мσησ¢няσмє яαιηвσω 『HinaKoma / KomaHina』

19:

De alguna forma, logró mantener la cabeza fría mientras escuchaba el motor del coche en el que iba montado de fondo. El oficial Naegi estaba muy callado también, mas estaba visiblemente nervioso por como sus ojos se movían de un lado a otro, a pesar de que deberían estar fijados al frente en la carretera, y por como sus dedos tamborileaban sobre la goma del volante.
Quizás, Izuru pensó, quizás lo único que lo estaba manteniendo fuera del borde de un ataque de nervios, era el saber que, al menos, Komaeda estaba vivo en alguna parte.

Naegi bufó desesperado cuando quedaron parados frente a un semáforo y una de sus manos soltó el volante para pinchar el puente de su nariz. —¿Cómo pudieron llevarse un cuerpo entero sin que nadie lo viera?—meneó la cabeza de un lado a otro con incredulidad.
Izuru tenía un par de teorías, algunas plausibles, otras descabelladas. En el mundo en el que él vivía, solían ser las más inesperadas. A todo eso, prefería no pensar que alguien se tomó su tiempo de descuartizar el cuerpo para llevárselo.

Un pitido provino del automóvil, haciendo que Naegi rápidamente pulsara responder en la pantalla táctil de comandos. La policía estaba actualizada en tecnología por lo que veía, pero quizás deberían esforzarse más en su seguridad. Por supuesto, no dijo nada de esto en voz alta.

—Aquí Naegi —respondió. Su voz era algo inestable, sonaba normal a oídos de alguien que no tuviera su mismo buen oído.

—Naegi-kun, —contestó una voz femenina al otro lado de la línea, el sonido retumbando en el interior del auto ya que la llamada estaba siendo transmitida por los altavoces—. ¿Estás de camino?

—Sí, ¿algo pasó? —Naegi frunció el ceño mientras ponía su vista de nuevo en la carretera y ponía en marcha el auto.

—Antes de que el cuerpo en cuestión desapareciera, el médico forense logró sacarle algunos análisis —Izuru no pudo evitar desviar su total atención hacia eso que estaba siendo dicho.

—¿Descubrieron algo que nos ayude con el asesino o con la desaparición del cadáver? —un ligero siseo escapó de entre sus labios. No quiso decir la palabra 'cadáver' justo en frente de su hermano.

—Ese es el asunto, Naegi-kun. No había ningún cadáver.—

—¿Qué quiere decir eso?—

—Que la víctima, Kamukura Hajime, nunca fue un cadáver en primer lugar —la detective se apresuró en elaborar tras el silencio que siguió a su declaración—. Descubrieron en los análisis un químico que, para que lo entiendas, provoca una muerte aparente, dejando los signos vitales de la víctima al mínimo.

—Entonces, —Izuru habló antes de que pudiera detenerse a sí mismo, sorprendiendo a la detective—. ¿Hajime está vivo?

La fémina soltó un muy suave suspiro que si no fuera por los altavoces, probablemente no hubiera sido notado—. No puedo asegurarlo considerando de que sigue desaparecido y con una herida que, si no se trata, podría causarle la muerte real eventualmente.

Izuru apretó los dientes. Había una ínfima posibilidad de que Hajime, desorientado y asustado, hubiera abandonado la comisaría por su propio pie, pero eso no le daba muchas pistas de a dónde podría haber ido en su condición.

—Los técnicos están revisando las cámaras ahora mismo. Naegi-kun, llama a los hospitales cercanos y verifica si hay alguien con la descripción de Kamukura Hajime entre sus pacientes.—

—De acuerdo. Avísame si encuentran algo nuevo.—

Dicho eso, colgó la llamada. Se notaba que estaba visiblemente más tenso que antes, entendiendo la gravedad de la situación al saber que Hajime estaba vivo y que tenían que encontrarlo cuánto antes y asegurarse de que no había acabado muerto de otro modo. Agarró el volante, sus nudillos tornándose blancos por la fuerza empleada en ello. Trató de asegurarle a Izuru que lo encontrarían, pero nunca añadió que aseguraba que sería con su hermano vivo. Izuru comprendía que era algo que el policía no podía prometer. Aún así, notó que quiso decirlo, que tenía toda la buena intención del mundo. No se veían muchos policías así hoy en día.