Capitulo 33: ¿Cual es exactamente la decisión correcta?

7.5K 562 41
                                    


Capitulo 33: ¿Cual es exactamente la decisión correcta?


Después de que se marchó Sean, entré a casa. Mi mamá y yo cenamos juntas, y cuando acabamos con la cena, fregué los platos. Al terminar me paré en medio de la cocina y la miré.

—Aun no entiendo por qué lo hiciste.

—¿El qué?

—Por qué le dijiste a Sean que no me buscara.

—¿Él te dijo eso?

—¿Lo vas a negar? —le pregunté—. He visto como lo miras, es como que no quisieses saber de él.

—Le di tu mano Sky.

—Mamá. —Suspiré—. Admítelo. He visto como lo has, prácticamente, botado de aquí al llegar del Tribunal. Eso no fue educado de tu parte.

—Bueno, está tarde. —Señaló hacia afuera.

—Son solo las seis, él podría haberse quedado a cenar. —le comenté, sonreí al recordar algo—. Me dijo una vez que le gustaba él sazón que el dinero no podría comprar, yo le prometí que tú le cocinarías cuando volviera a casa.

—Otro día será. —Junto las manos sonriendo, sus ojos grises me miraban tristes.

—Él no es malo.

Mi mamá suspiró y se limpió las manos con el paño de la cocina. —Te hizo llorar, ¿te acuerdas?, mucho, estabas muy mal Skyler.

—Tuviste la culpa de eso, de alguna forma. —Le recordé, quizás estaba equivocada, no quería recordar eso de todas formas, porque era una herida que aún no sanaba por completo—. Le dijiste que se alejara de mí, sin razón que valga la pena, ¡Por Dios!

—¿Por qué un artista, Skyler?, de todos los hombres de los cuales te podrías haber enamorado, ¿por qué él?

—¡Yo no elegí de quien me iba a enamorar! —le protesté—. Yo no me enamoré de una «estrella», fue de alguien que me cuidó y ayudó. ¿No habías dicho antes que estabas feliz porque no conseguí un novio metalero?

—¡Oh vamos! —Se oyó sarcástica.

—Oh. —Me quedé en silencio, moviéndome fuera de la cocina. —¿En serio piensas así?

—Skyler. —Me detuvo—. Eres mi hija, no quiero perderte de nuevo. Entiéndelo. No quiero que te vayas de la casa.

—¡Tengo diecinueve!

—¡Eres muy joven!

—¡Pero dijiste que sí!, ¡dijiste que sí!

—¡Pero no quiero que te vayas! —Comenzó a llorar—. Quiero recuperar el tiempo perdido con mi hija. Solo somos tú y yo, tu padre nos engañó a las dos. Nos traicionó. ¡Si tú te vas, me quedare sola en esta casa!

—Entonces véndela. Compra una pequeña.

Ella empezó a llorar más. Mi corazón se encrespó y después de todos esos gritos todo se quedó en silencio. ¿Temía quedarse sola de verdad? La abracé, y por primera vez traté de entender a alguien más que no fuera a mí misma.

—Tendré que testificar en el juicio de tu padre —dijo en mi hombro—. Voy a decir cómo me amenazo para que no contactáramos a la estrella que aparecía con nuestra hija en el periódico.

—¿Por qué no lo hiciste a escondidas? —le cuestioné en voz baja.

—Era más difícil de lo que piensas —respondió también en voz baja—. Mucho más difícil. Y entonces tú aparecías en periódicos y revistas, mi hija se estaba haciendo famosa y nadie sabía exactamente nada real sobre ella. —Miro hacia el piso—. Traté de seguir tus pasos en la Internet para tratar de defenderte de cualquier persona que dijera cosas hirientes sobre ti, sin conocerte en lo absoluto.

ProtégemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora