Capitulo 17.
Jayden ha vuelto a la vida de Samanta, un jodido punto más que complica todo. Ya tenía suficiente con la puñetera boda, ahora también vuelve otro ex a su vida, esa persona a la que tuve que enfrentarme para conseguir a esa niñata consentida << ¡Mierda, la estoy tratando como un trofeo y no como una persona!>> Muchas veces pienso si realmente estoy enamorado de Samanta o es una simple cabezonería. No, seguro que no, estoy enamorado de ella aún.
Por un momento pensé en quedarme para seguir discutiendo sobre el compromiso y lo que supone "prometerle amor eterno" a una persona, pero eso significaba volver al tema principal: perder a la mujer de mi vida. Por dicho motivo me encuentro solo, fuera de casa y sin donde ir. Las calles están oscuras y asoladas, como mi interior. La brisa alborota mi cabello pero ese es el menor de mis problemas en estos instantes, estoy sin coche y voy sin rumbo. Ir a mi piso es una buena idea, allí podría descansar, no tendría por qué cuidar a Samanta, está bien acompañada por sus amiguitos. Los odios. Los odios a todos. A pesar del cariño que le tengo a Mirella, desde mi entrada en el psiquiátrico nuestra amistad ha cambiado. Incluso hablamos solo para discutir, y nuestra mala relación es otro punto en contra ya que su novio es mi mejor amigo ¡Joder, todo son problemas! Necesito descansar.
El camino hasta el piso se me hace breve, al menos el aire fresco calma mi sangre caliente, la que se aglomera, haciendo mis venas hincharse. Al llegar me tomo mi pastilla, eso me ayuda a relajarme. Sigo dependiendo de esta mierda aún, pero es necesario. En el sofá, sigo mirando el móvil y observo que tengo otro mensaje más de ella.
Ya tienes mi número, ahora déjame en paz.
Esa chica es un desastre, pero uno con precioso con ojos verdes y felinos.
October, no te desharás de mí tan fácilmente.
Tengo que volver a verla, de una forma u otro necesito tener una sola cita para que caiga rendida a mí. No será una tarea fácil, ese genio hay que saber llevarlo.
Estás cruzando la línea, esto es acoso.
Al leer el mensaje sonrío pícaramente. Su forma de pensar y los principios adquiridos me recuerdan mucho a mi carácter. Es difícil de domar, y aunque a mí eso no me gusta, algo en ella me hace resignarme ante la idea de dejarla ir ¡A mí, Edén Stark, de nuevo una chica me atrapa hasta el punto de consentirle esa cabezonería!
Si no quieres hablar conmigo o piensas que esto es acoso, bloquéame. Solo te diré una cosa más: acabarás tan loca por mí que serás tú quien me busque algún día.
Tras mandar el mensaje, a pocos minutos me percato de que la gran testaruda me elimina de su red social. Sin embargo, sé que tiene cierto interés en mí, si no fuese así me hubiese bloqueado, así no podría contactar con ella. No vuelvo a insistir, prefiero dejar la conversación tal cual está e ir a la habitación para conciliar el sueño y dejar paso a un nuevo día.
Al levantarme miro el móvil y en él tengo un mensaje de mi padre y una llamada perdida de Samanta. La sangre se me congela al pensar que ha podido pasarle algo al dejarla sola en casa con esos dos. Devuelvo la llamada y me relajo al escuchar su voz soñolienta.
-¿Sí?
Esa voz... Aunque me divirtiera con October y ese "tira y afloja" me pusiera muy cachondo, Samanta siempre será quien me erice la piel.
-Mierda, estás bien...-suelto tras un largo suspiro.-Creía que te había pasado algo, tengo una puta llamada tuya a las seis de la mañana.
Ella carraspea su garganta, supongo que por la sequedad de la noche.
