Aquella mirada, que me estaba pidiendo una explicación, tan bonita como siempre, me reconforta y me hace sentirme querido y en paz conmigo mismo. Su bonito pelo moreno hasta la cintura le tapa un ojo de la cara, el que se quita de un manotazo. Ella estuvo ahí siempre y yo la dejé a un lado por todo lo sucedido, por tener en mi cabeza solo a Samanta y nada más.
-¿Edén?- enarca la ceja.
- El mismo- digo con una sonrisa triunfante. –Llegó el chico de los ojos bonitos.
Ella entre carcajadas se acerca con rapidez hasta donde estoy y me rodea entre sus flacos brazos.
-¿Dónde has estado durante tanto tiempo? Llamé a tu casa muchas veces y nadie me respondía, a tu móvil y solo saltaba el contestador.
Le quiero explicar todo lo que ha sido mi vida durante este largo periodo de tiempo pero ahora mismo lo único que se me apetece es sentarme es el sofá y descansar junto a una buena amiga. Charlar de cualquier cosa que no sea Samanta y lo que arrastra eso ¡Mierda, solo pensar en ella me recuerda que está comprometida con otro tío!
-Te contaré cada detalle pero ahora mismo no me encuentro con fuerzas- miro hacia la puerta para que me dé permiso para entrar.-¿Puedo?
-Claro, entra.
La casa de Lilly estaba tal y como la dejó hace dos años, nada había cambiado. El mismo sofá, el mismo inmueble, las mismas lámparas... Todo igual. En mi cabeza van pasando cada acontecimiento que he pasado con ella, cada vez que me presentaba en su casa sin avisar para desahogarme o evitar cualquiera de mis problemas. Siempre fue una buena amiga.
-Lilly, lo siento por no preocuparme por ti todo este tiempo- me sincero.
-Estaba enfadada contigo pero al verte...Te ha tenido que pasar algo muy malo para estar en estas condiciones. Edén, no pareces tú.
Ella necesita una explicación pero yo no tengo fuerzas ahora mismo para describir como me siento y tampoco el por qué de estar en la mierda. Yo mismo sé que no soy el mismo, físicamente estoy lamentable y personalmente voy cuesta abajo y sin frenos.
-Me encerraron en un centro para personas con problemas psicológicos.
-¿Qué?- su boca se abre formando una o.
-Sí, bueno...Me volví más loco de lo que estaba. El que me enamorara de Samanta empeoró mucho las cosas. No quiero decir que ella tuviese la culpa ni mucho menos pero...
Ella pensativa se levanta del sofá y se acerca al mueble que tanto conocemos los dos perfectamente. Allí guarda las mejores botellas de ron y tequila, esto solo significa una cosa.
-Va a ser una conversación larga y necesitamos un par de copas-dice entre risas.
-Sí, yo necesito una inmediatamente.
-Eres un alcohólico.
-¿Sabes lo difícil que es estar dos años sin beber una gota de alcohol?
Me da el vaso de tubo con mi bebida y se vuelve a sentar en el mismo lugar en el que estaba.
-Dios... ¿Dos años encerrado allí? Oye, ¿puedes beber alcohol con la medicación?
-Sí, además solo pienso tomarme una.
Ella asiente y espera que le cuente todos los detalles de mi vida pasada. Que raro suena decirlo... "mi vida pasada". Es como si hubiese vuelto a nacer.