Paso 18:

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||Narración normal||

Alaude solo asintió a la petición de Usami, se fueron a sentar al sofá una vez apagaron las luces, aunque el conde se sentó en las piernas del cocinero, este simplemente lo abrazó para apegarlo más a si mismo.

El despacho estaba siendo iluminado solo por los rayos de luna que se abrían paso por el ventanal tras el escritorio, el único ruido existente en el sitio era el de los grillos que había afuera, una calma agradable y reconfortante en general, el ojinaranja se recostó con el ojivioleta encima suyo y le seguía abrazando, ambos tenían los ojos cerrados, no estaban dormidos, pero querían sentir en lo máximo posible la presencia del otro.

...Estar de esta manera es tan tranquilo, me gusta mucho esta paz que siento a tu lado...-. La mirada violeta se encontró con la anaranjada pues al hablar, Usami había abierto sus ojos y miraba directamente a Alaude, quien también los abrió, en las oscuridad ambas resaltaban más y daba un toque misterioso.- Yo...

La frase quedó en el aire pues el cocinero se acercó para darle un beso, más no lo hizo se quedó a escasos milímetros antes de hacerlo, sus respiraciones y aliento cálido chocaban entre si debido a la cercanía, sus miradas bajaron un poco queriendo ver los labios contrario, al final ambos acortaron la distancia de manera lenta.

El beso que se daban era tranquilo, sus labios se rozaban despacio entre si mientras volvían a cerrar los ojos queriendo grabar en su memoria la sensación que tenían al besarse.

Sentían la suavidad que poseían sus labios al ser un beso lento, a los pocos segundos sus lenguas también participaron, saboreaban a placer, ninguno tenía el dominio pues se besaban con el mismo sentimiento en mente, el movimiento de sus labios se comparaba a una danza de vals, tenía la perfecta sincronía capaz de mandar un sin fin de sensaciones intensas a lo largo de sus cuerpos, cosquilleos que buscaban mantener a pesar de que pronto necesitarían el preciado oxígeno que se escapaba de sus pulmones.

El beso se pausó por un momento para conseguir aire y en cuanto lo reanudaron Alaude coló una mano bajo la ropa de Usami, comenzando a acariciarle la espalda suavemente, eso intensificó los cosquilleos en su cuerpo.

...N-no sigas, tentar es malo, más si lo haces con un demonio-. Las palabras salieron en un susurro de los labios del menor que rompió el beso para decirlas, sus mejillas estaban rojas y emanaban cierta cálidez, el mayor estaba igual pero su mirada le hizo volver a sentirse sumiso como el día en la cocina.

Lo sé, lo... sé-. Y a pesar de que lo sabía, el ojinaranja continuo con las caricias y el beso, esta vez siendo un poco más intenso.- ...Solo quisiera hacerte estremecer mientras estas a mi merced...

Las palabras tenían un tono seductor que hipnotizó por completo a Usami, pero de alguna manera seguía teniendo consciencia de lo que hacía, solo era levemente afectado por el lado íncubo de Alaude, este le miró mientras continuaban besandose y la mirada que le dedicó le hizo sentir indefenso de alguna manera.

...No haré nada más que mirar, pero déjame verte sin ropa Usami...-. Aquella petición le fue susurrada al menor, que se sintió un poco cohibido en cuanto el aliento de del mayor chocó contra su oído y también dejó salir un suspiro por ello.- Pero no estas obligado a ello...

El conde no dijo nada, se puso de pie y bajo la atenta mirada del cocinero se fue despojando de sus vestimentas hasta quedar sin nada, la luz de luna iluminaba cada rasgo suyo, su piel blanquecina incluso parecía brillar debido a ello y sus ojos violeta junto al leve sonrojo en sus mejillas encantaron en demasía al otro, que no apartó su mirada, pues quería grabar a fuego esa imagen en su mente.

Con cuidado, el de cabello bicolor acercó su mano para tocar la mejilla del ojivioleta, el tacto fue tal que pareciera temer por romperlo, como si tratara con la porcelana más fina y costosa del mundo.

La yema de sus dedos comenzó a descender en un lento y suave movimiento, llegó hasta el pecho del menor y sus dedos paso justo por encima de pequeño pezón de este, aquello le hizo sentir una corriente electrica que por supuesto estaba provocando que su parte baja reaccionase, la mano siguió su camino hasta llegar un poco más abajo del ombligo, fue allí donde Usami la detuvo.

Basta, habías dicho que no harías nada más que observar, fui permisivo pero ya ha sido suficiente-. Las palabras habían salido con claridad de Usami, pero no quería decir que estuviese pensando igual, sentía su cuerpo arder y deseaba también ver a Alude sin nada.- Así como yo he permitido que veas quiero que tú también me permitas verte sin ninguna prenda.

Esta bien-. Era una respuesta directa, mientras el menor tomaba su ropa interior y se la ponía, el mayor comenzó a desvestirse pero sin dejar de mirarle fijamente a los ojos, haciendo que este estuviera algo nervioso cuando tomó asiento en el sofá.- Listo.

El ojinaranja ya estaba sin ninguna prenda cubriendole, el conde tragó saliva al verle y peor aún cuando su mirada se posó en la entrepierna despierta del cocinero, era grande después de todo, ademas el fisíco que poseía era envidiable, no excesivo ni mucho menos, era un cuerpo equilibrado que le gustaba observar.

Después de mirarlo le dijo que podía vestirse, pero este hizo lo mismo que él, Alaude tan solo se puso su ropa interior y el resto quedó en el suelo junto a la de Usami, lo arrinconó contra el respaldo del sofá para besarle, dicho acto fue correspondido y se abrazó a su cuello, el mayor le sujeto y como si nada lo cargó sin romper el contacto apasionado de sus labios.

Eres hermoso, gracias por dejarme verte, no olvidaré esa imagen de ti siendo iluminado levemente por la luna en este sitio-. El beso solo se rompió para esa frase que encendió las mejillas de Usami en el instante en el que la escuchó, la mirada de Alaude regresó a la de siempre, una mirada amable y alegre.- Debemos ir a dormir ¿Verdad?

El menor fue dejado con cuidado en el suelo, este miraba al mismo pues estaba pensando en algo, dio un suspiro y despues recogió su ropa junto a la del mayor, le tomó de la mano para guiarlo.

Confundido, el ojinaranja le siguió, ambos salieron del despacho y caminaron con sigilo por los pasillos de la mansión hasta llegar a la habitación del conde, a la cual entraron y el ojivioleta cerró con seguro.

En ese momento le soltó la mano y en una silla de forma ordenada dejó la ropa de ambos, Usami le dio un vistazo rápido a la cuna que se encontraba en aquella habitación para ver si su hijo seguía dormido, lo cual así era, después se acercó a su cama para soltar dos de las tres cortinas que esta tenía y dejó para el final la del lateral.

Duerme conmigo-. Dos simples palabras que bastaron para agitar el corazón del híbrido, el simple hecho de estar en esa habitación era algo importante para él y aun más para el conde, pues dejaría que el cocinero tomarael lugar que alguna vez le perteneció a su ex-esposa.- No me hagas repetirlo y acercate de una vez.

Alaude así lo hizo, pero sentía dudas, tenía cierto temor de estar ahí, pero a pesar de ello se recostó en aquella cama tan elegante y de estilo clásico con sábanas de seda violeta, con eso hecho Usami finalmente desató la última cortina y aquella cama se convirtió como en un pequeño refugio para ambos, un pequeño mundo donde solo ellos dos estaban y el resto no podría verlos ni podría juzgarles.

Dulce receta diabólicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora