NA: No sé que pasó con el capítulo anterior, le faltó algo. Por más que lo revisé no estaba del todo satisfecho con él, pero no se me ocurría otra forma de ponerlo. Espero este capítulo lo compense un poco.
*-*-*
Tenía que contárselo en algún momento, Komaeda lo sabía. No lo había hecho porque sí, y esperaba el incendio no dejara rastro de sus pertenencias. Ya por adelantado había vaciado todo de allí dentro que pudiera estar relacionado con él. Incluso la foto se habría quemado en las llamas...
Dio vueltas por la recepción del hotel como un animal enjaulado pensando en todo eso mientras Hajime estaba haciendo la reserva en el mostrador. Tuvo una larga charla con la recepcionista, pero con el ruido de los otros clientes no pudo escuchar que le estaba diciendo. Pudieron pasar tal vez veinte minutos hasta que el moreno finalmente se acercó a él. No dijo ni una sola palabra, sólo se le quedó mirando con la misma seriedad que portó todo el camino antes de comenzar a caminar hacia el interior de las instalaciones. Con un estremecimiento, Komaeda tragó saliva y lo siguió por el pasillo a una distancia que podía ser considerable. Quizás no debería hacer la comparación, pero esa expresión tan fría y calculadora le recordaba mucho a Izuru; él y Hajime se parecían más de lo que ninguno de los tres estarían dispuestos a admitir.
El silencio en el ascensor mientras subían al último piso era también incómodo, como si quisieran decirse muchas cosas pero ninguno se atrevía a hablar primero. Quería tener en consideración cómo debía de estar sintiéndose Hajime luego de todo lo que le contó y a la vez no podía ni siquiera imaginarse qué estaba pensando. Tomaron otro pasillo, directo hasta el fondo donde se encontraban las suites del hotel. No quiso comentar en lo caro que debió de haberle costado una habitación así. Con toda la gente que había en recepción, no le extrañaría que estuvieran llenos. Hajime sacó la tarjeta de su bolsillo y la pasó por el lector de la puerta para abrirla. De no ser por la situación precaria que tenían entre manos, Nagito se hubiera emocionado de estar en una habitación tan lujosa y bonita con Hajime.
Una vez la puerta estuvo cerrada tras ellos, el castaño enseguida sacó su teléfono para llamar a alguien.
—Izuru, ven al hotel Mirai a las afueras de la ciudad. No importa cuánto tardes, solo ven.—
Quiso decir algo, lo que fuera, pero Hajime colgó de inmediato sin dejar a la otra persona responder. Arrancó la tapa del teléfono, le quitó la batería y la tiró a la papelera. Seguidamente agarró el aparato con ambas manos y lo estalló contra su rodilla, efectivamente partiéndolo.
—Hajime-kun, qué estás- —
—Evitando que nos rastreen —explicó sin dejarle acabar. Tiró los restos del móvil también a la papelera.
El aire de la suite se llenó con la tensión que había entre ellos y de repente, Hajime suspiró. Los bordes de sus labios se torcieron muy despacio, temblando, tratando de sonreír.
—¿Quieres tomarte un baño? —su voz sonaba forzadamente suave. Inicialmente Komaeda creyó que el menor estaba molesto con él, que quizás sabía algo de lo que pasó con el apartamento o quizás fue por su historia, pero no parecía ser el caso. Era el mismo Hajime tenso y preocupado de siempre, él mismo que conoció aquél día por fuera de la universidad hace ya casi dos meses—. Vamos, ambos estamos sucios.
Al contrario que las veces anteriores, agarró su mano con delicadeza y lo guió hacia el baño. Aquel era amplio, lo que cabía esperar de una habitación de lujo, con una bañera redonda de hidromasaje en la que podrían caber hasta cuatro personas perfectamente. Hajime abrió la llave del agua caliente y dejó que se fuera llenando poco a poco.
—Lamento mucho lo de tu apartamento —mencionó mientras estaba de espaldas a él. Sí, Nagito también lo lamentaba mucho aunque lo hubiera provocado él. Sentía que no era el momento de tocar ese tema—. Debe de ser duro.
ESTÁS LEYENDO
мσησ¢няσмє яαιηвσω 『HinaKoma / KomaHina』
Fanfiction«Hajime, tengo que encargarte un trabajo.» Hajime miró a Fuyuhiko directamente, atónito. No era común que la cabeza de la familia Kuzuryu le diera órdenes directamente por más que fueran hermanos. «Tenemos un cliente que está dispuesto a darnos in...