-Mierda... mierda -se puso de pie con gran velocidad y comenzó a observar a su alrededor -. ¿Y si son tus padres? Debes esconderte -me susurró y me señaló el tocador.
-Si no contestas, pueden pensar que estás durmiendo -le dije y eso lo calmó un poco, pero esa persona volvió a golpear la puerta y Sean me dio esa mirada asesina -. Bien, me ocultaré -susurré y me escondí donde él me había pedido, sin cerrar la puerta por completo para observar lo que estaba sucediendo.
Sean abrió la puerta de la habitación y noté su calma inmediata.
-Hola... ¿qué haces aquí? -preguntó él.
-Lo siento... ¿Dormías? -era la voz de Elena.
No sé porqué se había calmado; ella era una mayor amenaza que mis padres. A ella y a Merie si debíamos tenerlas controladas.
-Casi, estaba en ello -le contestó y pude divisar como ella se encontraba inspeccionando su cuerpo desnudo, sólo en boxer.
Quise salir de mi escondite y que me viera, que se sorprendiera al ver que alguien como yo estaba con alguien como Sean, pero yo no debía demostrarle nada a nadie; entonces, permanecí en mi lugar.
-¿Necesitas algo? -volvió a preguntarle.
-Me gustaría hablar contigo... -ella comenzó a adentrarse y él a desesperarse.
-No creo que sea un buen momento...
-Serán dos minutos, lo prometo -emitió ella y tomó asiento en su cama. Ahora podía verla. Él bufó y la observó.
-Te oigo -le dijo él y ella sonrió.
-No muerdo, puedes acercarte a mi -él negó.
-No, gracias. Estoy algo agotado, así que te pediré que seas breve, por favor -sonreí.
La cortesía ante todo, para no decirle 'vete a la mierda'
-Es sobre Kate -emitió ella y sonreí, furiosa.
No podía creer que estuviera haciendo esto. Elena y Merie siempre habían sido las mujeres ganadoras, en cuanto a hombres, de la familia. Por otro lado, yo era la mujer nerd de la familia.
-¿Qué sucede con ella? -le preguntó él, intentando sonar de lo más interesado.
-Estoy algo preocupada por ella. Sé que son amigos y, siendo sincera, tu eres muy guapo. Ella jamás ha tenido novio y temo que pueda malinterpretar las cosas contigo por obvias razones -ella le dio una estúpida razón.
-Pues, gracias por el halago pero no creo que ella esté malinterpretando nada conmigo -Elena se puso de pie y cogió sus manos.
-Créeme Sean. La conozco y estoy segura de que eso sucederá -él sonrió -. ¿Qué sucede?
-¿Crees conocerla tanto como para creer que eso sucederá? -ella asintió, segura.
-Entonces... espero que sea como tu digas, porque estoy locamente enamorado de ella -mi mandíbula casi cae al suelo, al igual que la de ella.
-¿Cómo dices? -le preguntó ella casi en un susurro, sorprendida.
-Ella es tan inteligente y dulce, muy diferente a cualquier mujer que haya conocido. Es encantadora, y espero que lo que digas sea cierto -él bostezó -. Ahora, si me disculpas, me gustaría dormir si me lo permites -ella asintió, aún anonadada, y se dirigió hacia la puerta.
-Pues... -susurró Elena - estaré para ti en caso de que necesites algo -Sean le dio una falsa sonrisa y le cerró la puerta en su cara.
Al acercarse a mí, abrió la puerta por completo y me dio una pequeña sonrisa.
-Sin interrupciones -me dijo con una sonrisa seductora.
-No te das cuenta, ¿verdad? -le pregunté y su sonrisa se borró de inmediato.
-¿Ahora qué he hecho?
-Es la segunda vez que me defiendes ante mis primas. Sí, oí todo la primera vez. Le quitas importancia como si no fuera la gran cosa, pero lo es para mí. Nunca nadie me ha defendido, siempre he tenido que hacerlo por mi misma -él rió.
-Recuerdo cuando golpeaste a Roy en sus partes por haber levantado tu falda -asentí.
-Y luego acabé en detención... pero ese no es el punto. Jamás nadie me había defendido como lo haces tú, y me parece encantador -sonrió.
-Sólo he hecho lo que tenía que hacer -rodé su cuello con mis brazos y negué.
-No tenías que hacerlo, decidiste hacerlo -me acerqué a sus labios y los besé. Lo empujé sobre la cama y me monté sobre él.
-Supongo que te defenderé más seguido -bromeó y reí.
Me desvestí rápidamente, quedando en ropa interior, y volví sobre él.
-Soy tuyo. Puedes hacer lo que quieras conmigo -me susurró.
Al decir aquello, me acerqué a su pubis y comencé a besarlo. Luego me acerqué a sus pezones y los besé. Cogí su cuello y levanté su rostro. Comencé a besarlo y sellé un suave beso sobre sus labios.
Me dirigí hacia sus boxers y lo quité.
-El condón se encuentra en el bolsillo izquierdo de mi pantalón -comentó algo agitado ante la excitación.
-No quiero usar protección, quiero sentirte por completo dentro de mí. Aún tomo la píldora... -Sean asintió y me quité mi ropa interior -. Quiero que te encuentres arriba -él tragó saliva y eso hizo.
-Hoy estás muy mandona -bromeó y reí. Lo observé y besé sus labios.
-Recuerda que debemos ser silenciosos -le susurré.
-Haré lo posible -emitió y me penetró.
-¡Oh...! -gemí y él cubrió mi boca.
-Sh... -me calló y volvió a penetrarme con fuerza. Clavé mis uñas en su espalda y besó mis labios. Volvió a embestirme, una y otra vez.
-Mierda... -susurré, ahora.
Sean masajeó mi clítoris y continuó penetrándome a gran velocidad.
-Estoy a punto -me susurró él.
Sus embestidas se hicieron más y más rápidas hasta que llegó al orgasmo y salió de dentro mío.
Nuestras agitadas respiraciones se mezclaron en aquella silenciosa habitación y me acerqué a él para besar sus labios.
-Eso fue increíble -dijo él.
-Sí, pero me gusta más gritar el placer -él rió.
-También a mi -me rodeó con sus brazos -. Te encontraba muy interesante en la preparatoria. Por supuesto, lo nuestro no hubiera funcionado. Es decir, lo mío con nadie, pero estaba algo interesado en tí.
-¿En verdad? -pregunté y sonreí.
-Sí, eras la clásica muchacha que podría haber tenido a quien quisiera y aún así estabas tan enfocada en tus libros que nunca notaste que existía un mundo fuera de tu burbuja.
-Sí lo notaba. De hecho, estaba al tanto de muchas cosas que sucedían, pero no quería acabar siendo como las demás. Es como si ellas regalaran su cuerpo por popularidad, y ese no era mi estilo -Sean besó mi cabeza.
-Y me alegra que no lo hayas hecho.
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Sólo Tú [ST #1] ✔️©
RomantikEsta no es una típica historia de amor donde la chica tiene su primera relación íntima con el amor de su vida. En realidad, lo es, pero no en el tiempo y lugar correcto. Katelyn Robstraw, de 23 años de edad, decide darle fin a su virginidad tras hab...