Al otro día, Sean no había hablado nada de lo ocurrido conmigo, y el día pasaba increíblemente rápido. Me hacía sentir invisible casi todo el tiempo. Yo quería que él me enfrentara, que me dijera lo que pensaba de mí en mi cara y me dijera como ya no le gustaba más.
¿Por qué me dejaba en silencio?, ¿Que no sabe el que el silencio duele más?
Y para hacerlo peor, ahora llamaba más mi atención, como si me encantase todo de él, su ropa o su cabello luciendo hermoso. Estaba en todas partes, iba a backstage, iba al escenario, hablaba con los del sonido, con los de la luz, se detenía y hablaba con Daisy, y Jhon, pero ni siquiera me miraba, o me decía algo, y eso era exactamente lo que me hizo sentir así todo ese día... como una vida sin sentido más, a quien nadie esperaba excepto mi captor.
Me senté en la zona VIP mirando como todo se movía tan rápido, sin ni siquiera llevarme rápido igual, sino dejándome en un espacio de tiempo, el cual iba muy lento y me hacía sentir en una burbuja. Una burbuja a la que nadie le importaba.
Ya estaba de tarde, casi de noche, el último concierto de Sean empezaría en cuestión de media hora, y eso significa que quedaba menos tiempo para que Sean digiera algo sobre lo de ayer. Habían chicas llegando y yendo a Backstage para tomarse fotos con él, eventualmente esas chicas fueron llegando y todas se iban sentando alrededor de mí. Me iba a ir a cualquier lugar hasta que oscureciera por completo y nadie me pudiera ver bien, porque ya me sentía incomoda ahí.
—Oye, ¿No eres tú la que salió en las fotos con Sean? —me preguntó una chica halándome del hombro para que me volteara y le diera el frente.
—Dios mío, ¡Sí! ¡Eres tú! —chilló otra.
Yo miré aturdida como un grupo de seis chicas de pronto me rodearon, eso nunca me hubiese pasado en el colegio, que yo recuerde no tenía tantas amigas.
—Yo en realidad... —balbuceé, poniendo mi cabello corto detrás de la oreja.
—¿Eres su novia?
—¡Pues claro, no ves que lo parece!
—Disculpa pero si no estuviéramos aquí, donde hay tanta seguridad, hace ratito te hubiese golpeado justo en la cara por robártelo zorra.
—¡Anna! —dijeron algunas de ellas a coro.
—Lo siento, pero ¿Te das cuenta lo suertuda que eres? —me dijo ahora sonriendo. Supongo que todo había sido una broma.
—¿Pero si quiera hablas? —me preguntó otra tocando mi hombro.
—Es que nosotras no la dejamos hablar, cierren la boca, creo que hasta la asustamos.
—Chicas... —dije cuando todas se callaron para que hablara—, debo irme —dije mirando alrededor.
—¿No nos responderás si son novios, o al menos cuanto años tienes?
—Diecinueve —le respondí—. Y Sean y yo solo somos amigos.
Una de ellas se rio. —Sí, claro. —Su tono sarcástico.
—No seas grosera Lilian. —dijo otra. Yo miré por encima de sus hombros en busca de alguien del equipo que yo conociera, quizás a Héctor, y no encontré a nadie. Pero gracias a Dios, cuando Sean salió al escenario, todas dejaron de mirarme y se fueron a gritar desde la barra.
Yo suspiré aliviada.
○
Era un mar de personas.
Las luces incandescentes del escenario casi me cegaban y estaba quedando sorda por los gritos a mí alrededor. En medio del gran tumulto de personas, algunas muy histéricas, otras inclusive llorando, y los que estaban muy tranquilos observando, pero todos de pie mirando al escenario.
Pensé en lo que me dijo la chica: «¿Tienes idea de lo suertuda que eres?» a lo que agregué: «Sé que todos los que están aquí darían lo que fuera por conocer a Sean, y pasar tiempo con él, como yo hice todos estos días, supongo... supongo que tengo suerte» concluí, y una sonrisa curvo mis labios, de momento alcé mis brazos y voceé las letras de las canciones que para mí vergüenza, aun no me sabia. También trate de moverme al son de la música, traté de ser una chica normal, una más de las que estaban allí.
Todo iba bien, pero en una de las pausas un hombre vestido de negro con la palabra Staff en letras blancas adelante se acercó a mí. —Ven al backstage —gritó sobre la música de fondo en mi oído.
—Pero por qué no podría estar aquí afuera —me quejé.
—No sé, cosa de Sean.
—¿Cuándo se lo dijo? ¿Y por qué no me lo dijo él? —le pregunté.
—Está ocupado. —Sonrió con ironía—, ¿No se nota?
Después de que me escoltó a backstage, caminé enojada hacia el camerino, y me quedé allí dentro indignada de cómo no me dejaban ir a ver su último concierto.
Miré mi cara en el gran espejo, y pequeños escenas de lo que pasó la noche en que conocí a Sean volvieron a mi mente, y me hicieron recorrer todo lo que habíamos vivido en estos seis días juntos. Y en lo maravilloso que es, y aunque todo ahora estaba perdido y yo ya no tenía una prioridad ni a donde ir, estaba sonriendo.
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Protégeme
Romansa"-Necesito que me protejas. " Skyler huye de su pasado y está desesperada por regresar a casa con sus padres. Pero no es tan fácil para ella, su captor la persigue sin dar tregua. Ella necesita a un protector... y Sean, parece ser el per...