Capitulo 19

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Samanta.

-Samanta, te casarás con Carlos y no se habla más-sentencia mi padre de forma cortante.

El ambiente se siente cargado de energía negativa, toda aquella que desprendemos nosotros dos.

-¿Me estás obligando a casarme?-digo con la mano sobre mi pecho y el careto a cuadros por sentirme obligada a algo que no quiero.

-Tú quisiste casarte con ese chico-contesta mientras me señala con el dedo acusador.

La situación por momentos empeora. Me siento una muñeca a la que todo el mundo puede manejar a su antojo. Primero fue Edén, mareándome la cabeza y el corazón, y ahora mi padre, quien exige mi casamiento cuando no estoy segura de ello.

-Las cosas cambian y más ahora-escupo cruzándome de brazos.- ¡No puedes llegar a entender como me siento!

Hace un amago de sorpresa a la vez que su ira aumenta.

-¡No puedo entenderte, Samanta!-grita y me obligo a no echarme atrás ante mi opinión.-Vas a volver con un hombre que te lastima y te daña ¡No quiero eso para mi hija!

Quiero entender a mi padre y comprender su protección pero no estoy dispuesta a vivir una vida irreal, la que no quiero para mí. No intento decir que quiero volver con Edén, no estoy tampoco segura de querer eso, solo necesito un tiempo para mí, sin nadie. Desde que salí de mi relación tormentosa con mi hermanastro no dejé espacio, al poco tiempo me aferré a Carlos como un salvavidas para no ahogarme en tanto dolor y soledad.

-¡¿Pero quién coño dice que voy a volver con Edén?! ¡Nadie!-alzo la voz para ponerme a su altura. -¡Quiero estar sola, sin preocuparme de bodas, hijos, ataduras...! ¿No puedes entenderlo?

Se lleva su mano a las sienes y las aprieta con fuerza.

-Vas a casarte, está todo listo-disminuye su voz.-Tendrás casi un mes más para prepararlo todo y verás cómo después te alegrarás de haber contraído matrimonio con alguien como Carlos.

Él lo decide y así se hará, mi padre no se dará por vencido. Su ímpetu por alejarme de Edén es bastante extremo y conseguirá que me case con Carlos quiera o no. Realmente no es que no quiera casarme, solo no estoy segura. Mi cabeza solo piensa en el divorcio. Sinceramente solo puedo verme en el altar con Edén y no llego a entender por qué.

-Vuelvo a repetírtelo: no puedes obligarme.

Lo miro desafiante, él trata de intimidarme con su mirada pero al día de hoy pocas personas pueden hacerlo. He sufrido, aguantado y llorado tanto que ni siquiera sé si tengo sentimientos.

-Eres mi hija, harás lo que yo te ordene-reprende pero ya más calmado.

Con el fin de no debatir más y entrar de nuevo en una riña, ignoro su comentario y salgo por la puerta de la habitación. Fuera escucho a mi padre resoplar y dejar su cuerpo caer en la cama. En cierta parte me da pena la situación. Quisiera agradar a todo el mundo, hacer lo correcto, pero no puedo, mis sentimientos están por encima de cualquier persona. Giro la cabeza para volver a mirar a mi padre para después alejarme y bajar a la planta inferior. Allí se encuentra Natalia esperando respuestas.

-¿Estás bien, querida?-pregunta cuando se acerca a mi posición.

La madre de Edén siempre ha sido una buena persona, se preocupa por mí e intenta no influir en las decisiones de cada persona. Sin embargo, está de parte de mi padre.

-Sí, estoy bien-miento.

Me dirijo a la mesa donde se encuentra mi bolso y mando un mensaje al grupo de Whatsapp que tenemos Jayden, Mirella y yo.

Volverás a ser mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora