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NA: Ahora varios capítulos serán flashback hasta que anuncie que vuelve la historia al presente.

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6 meses atrás...

Era una noche lenta en el bar. Una de sus clientas habituales estaba sentada en una de las mesas con su extravagante sombrero que cubría la vista de su cara. No era una informante ni tampoco buscaba información; como bien dijo una vez cuando le preguntó por qué venía tanto: "¡Es porque tus cócteles son lo mejor de lo mejor!"

No importaba lo que alegara sobre las cosas que sucedían en el barrio, la elegante y despampanante mujer no se veía amedrentada por tales historias. Si hasta ese momento nadie le había robado y se seguía apareciendo por allí, supuso sabía defenderse sola a pesar de sus apariencias. Después de compartir noches de charla, incluso hubo una vez que estando muy ebria se le declaró, pero obviamente tuvo que rechazarla. Un miembro de la yakuza como él no tenía cabida para el romance... o eso pensaba en ese momento. Poco después conocería a alguien que cambiaría toda esa ideología.

Tras ignorar los avances que trataba de hacer con él (otra vez), siguió con su trabajo tras haberle servido la bebida. Cuando no había mucho movimiento solía limpiar cuidadosamente todos sus vasos y copas, algo que lo distraía de su aburrimiento. Estaba a punto de empezar esta tarea cuando la puerta se abrió con tal rudeza que casi la desencajó de sus bisagras. La persona que apareció con tanta rabia, no era ni más ni menos que Natsumi, la hermana menor de Fuyuhiko. ¿Qué hacía allí tan tarde?

—No rompas mi puerta, por favor —le pidió tratando de no sonar irritado por su actitud. 

La rubia chasqueó la lengua y cerró la puerta con algo menos de fuerza, mas siguió sin ser delicadamente y el portazo se escuchó de todos modos. Echando humo caminó hacia la barra, se sentó en una de las butacas y golpeó la barra con la mano abierta.

—Sírveme —ordenó de forma irascible, el brillo de sus ojos ardiendo con pura rabia.

—Tu hermano no lo aprobaría —suspiró el castaño. Un tic apareció en la ceja de la muchacha al recibir esa respuesta por parte del barman de cabello largo.

—¡Mi hermano es mi hermano, y yo soy yo! Ya no soy ninguna niña, ¡pronto tendré éxito en mi propia misión y le superaré! —protestó golpeando en la barra también con la otra mano—. Ahora sírveme —repitió, tono más bajo pero amenazante.

Izuru rodó los ojos y empezó a preparar un cóctel que pudiera resultar a gusto para la rubia. Algo dulce, seguro.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó mientras hacia la mezcla y vertía el resultado en una copa—. Si quisieras beber algo hay lugares más cercanos a tu casa.

Se hizo la indignada, girando la cabeza bruscamente a otro lado y chasqueando la lengua, su cabello rubio ondeando en el aire con el movimiento. Entendía porque su hermano Hajime decía que no podía llevarse bien con ella, su personalidad era demasiado explosiva. Lo mejor era ignorar sus berrinches de adolescente... aunque solo tenía un año menos que ellos.

Dejó la copa frente a ella y regresó a su anterior planeada labor de limpiar y secar bien su vajilla. Natsumi estaba bebiendo en silencio, aún con el ceño fruncido y echando chispas por los ojos. ¿Le habría pasado algo con su hermano?  Prefería no meterse en esos asuntos, cuánto más alejado se mantuviera de los Kuzuryu mejor. Que hubiera sido adoptado y acogido por ellos no significaba nada para él... 

мσησ¢няσмє яαιηвσω 『HinaKoma / KomaHina』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora