De todos modos, sea cual sea, me da igual. Lo único que me importaba era "probar" ese "dulce" suyo en todos los sentidos.
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Un gran capricho(ESTÁ SIENDO EDITADA)
FanfictionAdrien se sentía destrozado después de que un día su lady lo rechazara de una manera horrible y sin tacto. Necesitaba sacar ese sufrimiento de su corazón, olvidarse de todo. Y solo había alguien idóneo para eso, una persona a la que no le importara...