Paso 15:

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|| Narración normal||

El escuchar a Usami suspirar cerca de su oído hacía que el cuerpo entero de Alaude se estremeciera y buscara con desesperación escucharle más.

Por su parte el menor tenía la mente casi en blanco, no entendía su sumisión ni mucho menos porque deseaba tanto seguir sintiendo los labios del mayor recorriendo su piel, pero lo deseaba más que a nada en ese momento.

D-debemos detenernos Usami, todavía tengo consciencia de lo que hago, después... será difícil que me detenga-. A pesar de sus palabras, el chef seguía llenando de marcas la blanquecina piel del cuello del ojivioleta, mientras su mano ya acariciaba la pierna de este por debajo del short del traje que usaba.

La verdad es que sí deberías hacerle caso hijo, la cocina no es sitio para hacer ese tipo de cosas, menos cuando no falta mucho para la hora del té y el postre aún no esta hecho-. De pronto la voz seria de Sebastián espantó a ambos, provocando que el ojinaranja se alejara de golpe del ojivioleta que salió de trance y el rojo tiñió todo su rostro hasta las orejas.- ¿Se puede saber que se supone que le hacías a mi hijo?

¡L-lo siento señor Sebastián, e-e-es culpa mía, mi lado íncubo se descontroló y s-su hijo fue víctima d-de ello! ¡P-por perdónenme, me pasa en rara ocasión!-. El chef temía por las represalías que podrían tener y por ello fue directo a culparse, por su lado el pequeño Michaelis tomó su lazo y miró molesto a Alaude, que terminó por sentirse peor.

Esto lo arreglaré yo padre ¿Puedo encargarte terminar el pastel Victoria? Necesito hablar seriamente con Alaude-. El tono de voz tan frío y serio del menor asustó en definitiva al ojinaranja que ya estaba imaginando el fin de su relación con el ojivioleta y su trabajo en aquel sitio, Sebastián supuso que realmente su hijo estaba molesto con el cocinero y le daría un catigo ejemplar, por lo que aceptó terminar el pastel.- Sigueme, hablaremos seriamente en mi despacho.

Con la mirada centrada en el suelo, Alaude asintió y siguió a Usami hasta el despacho, en cuanto entraron comenzó a balbucear disculpas incoherentes pero el menor le hizo que se sentara en el sofá para acomodarse a horcajadas sobr él.

Ante la sorprendida expresión del mayor comenzó a quitarse el saco de su conjunto y desabrochó por completo los botones de la camisa.

¡¿Us-Usami?! ¡¿Q-qu-qué h-ha-h-haces?!-. Para evitar que alzara más la voz, el conde le dio un beso lento mientras le tomaba de las manos y las colocaba en su cadera.

Necesito un poco más de atención, no iremos lejos, pero un poco de cariño no nos hará daño-. Usami se había separado un poco para mirar directamente a Alaude, este tragó saliva y asintió sin saber porque, a los pocos segundos ya estaban de nuevo comiendose a besos.

El de cabello bicolor ahora podía acariciar más la blanca piel del menor, este volvía a estar suspirando al sentir el tacto de la mano del otro, estaba realmente sensible debido a que realmente estaba bajo los encantos de íncubo de su cocinero, quien estaba maravillado por la suavidad del cuerpo de su pequeña pareja.

Sin darse cuenta, los dos ya no tenían la parte superior de sus ropas, Usami estaba recostado en el sofá y Alaude estaba entre sus piernas restregándose contra él provocando un tortuoso roce entre sus hombrías que les satisfacía sin razón alguna.

El calor les rodeaba y sus cuerpos sudaban levemente, se besaban como si fuera la última vez y disfrutaban de estar haciendo aquello a pesar de que no pasaban más allá, pero todo tenía un fin y ese se dio cuando estuvieron por alcanzar el orgasmo.

No podían tenerlo sin dejar en evidencia que estuvieron haciendo algo, así que se quedaron justo en el límite, se dieron un último beso y comenzaron a vestirse pero en sus miradas había evidencia de que hubiesen querido llegar lejos, mas no era momento aún, debían esperar un poco más.

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Del encuentro en la cocina solo Sebastián fue el único que lo supo y se hizo a la idea de que habían regañado severamente al cocinero por sus actitudes "ofensivas" hacia el dueño de la mansión.

El resto del día fue normal, la cena se realizó tranquilamente y sin que Usami y Alaude tuvieran conversación alguna, después se fueron a dormir cuando todo quedó limpio, aunque el conde solo hizo dormir a su hijo pues debía revisar a solas y en silencio la carta de la reina para escribir la respuesta.

La sorpresa no fue grande al leer de que trataba la carta, el menor lo había intuído en cuanto la recibió, esta se trataba de una invitación para un baile en la que estaban invitadas todas las familias nobles, lo cual no le agradaba por el simple hecho de que odiaba asistir a ese tipo de fiestas, pues siempre querían comprometerlo con alguien y encima era un pésimo bailarín.

Pero era obvio que rechazar la invitación no era una opción a considerar, debía escribir su respuesta y esperar los detalles especificos del evento que sería la próxima semana, lo cual le permitía preocuparse por la cena de aniversario para sus padres el día jueves.

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El miércoles daba inicio y Alaude todavía no tenía una idea clara de cual sería un menú adecuado para aquella cena tan importante, por lo que fue en busca de a quien preguntarle, encontrandose primero con Kirie.

La pregunta fue simple, una comida que les gustase o fuese importante para ellos, la respuesta del neko fue la historia del primer aniversario de ellos, en la cual por primera vez Ciel había cocinado algo decente, pero no sabía bien que fue lo que este preparó aquel día, por lo que si Alaude quería saber debía preguntarle directamente al papá de Usami.

Eso le daba pánico, pues ya era claro que no podría hablarle siempre serio Ciel, pero tenía que, Usami le había confiado tal encargo que no le era posible decepcionarlo, no a él, así que fue en busca del ex-conde.

Lo encontró en el jardín con los hijos de Kirie y Rainy: sus nietos Kokone y Kuroki, les estaba leyendo una historia mientras comían galletas que Sebastián les había preparado especialmente para ellos.

Di-disculpe la interrupción señor Ciel ¿Me podría dar un minuto de su tiempo? Q-quisiera preguntarle algo-. Alaude estaba muy nervioso al hablarle pues era la primera vez que lo hacía sin estar Usami presente, el ojiazul asintió mientras pedía a los niños que le esperasen un momento.

Ciel se puso de pie y caminaron un poco lejos de los niños, el cocinero miraba a todos lados tratando de formular en su mente la forma correcta de preguntarle sobre algo personal al papá del ojivioleta.

Alaude ¿Qué es lo que quieres preguntar?-. El ojiazul era directo, lo que causó un poco de presión en el chef, quien balbuceo tratando de preguntar lo que quería saber.

Y-yo, b-bu-bueno... q-quería saber d-de una comida que le gustase al señor Sebastián... s-siento que le di u-un-una mala impresión y quisiera arreglarlo, le pregunté al joven Kirie y me comentó algo de su primer aniversario ¿Podría d-decirme que preparó ese día, por favor?-. La pregunta finalmente salió de sus labios, aunque mintió al decir las razones de la misma, pues no sabía si debía ser sorpresa o no lo que prepararían para la cena del jueves.

Por mientras Ciel arqueó la ceja, de la misma manera en que Usami solía hacerlo en ocasiones, se mantuvo callado por un momento y después con cierta nostalgia le platicó a Alaude el sencillo menú que preparó para su primer aniversario, incluido la semana previa en la que practicó sin descanso hasta que le salió bien aquellos platillos de cuando era conde.

Dulce receta diabólicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora