Capítulo 22

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Luego de aquella ducha individual, ya casi era hora de la cena.

Al bajar a la sala de estar, me encontré ya con toda mi familia allí y todos besuqueándome el rostro.

-También te extrañé, tía Paddy -le dije para que se apartara de mi rostro.

-Tu novio es muy guapo. Apuesto a que tienen muy buen sexo -me susurró aquello último y no pude evitar incomodarme. Le di una falsa sonrisa y me marché en busca de Sean.

Mi familia era así; completamente diferente a cualquiera que alguna vez hayan conocido.

Al encontrarlo, mis primas gemelas se encontraban sentadas a sus lados, intimidándolo.

-¿Y cómo la has conocido? -le preguntó Elena -. Katelyn jamás ha estado con un hombre, hablo de sexo.

<<¡Maldita perra!>>pensé.

-Dudo que haya dado su primer beso -Merie tampoco me ayudó demasiado.

<<¡Maldita perra x2!>>

-Pues, puede que no haya besado o estado con ningún muchacho, pero ahora es médica y ella será la encargada de salvarles la vida si algo les sucede -Sean se puso de pie -. Les recomiendo que la traten bien -él caminó hacia mi -. Hola -me sonrió.

¿Por qué me había defendido así delante de mis primas? Aquello había sido encantador...

-¿Cómo estuvo tu baño? Apuesto a que me extrañaste -sonreí.

-Un poco... ¿Mi familia está tratándote bien? -le pregunté y asintió.

-Son encantadores -mintió. Estaba conteniendo mis ganas de besarlo; quería defender a mi familia cuando yo los conocía mejor que él, como si quisiera engañarme.

-He estado buscando mi celular por todos lados y no logro encontrarlo -emití.

-Yo te ayudo -dijo él y comenzó a buscar por todos lados, cada vez apartándonos más de mi familia. En cuanto se adentró a una habitación vacía, que resultaba ser la sala de juegos, lo cogí de su playera y posé mis labios sobre los suyos.

-¿Qué hay de tu celular? -me preguntó.

-Era una mentira, debía besarte de alguna forma -él sonrió.

-Podrías habérmelo dicho a mi. Hubiese aparecido con una mejor mentira -reí y volví a unir nuestros labios.

Sean me cogió del trasero y me levantó del suelo, dejándome sobre la mesa de billar. Sus besos se dirigieron hacia mi mandíbula y luego a mi cuello, para finalmente volver a mis labios.

-Hazlo ahora -le susurré, en cuanto nuestros labios se separaron.

Sean bajó su pantalón y su bóxer pero, de repente, alguien golpeó la puerta.

-¿Kate? ¿Estás ahí? -era mi madre.

-Haz como si estuviéramos jugando -le susurré y mejoré un poco mi aspecto con la ayuda de mis manos -. ¡Sí, pasa! -le grité a mi madre y se adentró.

-Oh, hola Sean. La cena ya está preparada, los veo allí -nos informó mi madre con una sonrisa y se marchó.

Él acomodó su miembro y reí.

-Luego de la cena -le recordé y nos marchamos hacia el comedor.

Al llegar, tomamos asiento y la gran conversación comenzó. Era un milagro si una persona podía hablar y todos los demás oían. En mi familia, todos hablaban y nadie oía, pero hoy era la excepción. Todos parecían estar interesados en el tema principal; ahora, todos preguntaban y todos oían.

Sólo Tú [ST #1] ✔️©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora