||Narración normal||
El beso terminó cuando el aire hizo falta y se miraron a los ojos, violeta y naranja chocaban entre si, en ese momento Alaude tomó consciencia de sus actos, por lo que asustado bajó y apartó a Usami de él.
Confundido, el conde se sentía curioso por aquello y al querer pedir explicaciones que le hicieran comprender las acciones de Alaude, este miraba al suelo mientras cubría su boca y su cara era completamente roja, estaba demasiado distraído con su pena que no prestó atención a la mirada confundida del menor.
¿Alaude?-. El ojivioleta le tomó de la mano y lo llevó al despacho de aquella mansión, entraron pero el cocinero estaba inseguro, sentía que lo insultarían por hacer aquello.- No temas, no estoy molesto, porque te diste cuenta ¿verdad? Yo correspondí ese beso.
Usami yo... N-no sé que me pasó, de repente, yo no.. perdón-. Las palabras no salían de Alaude, temía a tantas cosas en ese momento, en especial a tener que alejarse de Usami, que su mente no coordinaba para hablar con coherencia.
De pronto se escuchó un un golpe doble, el conde con ambas manos golpeo las mejillas del chef, quien se quedo callado porque las manos de este acunaron su rostro con dulzura y llamó por su nombre al ojivioleta confundido, este suspiró antes de hablar.
Te estoy diciendo que no estoy molesto, yo correspondí hasta que nos falto el aire ¿Bien? Aunque me tomaste por sorpresa, no esperaba que fueras a besarme, fue inesperado, pues creí que no se entendería que me interesas, mas aún, tampoco creí que podrías corresponder, porque lo haces ¿No?-. Ahora el conde era quien tenía las dudas y temores, había prometido ser sincero y directo cuando encontrase el amor nuevamente, pero nada aseguraba que fuese correspondido.
Usami lentamente fue alejando sus manos del rostro ajeno, pero unas se posaron sobre las suyas, haciendo que se quedara en ese sitio.
...Y-yo, lo hago...-. Aún si Alaude murmuro con voz baja aquello, el ojivioleta logró escucharlo y sintió alivio gracias a ello.- A d-decir verdad, sentía que no sería correspondido ya que hablabas mucho de ella... cuando entraste a este sitio y lloraste parecía que no olvidabas lo que sentías, parecía que tendría que competir contra su recuerdo si quería tu atención... pero ni siquiera me planteé la idea de intentarlo, me interesaste desde que llevabamos año y medio de entrenamiento aún así no pensaba hacer algo.
¿Hace tanto?... ¿Entonces pasaste el resto del entrenamiento y la última semana interesado en mí?-. El ojinaranja asintió queriendo que la tierra se lo comiera y terminara con su pena, pero la sonrisa del ojivioleta terminó con ello antes.- Ya veo, yo me sentí atraído en el último año, pero me quise hacer a la idea de que era algo pasajero, que tal vez era a causa del divorcio con Kalani... pero no fue así... mi interés es genuino, ella no tiene nada que ver, a pesar de que tenía pensamientos que me recordaban a esos días de romance, no lo imaginaba con ella, sino contigo... No sé si me explico, jamás fui bueno con expresar mis sentimientos, lo hago de manera confusa... Fue un milagro que Kalani pudiese comprenderlo en su momento, pero ahora quiero que tu entiendas algo y es que te quiero ¿Esta bien?
Alaude se quedó sin palabras en ese momento, miraba atónito a Usami, quien le mantuvo la mirada por un momento y luego la desvío al suelo apenado, pero estaba expectante a lo que podrían decirle, más no hubo palabras, solo una simple acción que expresaba mucho: un fuerte abrazo.
Yo me enamoré de ti Usami, no sé como, pero lo hice... y hace un tiempo... yo... bueno, de hecho, ambos nos besamos durante un largo rato cuando bebimos por mis progresos durante el entrenamiento... ¡Perdón por ello! ¡Quise decirtelo pero no quería que me alejases de ti!-. El abrazo se rompió cuando Alaude confesó aquello que guardaba desde ese día, se había arrodillado para pedir perdón, lo que dejó confundido por un momento a Usami y este después se rió un poco.- ¿Usami?
Levantate por favor... en cuanto a lo que dices, ya lo sabía, solo que me resulto tan confuso que quise fingir que jamás pasó-. El conde se sonrojo al recordar aquellos besos que fueron el inicio de su confusión respecto al chef.- Como no hiciste mención de ello creí que fuiste quien no recordaba nada, así que culpé al alcohol por ello ¿Desde ahí ya te gustaba acaso?
Poco antes de ello, ya tenía sentimientos por ti, pero creí que solo eran de gustar, nada romántico-. Mientras decía aquello se fue poniendo de pie, se mantuvo callado luego de ello, al igual que Usami, quien ya no sabía que decir.- ...Entonces... ¿y-yo debo preguntarte si quieres ser mi novio o algo así?
He de suponer, la verdad no entiendo muy bien como debes declarartele a otro chico, porque dudo que deba hacerse como mis padres me contaron que iniciaron su relación-. El menor recordó cuando le preguntó a sus padres sobre su relación y Sebastián le contó la odisea de cortejar a Ciel.- Entonces Alaude ¿Te gustaría salir conmigo?
Por supuesto... Que pena, iba a preguntarte yo primero, pero esta bien-. Una pequeña risa brotó de los labios de Usami mientras se sentía un poco cohibido, este miró a su alrededor y recordó algo de su pasado en ese sitio, pero fue un recuerdo fugaz, su presente era el chico que estaba apenado.- ...¿Nos vamos a casa?
Claro, pero antes quisiera mostrarte el jardín del que te hable antes, mis viejos recuerdos quiero renovarlos-. Usami se quitó el anillo de casado que aún usaba y lo dejo en un cajón junto a los que pertenecían a su ex-esposa, dejando aquellos anillos como prueba de que cerraba esa etapa de su longeva vida y comenzaba una nueva.
Alaude no cuestionó porque Usami llevaba los anillos, pero le causó mucha curiosidad, pues no había un motivo claro.
Ambos fueron por los libros que habían quedado esparcidos por el suelo del pasillo y salieron al jardín trasero, avanzaron hasta donde había unos grandes matorrales, en estos estaba oculta una gran puerta de piedra que se abrió en el momento en que el conde liberó un poco de su poder demoníaco.
El sitio era una pradera de rosas negras y rosas blancas brillantes que se mecían suavemente con una brisa agradable, algunos petálos se desprendían y eran movidos por la misma brisa, en el centro del lugar había un kiosco que resplandecía con luz propia, el sitio se encontraba en una noche eterna, lo que le daba un toque mágico.
¿Aquí fue donde te casaste?-. El ojivioleta asintió mientras caminaba hasta el kiosco, dejó los libros un momento en el suelo y miró el lugar desde allí, el ojinaranja quedó encantado con la imagen delante de él.
El menor le daba la espalda y los petálos parecían danzar a su alrededor al ser llevados por la brisa, tenía un encanto elegante que le impresionaba mucho, caminó hasta él, dejo los libros también en el suelo y le tomó de la mano, este le miró con duda ya que tenía una expresión un poco seria.
...Si lo nuestro dura mucho... ¿Quisieras casarte conmigo?-. La pregunta sonrojó demasiado a Usami, al punto en que incluso sus orejas hasta parecían echar humo, el no pensaba en eso aún y el mero hecho de hacerlo fue mucho para él, la vergüenza le atacó sin aviso.- ¡D-di-digo, n-no es q-que ya t-te-te es-este pid-pidiendo matrimonio e-en este m-m-momento, es so-solo un decir!
Ahora ambos estaban igual de rojos por la pena y nerviosos, pero sus manos jamás se soltaron, solo miraron a otra parte para que sus miradas no se encontraran y reforzaron el agarre de sus manos entrelazando los dedos.
La pregunta había creado ideas para el futuro que les esperaba, aunque era muy pronto para ellos, pero el amor ya estaba ahí, floreciendo, solo era cuestión de mantenerlo y cuidarlo, como si de una rosa se tratara, tendrían un amor igual de hermoso que esa flor que tanto le gustaba a Usami.
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Dulce receta diabólica
RomanceCuando la mansión de Usami se ve en la necesidad de contratar un chef, el destino llevará al actual conde a encontrar a un híbrido de íncubo y humano que llamara su atención apenas lo ve por la calle. Una vez logra tenerlo como parte de su servidumb...