Capitulo 32

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Entrada en la banda.

Zac se había informado de que había un grupo de tíos que se encargaban de delinquir de una manera majestuosa. Nunca les habían pillado en un atraco o en alguna fechoría que habían hecho. Por alguna razón quería formar parte de esa banda.

Después de todo lo que había vivido en mi vida quería adentrarme en ese tipo de mundo, tenía la necesidad de desfogarme de alguna manera, y aquella era la perfecta.

- ¿Estás seguro de lo que vamos hacer?-me preguntaba, buscando una repuesta contraria a la que le iba a decir.

- Sí, tío.

Su cara me marcaba que no quería meterse en aquellas mierdas, pero yo lo iba a convencer para que le pareciese buena idea.

- Stark, entiendo que estés pasando por una mala época pero... no creo que esta sea una buena manera de evitar tus problemas.

Zac sabía que no estaba conforme con la nueva pareja de mi madre, además de haber vivido toda mi vida un sufrimiento por culpa del hijo de puta de mi padre. A eso le añadía que mi enfermedad me traía más de un disgusto.

- Yo no evito mis problemas, solo quiero pasármelo bien-mentí.

- ¿Robando?-pregunta, oponiéndose a mis deseos.

Mi amigo al no escuchar respuesta, se mantuvo callado durante todo el camino, hasta que llegamos al punto intermedio donde quedamos con aquellos tipos.

Llevábamos en mano un par de caretas, ya que una de las normas de la banda era no saber las entidades del grupo. Cuando llegamos a un descampado donde no había absolutamente nadie, a lo lejos se encontraban un par de tipos, los que llevaban en mano un par de pipas.

- Yo paso de esta mierda, me piro-dijo Zac asustado al ver como se las gastaban aquellos.

- No podemos echarnos atrás, pensaran que somos unos capullos- le contesté con los brazos cruzados.

Nos mirábamos, sabiendo que nos estábamos adentrando en la boca de lobo, y juntos poco a poco fuimos aproximándonos a la posición de aquellos enmascarados, no sin antes calzarnos las mascaras para que no pudiesen vernos el rostro.

Al estar frente a ellos, vimos como uno tenía cubierta la cara con una careta de payaso, otro de alien, y el que estaba entre ambos de diablo.

El silencio se prolongó más de lo que me hubiese gustado. Ellos permanecían esperando algo de nosotros y nosotros algo de ellos.

- Bien...No voy a preguntaros nada referido a vuestra intimidad porque no me interesa una jodida mierda-comienzó a decir el de mascara de diablo. –Yo soy el diablo, podéis llamarme así. Soy el puto jefe de esta banda, es decir, trabajareis para mis cojones.

Tener que estar bajo las órdenes de ese idiota no me hacía ni pizca de gracia, pero si quería estar en la banda tendría que joderme.

- A mí me suelen llamar el tigre-le hice saber.

- ¿El tigre?-dice casi riéndose en mi cara. – ¿Te gusta arañar?-dijo, mofándose en mi cara, cosa que no me provocó ni una puñetera risa, en cambio a sus bufones les hizo muchísima.

- Sí, le llaman así porque es bastante rápido-comentó Zac en un hilo de voz. –Además es como un puto felino, trepa arboles y muros con facilidad.

Desde mi infancia he sido una persona bastante ágil. No me había supuesto un esfuerzo escalar un muro, por muy alto que sea, o un árbol. Incluso había llegado a adentrarme a casas con grandes cancelas sin llamar la atención.

Volverás a ser mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora