||Narración normal||
Había nervios en ambos mientras Usami se recostaba junto a Alaude, este con mano un tanto temblorosa lo apegó más a su cuerpo, pronto estuvieron abrazados y se miraban de frente, el menor le acarició la mejilla con dulzura, el mayor ante ese contacto cerró sus ojos para disfrutarlo en lo posible, sentía sumamente cálido ese toque de la mano ajena que pronto los nervios se fueron.
Al abrirlos decidió regresar la caricia, pronto ambos se dieron mimos de lo más lindos, aunque solo fue por un tiempo, al estar desnudos y teniendo un contacto tan íntimo volvieron a subir de temperatura, pero no pasaban de las caricias a la piel expuesta, besos que siempre terminaban con sus lenguas unidas por un fino hilillo de saliva y roces placenteros.
Pronto el sueño y cansancio hizo lo suyo, entre tanto cariño mutuo cayeron dormidos profundamente y con una sonrisa en sus labios, la sensación de no estar solos y sentirse amados les otorgó el mejor dormir existente, junto al bello sueño de un futuro juntos.
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El día recién comenzaba, estaba amaneciendo y el primero en levantarse fue Alaude, al hacerlo lo primero que vio fue a Usami profundamente dormido, su expresión le pareció tan linda que deseaba tener su celular en mano para tomarle una foto y usarla de fondo de pantalla, pero no lo tenía, así que debía resignarse.
Con cuidado deslizó una cortina para poder ponerse de pie y vestirse, lo hizo con el mayor sigilo posible pues creía que también el bebé dormía, pero mientras se cambiaba escucho los pequeños balbuceos de este, lo que indicaba que ya estaba despierto.
Se vistió en un pestañear y se acercó a la cuna para mirar al pequeño de cabello azul y ojos violetas, iguales a los de Usami, acercó su mano y el peque la tomó con las suyas, que eran sumamente pequeñas en comparación.
~Buenos días pequeño, no hagas mucho ruido que tu papi sigue dormido y debe dormir bien porque es un día importante, quiere darle a sus padres un buen día durante su aniversario, así que dejemos que duerma tranquilo por un poco más ¿Sí?~-. El cocinero estaba consciente de que el bebé a lo mejor no podría entenderle pero aún así dijo todo aquello con voz baja mientras revolvía de forma cariñosa el cabello de Keiji, que le miraba como si fuese lo más interesante del lugar.
El ojinaranja le acercó el peluche de un conejito con parche al bebé y este lo abrazó de inmediato, se despidió con un gesto de su mano y antes de salir de la habitación fue a darle un beso en la frente al conde que seguía sumergido en sus dulces sueños.
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Ya era medio día y la mansión estaba siendo más ruidosa de lo habitual, pues había varios niños corriendo por toda la primera planta del lugar, estos eran Kokone y Kuroki, hijos de Kirie y Rainy, Dimitri y Rose hijos adoptivos de Sullivan y Lizzy, también Nandin, Falak y Yamir hijos adoptados por Agni y Soma, todos rondaban entre los 7 y 9 años, por lo que era normal que estuviesen tan activos y jugasen por todo el lugar.
Pronto los niños fueron llevados al jardín por Oikawa y Koutarou, quienes les prometieron jugar con ellos haciendo actos de magia tan reales que les encantarían y acrobacias como las de un circo, aquello permitió que los adultos estuviesen en la sala platicando tranquilamente sin tener que estar al pendiente de los pequeños que ahora corrían en dirección al jardín bastante emocionados por lo prometido.
Por otro lado los sirvientes tanto de Ciel como de Usami, exceptuando a Koutarou, andaban de un lado a otro preparando el comedor y sacando la vajilla para ocasiones especiales, limpiaban de manera que parecía tener pequeños destellos, incluso por aquella ocasión los sirvientes del ex-conde estaban teniendo extremo cuidado para evitar los desastres innecesarios que pudieran arruinar el gran día, lo cual era un alivio para la servidumbre del actual conde, quienes eran los más eficientes.
La cocina mientras tanto era ocupada por Kirie, Usami y Alaude, que revisaban que todo lo que iban a necesitar se encontrara a la mano, pero no era así, había ingredientes exclusivos de Londres que no había.
No te preocupes, le diré a Kira que me transporte a Londres, no tardaré, tan solo dame una lista, que estando así de presionado capaz y olvido algo-. El neko fue el que se había ofrecido para ir por lo que faltab, el ojivioleta asintió y buscó papel junto a una pluma, anotó lo faltante y se lo entregó a Kirie, quien corrió en busca de su hermano.- ¡Comiencen el resto de los preparativos por mientras, ya vuelvo!
Con la ida del neko, cocinero y conde quedaron solos en el sitio y como venía siendo costumbre, una vez ambos se ponían en labor de preparar algo de comer, las charlas triviales daban inicio haciendo del ambiente algo agradable y cuanto menos disfrutable, más ahora con una relación en marcha, pues el cariño se notaba en sus miradas ada vez que se cruzaban o decían algo que causaba una sonrisa en el otro.
De vez en cuando alguno de los sirvientes entraba a la cocina mientras ellos estaban en su propio mundo y sonreían viendo lo bien que se llevaban entre si, evitaban perturbar su pequeña burbuja y solo iban por lo que hiciese falta.
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La mayoría de los preparativos previos estaban listos, Kirie ya había llegado y cocinaba con Usami y Alaude, los tres parecían muy centrados en su labor, ahora comenzaban la elaboración de todo, el tiempo estaba medido a la perfección, aún así, el pequeño conde revisaba cada cierto tiempo un reloj de bolsillo que su padre le había regalado cuando cumplió 10 años, para estar atento a la hora.
Ya nadie iba a la cocina pues el señor de la casa lo prohibió, necesitaban hacer todo perfecto y no querían interrupciones.
Al final el menú creado por Ciel para su primer aniversario fue replicado con éxito por el cocinero, el conde y el neko justo para la hora establecida, ya en ese momento Usami llamó a los sirvientes para comenzar a servir y al resto para cenar, todos se fueron al comedor que estaba bellamente adornado con rosas y demás decoraciones que le daban el toque refinado de los tiempos en que Ciel y Sebastián se casaron.
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La cena estaba llevándose a cabo con gran alegría y un dulce toque de nostalgia, historias del pasado antes de que Usami naciese eran contadas desde el punto de vista que cada uno tuvo de los invitados que estaban presentes y los casado que celebraban con su familia el aniversario de su largo matrimonio.
Los sirvientes de Usami, a excepción de Alaude que se quedó en su sitio junto al conde, fueron a la cocina para servir el tercer platillo, justo en ese momento se escuchó que la puerta principal había sido tocada, lo que extrañó a todos pues no esperaban a nadie más.
Yo iré a revisar, no tardaré joven Usami-. El ojinaranja se levantó de la mesa y caminó en dirección a la entrada mientras la puerta continuaba siendo tocada, lo que hizo que este apresurara el paso para abrir, al hacerlo su expresión era extraña, pues una chica rubia y un fénix negro de llamas moradas estaban allí.- Eh... Buenas noches ¿Puedo ayudarle señorita?
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Dulce receta diabólica
RomanceCuando la mansión de Usami se ve en la necesidad de contratar un chef, el destino llevará al actual conde a encontrar a un híbrido de íncubo y humano que llamara su atención apenas lo ve por la calle. Una vez logra tenerlo como parte de su servidumb...