Aún no es hora de la despedida

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La vida empezó a dejar de tener sentido para aquel chico. Resulta de dejó de amar a la persona que más le gustaba por haberse enamorado de alguien que supuestamente le hacia la vida imposible por... Un capricho suyo. Nada más que era un capricho que utilizó para sentirse aliviado un tiempo y luego acabar saliendo con esa persona que antes quería, quedándose sin ninguno de los que amaba. Ahora su corazón estaba vacío y destrozado, por haber sido traicionado, nuevamente y encima haberlo presenciado en directo. Su mente no paraba de pensar en lo solo y desdichado que iba a acabar, después de todo lo que había sufrido y encima ahora sufría más.

Fue corriendo, y lleno de lágrimas hasta un hotel, siendo ese hotel tan peculiar, en el que precisamente, al entrar sin que los guardas de la puerta lo viesen y llegar a una terraza, con una piscina, en la parte más arriba del todo, se hallase una rubia que andaba tomando el Sol y se quedó pasmada cuando lo vio, entrando y situándose en el bordillo.

Al parecer, el pelirrojo no vio a esa chica y sí, estaba dispuesto a suicidarse porque ya había sufrido demasiado todo este tiempo y no quería seguir sufriendo mucho más en adelante, ya que tratándose de Adrien, es lo que iba a pasar. Pensó que esta era la única manera de que el rubio lo dejase en paz para siempre y dejase de hacerle daño. Respiró profundamente y lentamente, puso un pie hacia delante para lanzarse de lleno en el asfalto.

Ya sentía que la muerte estaba cerca y que ella sería la única capaz de aliviar su dolor. Pronto todo lo conocido y tanto los buenos como los malos recuerdos serían olvidados.

Antes de tirarse dijo en voz baja:

-Hasta siempre, Adrien.

Pero, por desgracia para el pelirrojo, en el momento en el que iba a saltar, unos brazos rodearon su cintura, tirando hacia atrás e impidiendo su caída.

-DÉJAME MORIR!-Dijo gritando, sin mirar atrás y llorando aún más, mientras hacía resistencia para soltarse.

-NO! SI VAS A MORIR, POR LO MENOS QUE NO SEA EN LA TERRAZA DE MI HOTEL, IDIOTA!

-C-Chloe?-giró su cabeza hacia donde estaba la chica.

-QUIÉN IBA A SER SI NO? TE RECUERDO QUE ESTÁS EN MI HOTEL!-Dijo, con sus típicos gritos, pero se notaba que era porque estaba asustada por su compañero.

-Ah...-Dijo secándose las lágrimas- Lo siento... No me había fijado... No te preocupes, me iré a otro lugar...-ya iba a hacer la acción de irse, pero fue detenido al ser sujetado del brazo por la rubia.

-Antes de que te vayas... Por lo menos cuéntame el motivo por el que tantas ganas tienes de suicidarte.

-Y a tí qué te importa mi vida? Si total, no significo nada para nadie.

-Ya te estás haciendo el emo de nuevo? Anda, siéntate en esa hamaca de ahí.

Nath hizo caso y le contó hasta el último detalle de todo lo que le había pasado con Adrien.

-Vaya... Pues si que es grave tu caso... Ahora entiendo todo.

-ME HA HECHO SER UN MALDITO MASOQUISTA Y ME HA DEJADO CICATRICES POR CASI TODA MI PIEL! YO CREO QUE ES MUCHO MÁS QUE GRAVE!-Dijo, histérico, mientras continuaba llorando.

-Lo primero, cálmate y lo segundo... Deja de llorar, que me estás poniendo de los nervios-dijo, aguantándose las ganas de ponerse a dar voces.

El pelirrojo hizo caso y se secó las lágrimas.

-Toma un pañuelo-se lo ofreció con un tono despectivo.

-Gracias...-Lo coge y empieza a sonar la nariz.

Un gran capricho(ESTÁ SIENDO EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora