Treinta días sin noticias de él. Al hacerle elegir entre su trabajo y yo, su decisión era y había sido muy clara desde el principio.
De seguro, ahora estaba muy contento criando a su hijo y a pleno teniendo sexo como siempre.
Yo, por otro lado, había estado tan deprimida que de seguro mi anemia había vuelto.
En dos semanas era mi graduación y debía mejorar mi aspecto para cuando mis padres me volvieran a ver.
"Ahora duele, pero ya sanará en unas semanas" me dijo Ellie al enterarse de lo sucedido con Sean.
Habían pasado cuatro malditas semanas y esto no parecía estar mejorando en lo absoluto.
De cualquier forma, jamás hubiese sido capaz de estar con alguien que no me fuera exclusivo.
*
La alarma comenzó a sonar y cubrí mi rostro con un cojín, como si eso fuera a hacer que se detuviera o que sonara menos fuerte. Al cabo de unos segundos, la apagué y gruñí.
Apenas podía abrir mis ojos de lo mucho que me ardian -consecuencia de haber llorado todo el día de ayer.
No podía asistir así a la universidad. Había intentado contenerme y lucir feliz, ya que mi graduación ya estaba a un paso, pero hoy no podía mentir, no me sentía apta como para hacerlo.
Cogí mis cobijas y cubrí mi rostro con ellas, permitiéndome dormir lo que restara del día.
11:35 divisé en mi reloj al oír el timbre del departamento sonar. Era Ellie, y seguro aparecía para regañarme por no haber asistido hoy.
Hice oídos sordos y volví a cerrar los ojos, pero el timbre sonó una vez más.
Salí de mi cama con gran pereza y, casi por orientación y con mis ojos semi-cerrados, me dirigí hacia la puerta y la abrí.
-¿Qué quieres? -le pregunté.
-Hablar -su gruesa voz hizo que mis ojos ahora se abrieran de par en par, y cerré la puerta en su rostro.
-Mierda -susurré.
Un mes después, y Sean se dignaba a volver a aparecer.
<<¡Y es que no te conformas con nada!>> me recriminó mi conciencia.
Corrí hacia el espejo más cercano y me observé; me encontraba hecha un asco.
Mojé mi rostro para despertarme y peiné mi cabello en un desordenado rodete. Aún me encontraba en mi pijama, pero él ya me había visto así antes.
Volví hacia la puerta y solo la abrí un poco, lo suficiente como para observarlo.
-¿Qué haces aquí? -pregunté en un inaudible susurro.
-Sólo quería hablar, eso es todo -a él tampoco lo notaba en su mejor versión.
-Creí que las cosas habían quedado más que claras.
<<Cállate y déjale pasar>> me dijo mi subconsciente.
-Las cosas no son como las imaginas, Katelyn -que me llamara por mi nombre completo había sonado frío - y tampoco tengo ningún hijo -comencé a abrir la puerta de a poco.
-Estaba en medio de una cálida siesta, tienes cinco minutos -ahora abrí la puerta por completo y él se adentró.
-No tengo ningún hijo, y Lena sí es una antigua clienta pero no mía. Cuando comencé a trabajar, me hice amigo de un tipo que era quien le brindaba los servicios a Lena y algunas veces la había visto a ella, pero de repente él desapareció de un día al otro y tampoco volví a verla a ella. Pensé que podrían haberse fugado juntos, pero ahora veo que no y que la embarazó. Ella solo está buscándolo por el bien del niño -suspiré.
-Entonces, ¿no tienes ningún hijo? -él negó -. ¿Y porqué te petrificaste al verla?
-Pues, ¿cómo pretendías que reaccionara al verla, y además con un niño?
-En ese caso, siento haber reaccionado como reaccioné. Malinterpreté por completo la situación y... -no podía decirle que mis celos se habían apoderado de mi -, lo siento -Sean sonrió, pero mi cuerpo sintió algo agridulce, como si algo no estuviera bien.
No lo estaba, porque no había vuelto con Sean, solo le había pedido disculpas.
-Quise darte tu tiempo. Sabía lo exhausta que estarías con los exámenes finales y quería que pensaras lo que sucedió aquel día.
<<Oh, y sí que lo había pensado...>>
Su cuerpo comenzó a acercarse al mío, pero lo detuve.
-Siento mucho lo sucedido, debí permitir que me explicaras, pero también tuve tiempo para pensar que no quiero más problemas o disturbios, y que será mejor si cada uno sigue su camino -Sean me observó confundido.
Debía acabar con todo ahora que tenía la oportunidad, o esto sería una tortura constante.
-No comprendo...
-Que no podemos seguir viéndonos -declaré y su respiración comenzó a agitarse.
-Te di un mes para que lo pensaras, pero no para que lo hicieras demasiado.
Quería reír ante aquello, quería abrazarlo y jamás soltarlo, pero debía mantener la compostura.
-Créeme, es lo mejor para ambos -él comenzó a negar y cogió su cabeza con ambas manos.
-Renunciaré a mi trabajo, lo prometo -lo observé con ternura y sonreí.
-No sé trata de eso, por favor no lo hagas más difícil -le pedí y sus ojos comenzaron a humedecerse. Debía hacer que se marchara antes de caer a sus pies, como siempre lo hacía -. Vete Sean -le dije ahora, seria -. Necesito que te marches -evité observarlo a los ojos y no alcé mi vista hasta no oír la puerta cerrarse.
Corrí hacia mi cama y me arrojé sobre ella pesadamente, echándome a llorar.
No servía que Sean me prometiera que dejaría su trabajo, eso no solucionaba mis inquietudes. Él vivía con una adicción, una adicción por el sexo con muchas mujeres, y eso no se quitaba de un día al otro. De hecho, no estaba segura de que alguna vez se lograra.
Como dice el dicho "infiel una vez, infiel siempre", solo que notando las claras diferencias...
"Trabajador sexual una vez, trabajador sexual siempre".
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Sólo Tú [ST #1] ✔️©
RomanceEsta no es una típica historia de amor donde la chica tiene su primera relación íntima con el amor de su vida. En realidad, lo es, pero no en el tiempo y lugar correcto. Katelyn Robstraw, de 23 años de edad, decide darle fin a su virginidad tras hab...