Capitulo 37

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Llega el invierno y con el la navidad, en nuestro cuarto mes de relación Mairena y yo pasamos las fecha más importantes de esta temporada juntos, la cena de acción de gracias en casa de Marcelo estuvo llena de risas, diversión, aunque la nostalgia también hizo acto de presencia, Guillermo aunque no lo mencionó echó de menos a su padre, Mairena a su madre; aunque su orgullo no la dejaba decirlo en voz alta, yo echaba de menos a mi madre, Marcelo a su esposa y Camila... bueno, ella estaba feliz de que sus padres viajaran para pasar navidad junto a ella en España.

El fin de año también fue un día bastante especial, en esta ocasión Esperanza nos hizo compañía y Mairena y Antonio parecían bastante contentos ante la inesperada presencia de su progenitora. Las risas incrementaron, de repente el enorme comedor ya no parecía tan grande con todos los asientos ocupados.
Fue un día bastante increible.

- Te ves bastante contento ---digo mientras observo como sus ojos azules brillan---

Él sonríe y se sienta a mi lado en el sofá.

- Si, ha sido un gran día.

Sonrío ante su entusiasmo. Al parecer el primer día de clases lo ha dejado muy contento.

- ¿Quieres compartir algo conmigo?

- ¿Recuerdas a Miguel?

Miguel, Miguel, repito en mi mente intentando dar con un rostro. No lo consigo, así que niego con la cabeza.

- ¿Debería hacerlo?

Él se encoge de hombros.

- Tal vez. Es el niño del que te hablé meses atrás, el que viene de México y era el blanco de burlas en el salón de clases.

Inmediatamente recuerdo aquella conversación. La analogía con las corridas de toro.

- ¿Que pasó con él? ¿siguen molestandolo?

Antonio asiente afirmativamente y luego niega con la cabeza. Espero que hable y me explique

- Al parecer sus padres han decidido quedarse aquí en España un tiempo más. Mis compañeros nuevamente se burlaron de él e incluso intentaron pegarle, intentaron. ---recalca la palabra--- En esta ocasión no permití que lo hicieran y les advertí que si seguían metiéndose con él me iría de lengua con la rectora. ---finaliza con una pizca de orgullo en su voz--- 

Sonrío y le alboroto el cabello.

- Eso estuvo muy bien, pequeño Tarzan. Me siento muy orgulloso de ti.

Él sonríe ampliamente.

- Yo también, me sentí muy bien conmigo mismo. Gracias por aquel consejo, tío.

- De nada.

Él sonríe y se pone en pie.

- Voy a hacer mis deberes, tengo entrenamiento en pocas horas.

Sale de la sala de estar y sube las escaleras, aunque no lo veo lo sé por el sonido de sus pisadas en los escalones.
Sonrío, es un gran niño y será un gran hombre cuando crezca.

Los minutos pasan y Mairena aún no llega, aquello me resulta extraño, dijo que hablaría con Esperanza por celular y ya vendría. Me pongo de pie y abandono la sala de estar, camino por el pasillo hasta llegar a la sala principal, inmediatamente la veo sentada en el sofá con la cabeza entre sus manos y sus codos apoyados en las rodillas. Me acerco con premura y me pongo en cuclillas frente a ella.

- ¿Estás bien? ---pregunto con preocupación---

Ella me mira y el estomago se me retuerce al ver que tiene los ojos inundados en lagrimas. Aquello me da una idea de la conversación que ha sostenido con su madre.

Amor Real (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora