Por cierto, soy Eddie, Eddie Kaspbrak.

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Narro shio *posa sensual*:

Annie comenzó a pintar su bicicleta como le gustaba.

 - Hola pequeña. - dijo Víctor entrando al garaje - ¿estás haciendo eso sin Belch y sin mi? Qué mala... - bromeó

 - Me haces daño con tus acciones pequeña. - Belch se tocó donde estaba el corazón dramáticamente.

- ¿Cómo sabíais que estaba aquí? - sonrió ella

- Te conocemos pequeña, sabíamos que hoy tu hermano querría traer a sus amigos. - comenzó Víctor.

 - y que tu madre querría que tu te fueses de casa con algún amigo. Así que tu te cabrearías. - Le siguiño Belch

- Y vendrías aquí a terminar tu bicicleta. - Terminó Víctor, luego cogieron cada uno una brocha y entre los tres pintaron la bicicleta.

Cogieron algunos ventiladores y entre los tres secaron la pintura. Era de secado rápido, por lo que fue bien.

Luego, Annie se puso a dibujarle los detalles dorados por toda la bicicleta con mucho cuidado, no tardó mucho, y de nuevo, la secaron.

Le pusieron un líquido raro que era para que la bicicleta no se moje y se vaya la pintura.

Uno parecido al que había usado Bill para que el barco de Georgie no se mojase y flotase, como la parafina, pero distinto, para bicis.

(Espacio para llorar a gusto antes de seguir el capítulo)

Bien, como iba diciendo. Desconectaron los ventiladores.

- Belch. Tenemos que irnos. Quedamos con Patrick y Henry en 5 minutos. - avisó Víctor, mirando su reloj.

 - ¡Ay! A veces esos dos no usan el cerebro. - suspiró el mayor, sabiendo lo que ocurriría seguramente - Vamos, a mi coche. Adiós pequeña. - le dio un abrazo de oso a la chica.

 - Adiós pequeña princesita. - Víctor le besó la mejilla y la abrazó.

- No soy ni princesa ni pequeña. - Annie algo fastidiada por el mote de princesita, el de pequeña en realidad no le importaba,

 - Para nosotros eres nuestra princesita, y eres mas pequeña en edad y estatura que nosotros. - Sonrió Víctor, saliendo del garaje.

 - Así que hasta que nos saques 1 cabeza el mote seguirá siendo ese. - Belch arrancó y se fueron.

La "pequeña princesita" decidió cambiarse e ir hacia la casa de Ben.

Pero cuando llegó y preguntó a la madre de este dónde había podido ir su nuevo amigo, le dijo que había ido a la biblioteca.

Y como Annie lo conocía, cuando iba a la biblioteca era porque necesitaba su "momento de paz", como el lo llamaba. Ella, en su caso propio, lo llamaba " desintoxicación necesaria".

Se metían en algún lugar solitario por una o dos horas al día para relajarse a solas y sin nadie que los molestase.

Pasando por una calle vio un edificio de pisos, y a Beverly en la escalera de incendios, que era usada por los niños para salir mas rápido cuando querían irse a jugar.

Esta, al verla, bajó corriendo y se acercó a ella.

 - ¡Hola! - sonrió la peliroja alegre.

 - Hola. - saludó alegremente Annie de vuelta. - Ya que estamos juntas. ¿Vamos a algún lugar? - propuso

 - ¿Qué te parece ir a los Barrens? ¿O al puente de los enamorados? - Beverly hizo morritos graciosos.

La perdedora (Stan Uris)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora