7:

998 129 290
                                    

Otra semana se fue volando. No tenía ninguna noticia de Fuyuhiko y tampoco contestaba a sus mensajes. Comenzaba a ponerse nervioso. No quería dejar que la ansiedad lo carcomiera lentamente, sin embargo ya estaba fuera de su control.

Ese día, era el día. Iba a asesinar a Komaeda Nagito.

Ya podía sentir el desagradable nudo en la boca de su estómago, las náuseas y la sensación de que algo estaba presionando con mucha fuerza su pecho. Solía ponerse mal, pero no tan mal. ¿Se debía a su reciente apego al albino? Luego de tocar el tema del asesinato y de que Komaeda actuara de lo más extraño, se veían regularmente como si nada hubiera pasado. Hajime prefirió que así fuera. Gracias a esta cercanía que ganó hacia él pudo finalmente trazar un plan... uno que no le gustaba nada.

Se había quedado sin tiempo, estaba desesperado. El último mensaje del desconocido hacía un peso terrible sobre su consciencia y no podía tomárselo como una broma pesada.

Te encontré, Kamukura Hajime~.

Eso era todo lo que ponía, pero con que solo supiera su nombre real le daba verdaderos escalofríos. ¿Cómo? ¿Cómo alguien podía saber algo así si no era de su familia? Solo Fuyuhiko y otra persona más sabían de su verdadero nombre. Lo peor de todo era que comenzaba a sospechar que Nagito estaba envuelto en todo el asunto. Los mensajes tenían un patrón demasiado extraño, pero le resultó tan obvio que no quiso pensar en ello.

Si sus sospechas eran acertadas, tendría que actuar con el doble de cautela a lo normal.

Apoyó la frente contra los azulejos de la pared de la ducha, cerrando los ojos mientras repasaba todo el plan en su cabeza. Una y otra vez. Cada detalle, cada paso, cada segunda y tercera opción. Por supuesto, nunca iba con un solo plan.

—¿Llovía ese día?—

En mitad de su concentración eso apareció en su mente. ¿Qué tenía que ver si había llovido o no? Lluvia... Miró como el agua caía en cascada desde el chorro de la ducha que impactaba en su cabeza hacia el suelo. Entonces le golpeó, como si hubiera sido alcanzado por una descarga. Abrió los ojos en demasía y rápidamente cerró la llave del agua, saliendo del baño corriendo sin siquiera secarse completo, tan solo sus manos.

Agua. El arma utilizada tenía que ver con el agua. Encajaba perfectamente en la descripción del arma homicida. Multiforme, tres estados... ¡Eso era!

Lanzó todo lo que tenía sobre el caso de Natsumi sobre la mesa e incluso el suelo, ya que tenía tantos apuntes en este punto que no cabían todos sobre el mueble. Abrió la foto en su móvil donde estaba el cuerpo de la rubia y contrastó con la información que tenía. Un objeto cilíndrico y cónico podía perfectamente ser una bala, coincidía con la forma. La autopsia decía que había sido apuñalada, pero eso no terminaba de cuadrarle ahora que tenía una nueva pista.

¿Estás seguro que murió apuñalada?

Si aún no estuviera mojado por la ducha, podría haber sentido el sudor frío resbalar de su frente. Había comenzado a temblar y no tenía nada que ver con su cuerpo desnudo y el frío de la noche. ¿Cómo supo...?

Uno de los enemigos, aún si no era el asesino de Kuzuryu Natsumi, estaba dentro. Era alguien dentro de la familia. ¿De qué otro modo habían recibido una autopsia falsa si no? Los médicos forenses que llevaban años en la familia habían sido comprados por alguien, quién sabía por cuánto si aceptaron, aún sí tenían que mentirle al cabeza de familia en su cara. No quería levantar la discordia en un momento así, se guardaría esa información hasta que estuviera absolutamente seguro de que la autopsia era falsa.  Necesitaba alguna pista tangente de ello.

мσησ¢няσмє яαιηвσω 『HinaKoma / KomaHina』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora