Capitulo 17

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- ¿Como está? ---inquiero---

- Bien, ---responde sentándose junto a mi en el sofá--- se ha quedado dormido. ---informa---

Asiento, desde aquella conversación con su madre, el niño había estado callado y cabizbajo.

- ¿Y tú como estás?

Ella me mira unos segundos antes de contestar.

- Bien, un poco enojada con ella ---admite---

Asiento y la observo en silencio. No consigo decir nada, incluso con aquella expresión de enfado en su rostro, se ve excesivamente bella, tierna y delicadamente fuerte.

- Deja de hacer eso, me pones nerviosa. ---me riñe---

Sonrío.

- Lo siento.

Ella niega con la cabeza.

- No, no lo sientes ---afirma---

Me rio, tiene razón, no lo hago.

- Sabes que es lo que sucede... que tu cara me suena, tú te me haces conocida ---digo observandola con curiosidad---

Ella entrecierra los ojos.

- ¿De donde? ---pregunta---

Me acerco más a ella y la miro directo a los ojos.

- No lo sé... ah, si, claro. Ya lo recuerdo ---hago una pausa--- Te pareces a mi futura esposa.

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Una semana después.

- ¿Un día difícil?

Levanto la vista para mirar a Sebastián a los ojos. Difícil no sería precisamente la palabra que usaría para definir tanto este día como los anteriores.

- Si, bastante. ---admito---

Él se sienta a mi lado.

- Aunque quisieramos, no nos he posible ayudarlos a todo ---dice intentando hacerme sentir mejor---

Asiento. Siento mucha tristeza en mi interior.

- Lo sé, pero es difícil ver partir a un paciente, sobre todo, ver a sus familiares verlos partir.

La muerte de Ricardo, un hombre joven de treinta y cinco años, al cual trate durante tres semanas después de sufrir un accidente que le causó un traumatismo cerebral y que ocasionó su muerte el día de hoy, en presencia de su pequeña hija de once años. No me ha sentado nada bien, sé por lo que ha tenido que pasar la pequeña, lo he vivido en carne propia.

- Lo es, pero nosotros hacemos lo que podemos.

Todo va a estar bien, lo sabes, ¿no?

Asiento nuevamente, aunque ahora me resulta difícil, sé que así será.

- Lo sé ---respondo con una leve sonrisa---

Él no dice nada más. Me da una palmada en el hombro antes de levantarse, y se aleja. Me pongo en pie y camino hasta llegar a mi consultorio.

Horas después llego al consultorio de Marcelo y llamo a la puerta.

- Adelante ---lo escucho decir y entro---

Él levanta la vista del ordenador, me mira unos segundos y baja la vista a su reloj de mano.

- Tu turno finalizó hace hora y media, ¿que haces aquí todavía? ---inquiere---

Amor Real (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora