La perdedora (Stan Uris)

Me llamo Richie Tozier preciosa.

Narra la zezy escritora:

Annie explotó el globo con una aguja. Y se acercó a Eddie.

 - Eddie, vete con tus amigos. Sé feliz. Y no le digas a nadie quien soy en verdad. Por favor. - Le pidió Annie, mientras comenzaba a pasar su cuerpo por la ventana, agarrando la mano de su rubio amigo (Victor), agarrando por un segundo su collar, a su vez Eddie iba hacia la puerta para marcharse - Por cierto Eddie. Me llamo Annie. Annie Denbrough. Melliza menor de Billy. Pero shh... - Y bajó por el canalón con Víctor.

Belch estaba junto a Henry en el coche. En cuanto Annie y Victor se montaron, Belch arrancó.

Fueron a las alcantarillas, donde habían ido la última vez que lo vieron, Annie estaba desesperada. No quería perder a nadie más, y no le importó ensuciarse. Aunque le avergonzase decirlo en voz alta, quería mucho a esos cuatro maleantes chicos.

Al llegar bajaron del coche y corrió hacia el lugar al que dijeron que lo habían enviado. Por instinto se metió en la alcantarilla la primera, corriendo entre las aguas negras (básicamente, meado y mierda), vio de nuevo al payaso y le empujó contra la pared de la alcantarilla.

- ¡¿QUE LE HAS HECHO?! - gritó alarmada, enfadada.

 - ¿Yo? - respondió el payaso, sacándose una fibra de músculo de entre los dientes - Digamos que está muy bueno, y no en el sentido que dicen las chicas...

Annie comenzó a golpear al payaso, era una alucinación, pero se quería desquitar.

Cogió un palo de hierro y se lo clavó en la cabeza. Y luego unas tijeras de podar que a saber como habían llegado allí y se las incó en el pecho, el payaso, deformado y herido, se fue.

Pennywise no sabía por que no la había atacado en ese momento, simplemente no pudo hacerle daño. Ella tenía una especie de halo protector o que se yo que hacía que el payaso no pudiese dañarla por algún motivo extraño.

Mientras, con Annie...

Annie vio entonces los restos de el que anteriormente había sido su amigo, y cayó al agua, lloró y gritó, no por miedo, sino por tristeza.

No podía ser, había perdido a otra persona a la que ella quería.

Gracias a los gritos y sollozos, Belch, Victor y Henry encontraron el camino hacia donde ella se encontraba.

- ¡¿Que pasa pequeña?! - llegó Victor alarmado por los gritos de la joven, un tanto agitado por haber corrido.

La chica solo señaló los restos de Patrick a un metro de ella.

 - Oh no... - Belch cerró los ojos, evitando ver demasiado, y abrazó a Victor, el más sensible de los cuatro que se encontraban ahí, los cuatro que al menos seguían vivos.

 - Vamos Annie. Tenemos que salir de aquí, este lugar... no me da buena espina - Henry la abrazó tras sentir un escalofrío, él también se lamentaba por la muerte de su amigo, pero ahora quería salir de allí cuanto antes. Si Patrick había muerto, y de esa forma tan dolorosa, ahí, él no quería quedarse a averiguar quién o qué fue lo que lo mató.

Annie, lejos de querer irse, forcejeó, irse para ella significaba aceptar que el había muerto, y no quería creérselo. No quería aceptarlo.

Pero, sin embargo, la realidad la sobrepasó y se desmayó en brazos de Henry.

Este, sin dejar que caiga más al agua, la cogió en brazos, como la princesita que era para el y sus amigos, y salieron de allí, subieron al coche de Belch, y decidieron llevarla a casa de Henry.