-Cuatro años después-
-Kate, ya vete -me dijo Keira, la jefa de cardio -. Descansa, has trabajado por treinta y seis horas sin parar.
-Sí, estoy algo agotada, de hecho. Envíale mis saludos a Laura -quien era su hija- y dile que pronto la visitaré -ella asintió y me dirigí hacia la habitación donde se encontraban mis pertenencias y comencé a vestir mi ropa normal -¿Puedo pasar? -lo observé y suspiré.
-Ya estás dentro -emití.
-¿Pensabas marcharte sin despedirte? -besó mi hombro y bufé.
-Darren, necesito irme a mi casa y dormir.
-¿Ni siquiera cinco minutos? -me preguntó con una sonrisa.
-Dije que no -emití de mala gana.
-Bien. ¿Ya has preparado el discurso
para esta tarde? -negué.-No debo hacerlo. Sólo les compartiré mi conocimiento y les enseñaré a hacer la técnica de resucitación cardio pulmonar.
-¿Porqué lo haces? ¿No preferirías estar trabajando aquí, salvando vidas? -sonreí y asentí.
-Me encantaría, pero Keira no puede y me ha pedido a mí que lo haga. Tienes suerte de trabajar en neonatología, tu jefe es increíble -Darren asintió.
-Tal vez, luego de aquel evento, puedas venir a mi casa y... -lo interrumpí.
-Tu y yo sólo hemos tenido sexo aquí, y así será. Fui muy clara desde el principio; no seremos nada, sólo sexo laboral. ¿Comprendido?
-Por supuesto. Oh, recuerda llamar a Ellie, se volverá loca si no ves a Sasha.
-Aún no me creo que haya conocido a su príncipe azul y haya tenido una hija. Ella es preciosa -sonreí al recordar su risa.
-Ella lo merece, es una increíble persona -suspiré.
-Así es, lo es -cogí mis cosas y volteé a verlo -. Nos vemos mañana por la noche -me despedí y me marché.
Al llegar a mi casa, me di una relajante ducha luego de un largo día y caí rendida sobre mi cama. Mentiría si dijera que no me dormí al hacerlo.
*
Mi alarma comenzó a sonar a las 3 p.m. y la apagué con completa pereza. Había dormido por nueve horas. Me puse de pie y cogí lo que vestiría. No debía ser nada demasiado formal ya que era una charla que habían organizado en un instituto, pero no podía aparecer en pijama por mucho que deseara.
Cogí un jean, unas botas y un sweater gris, y una playera blanca.Antes de salir, me preparé un desayuno nutritivo y me dirigí hacia mi destino.
Al llegar, me encontré con un estorbo de alumnos que iban de un lado hacia otro. Supuse que aún debían estar en el receso. Busqué el rostro de algún adulto que pudiera darme alguna indicación y, al hacerlo, me acerqué.
-Lo siento, ¿podría decirme donde se encuentra la oficina de la directora? -le pregunté. Ella volteó y no me dio su mejor cara.
-¿Quién eres? -me preguntó y me enderecé para contestar:
-Soy Katelyn Robstraw, doctora de cardio. ¿Me serás de ayuda o no? -ahora, ella estaba algo avergonzada.
-Sigue el pasillo hacia el fondo y, al girar a la izquierda, es la puerta del fondo -asentí.
-Gracias -dije fríamente y me marché hacia la indicación que me dio, que esperaba que lo hubiese hecho bien.
Al llegar a la oficina de la directora, me encontré con una señora de unos sesenta años que me observó con una sonrisa de inmediato.
-¿Eres la doctora Robstraw? -me preguntó y asentí -. Un gusto conocerte y gracias por haber venido.
-¿Cómo ha sabido que era yo? -pregunté ahora yo con una sonrisa. Aquella señora ya me caía bien.
-Tienes la elegancia de una doctora -emitió -. El evento comenzará en cinco minutos. Hablarás frente a todos con un micrófono y explicarás lo que tu ya sabes mejor que yo. Luego, los alumnos o profesores podrán hacerte preguntas y, antes de finalizar, podrás mostrar la técnica -me explicó y asentí.
Al dirigirme hacia el escenario, me entregaron el micrófono y esperé a que la directora me presentara.
-Como ya se les ha informado -comenzó a hablar ella -, a continuación se encontrará frente a ustedes una doctora de cardio de alto prestigio que les contará la importancia de saber ciertas técnicas. Ahora sí, denle un fuerte aplauso a la doctora Robstraw.
A causa de la luz, no podía ver a los alumnos. Tal vez, a ellos les servía al actuar para no verse desconcertados o algo por el estilo, pero ésta estaba ensegueciéndome.
Me presenté ante ellos, les di una introducción sobre lo que les hablaría y, al finalizar, las preguntas no tardaron en aparecer.
<<Este es el tipo de público que me gusta>> pensé y sonreí.
-Sí, dime -le dije al alumno que se encontraba en las penumbras de la oscuridad, a punto de hacerme una pregunta.
-Hace algunas semanas mi padre sufrió un infarto de corazón y me gustaría ayudarle a prevenirlo. ¿Qué puedo hacer?
-¿Acaso tu padre permanece muchas horas sentado por distintos motivos? -le pregunté.
-Sí.
-Esa es una de las principales causas de infartos. El sedentarismo ocasiona muchas consecuencias. Podrías incentivarlo para hacer más actividad física, intenta que coma más sano, nada de bebidas alcohólicas o fumar. De a poco, con eso debería ayudar. Mantener al cuerpo sano evitará muchos problemas.
-Gracias -le di una sonrisa, que no se dirigía hacia ninguna dirección en específico porque no podía ver nada, y la próxima persona apareció.
-¿Que debería hacer si tengo palpitaciones, ritmo cardíaco anormal, deseo...? -lo detuve.
Deseo sexual.
-No -dije simplemente. Estaba impactada. No podía verlo, pero sabía que era él. No sólo reconocía su voz, si no que recordaba nuestra conversación (Capítulo 5). ¿Qué hacía él aquí?-. No puedo contestar eso, debería consultarlo con un médico ya que podrían ser muchas causas -intenté zafarme de la situación.
Hubo algunas otras preguntas, hasta que finalmente llegó la hora de mostrar la técnica.
-¿A quién le gustaría acompañarme y ayudar a realizar la técnica de resucitación cardio pulmonar, más conocida como RCP? -unos pocos segundos después, oí los pasos en los pequeños escalones y pude verlo con claridad.
Maldición.
-¿Cómo es tu nombre? -me atreví a preguntarle y sonrió.
-Sean, soy el profesor de literatura -dijo.
Ahora que podía verlo más cerca, podía notar que había dejado crecer un poco su barba pero seguía viéndose igual... igual de bien.
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Sólo Tú [ST #1] ✔️©
RomansaEsta no es una típica historia de amor donde la chica tiene su primera relación íntima con el amor de su vida. En realidad, lo es, pero no en el tiempo y lugar correcto. Katelyn Robstraw, de 23 años de edad, decide darle fin a su virginidad tras hab...