Capitulo 8 - Dos días libre. Iba por más.

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Capitulo 8 

Dos días libre. Iba por más.

Yo había pasado parte de la mañana con Héctor, el chico del sonido que había conocido antes, porque Sean tenía cosas que hacer y no las podía hacer conmigo detrás de su espalda en todo momento. Pero cuando Sean llegó, el chico se fue, y después de parar de reírme por algo que había dicho Héctor, miré a Sean a los ojos por primera vez ese día después de lo que había pasado la noche anterior.

—¿Y bien? —le pregunté.

—Bueno, agotamos las entradas de mi próximo concierto y...

—¡Felicidades! —lo interrumpí. Debía de estar alegre por él, porque me había ayudado y lo iba a seguir haciendo. Al menos eso era lo que yo mantenía en mi cabeza.

—... Y necesito tu pasaporte, porque nos vamos en avión.

La sonrisa abandonó mi rostro cuando la realidad me golpeó. —¿Pasaporte?

—¿Si?

—Es que no tengo —le dije totalmente seria.

—¿No... tienes? ¿Y entonces cómo viajas? —me preguntó.

Yo nublé las cejas y crucé los brazos. —Recuerda que hace cuatro años no salía de un depósito. No tengo seguro médico, o cedula, o licencia de conducir, o pasaporte. A los quince años, no sales de tu casa con pasaporte —le respondí ladeando la cabeza.

Él se quedó callado, y entonces me di cuenta de que hasta ahí había llegado todo

—Gracias por al menos llevarme a otra ciudad, ahora yo puedo averiguármelas sola para encontrar a mis padres.

—Para con eso —me dijo, y miró a su alrededor—. Vamos a tratar de subirte a ese avión pero vamos a buscar nuestro equipaje —dicho eso, agarró mi mano, y cuando sentí el contacto de su mano cálida con la mía tuve que soltarlo, porque mi mente se llenó con la imagen de nosotros anoche, durmiendo abrazados, y despertarse en la mañana y darse cuenta que en realidad eso había pasado, era abrumador.

—Cuando acabe con la gira, me darán tres meses para pensar en renovar contrato o no, ¿Qué crees que haré? —me preguntó.

—No lo sé, ¿descansar? —Probé.

—Firmar de nuevo, o casarme, o solo retirarme. —Se respondió asimismo.

—Bueno, no sé cómo funciona tu mente. —Le comenté, tratando de dar por terminado la conversación.

—¿Tu qué quieres? —me preguntó de repente. Yo estaba buscando mis cosas que había guardado en su equipaje.

Me detuve a pensar que quería, y la verdad era que en ese momento no estaba segura de lo que quería en el futuro. Solo tenía una sola meta: volver a casa.

—No sé, terminar la escuela. O por ahora, solo quiero algo que ponerme, porque no tengo más —le dije siendo honesta.

—Entonces voy a traerte algo para ponerte —me dijo, levantándose y yéndose.

Después de un rato de comer de las sobras que yo había dejado del desayuno en la habitación, me dispuse a cepillar mis dientes frente al espejo del baño y después escuché que alguien había entrado a la habitación, pero no hice caso.

—¿Sky? —preguntó Sean, le iba a responder si no tuviese el cepillo en la boca. Pero no me dio la oportunidad tampoco, me llamó mas veces—: ¿Sky?, ¡¿Sky?!

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