мσησ¢няσмє яαιηвσω 『HinaKoma / KomaHina』

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NA: ¡Regresamos al presente! Habrá alguna escena más explicando cosas de atrás, pero no a extensión de capítulos enteros.

Por si no había quedado claro, sí, esto es KamuKomaHina, pero no lo puedo poner en el título por spoilers. Igual espero no les moleste (?)

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Desde ese día, esa noche, su calvario se había extendido hasta el día de hoy. En cuanto a la chica que rescataron ese día, fue ingresada a salvo en el hospital e Izuru le aseguró una semana después que estaba bien y de vuelta con su familia. La familia preguntó por ellos que habían salvado a su hija, pero Izuru quería mantener su identidad secreta lo máximo posible. Deseaba esa chica estuviera bien, donde quiera que viviera ahora.

Kamukura, como la persona inteligente que era, predijo el inminente peligro en el que podría estar su hermano desde que descubrieron su verdadero nombre de familia. El estar juntos suponía un problema para ambos, por lo tanto, prefirió mantener la distancia tanto con él como con su hermano Hajime. Hablaban de vez en cuando por teléfono, pero apenas se veían. Siempre estaban siendo vigilados por esa persona que desde aquel día había puesto una bandera de muerte sobre sus cabezas. Izuru se tuvo que encargar de que la muerte Natsumi tuviera que suceder al final, en el último día límite que tenía que para hacerlo. Limpiamente se encargó de ello, atrayendo a Natsumi a un lugar apartado sin que ella sospechara nada y asesinándola con un arma de su propia creación de la que solo dos personas más eran conocedoras. Con el dinero que Komaeda había heredado de sus padres, compró a los clientes de su bar para su coartada y a los forenses de la casa Kuzuryu para que no dieran el testimonio completo sobre el cuerpo de la asesinada.

Al quinto mes, luego de que fuera secuestrado, descubrieron que el incidente de sus padres no fue un trágico caso de violencia doméstica. No sucedió como los policías habían testificado; el padre de familia había matado a su mujer lanzándole un mueble desde la parte de las escaleras y luego se suicidió por la culpa. Los verdaderos culpables hicieron parecer como que fue así cómo pasó, pero la terrible verdad era que habían sido asesinados. También supieron quién había sido el culpable... la propia Natsumi y sus vasallos. Ni él ni Izuru supieron por qué lo hizo, problablemente la misma persona envuelta en el secuestro de Komaeda, la mente maestra después de todo, la compró para que lo hiciera. Natsumi, quién estaba ansiosa por realizar una misión éxitosa en solitario, no podía rechazar una oferta como esa. Quizás por eso fue que Izuru fue capaz de asesinarla sin demasiado remordimiento ya que había sido ella la que asesinó a los padres de Komaeda.

Le advirtió, en cuanto se enteró gracias a sus contactos comprados dentro de la familia Kuzuryu, que habían enviado a Hajime a asesinar a Nagito. Izuru fue consciente de la dificultad de su petición cuando le pidió que protegiera a su gemelo, pero confiaba en la inteligencia de Komaeda para evitar que algo trágico volviera a suceder. Eventualmente, Izuru decidió, que le contaría todo a Hajime algún día, quien debía de estar sufriendo por la muerte de Natsumi aunque no fueron cercanos. La verdad sobre el asesinato de Natsumi, la persona que los está persiguiendo y la verdad sobre el asesinato de los padres de ambos. Se alegraba de que Hajime no lo recordara, pero ahora ya eran mayores, era tiempo de decírselo.

Sin embargo, lo que Nagito jamás hubiera visto venir era enamorarse también de Hajime. Era extraño, ni siquiera se sentía dividido. Su nivel amor no llegaba al que le profería a Izuru, pero no podía ignorar que definitivamente quería a Hajime. Se sentía culpable, definitivamente molesto consigo mismo, pero cuando Kamukura le dijo que estaba bien así, se quitó un peso de encima.

—Hajime-kun definitivamente se va a molestar... —rió para sí mismo. Estaba perdido en sus pensamientos mientras el agua que había puesto para el té comenzaba a hervir. Era temprano en la mañana y estaba preparando el desayuno—. Tuve mi primer cita con su hermano... le mentí un poco.