❝Amour☽Croissante❞ ; NamJin

Première fois

Première fois: Primera vez
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La habitación estaba oscura y algo fría, ya que las cortinas permanecían cerradas, pero la ventana y puerta del baño estaban abiertas, dejando que la brisa otoñal se instalara en el cuarto, sin embargo, a la pareja que acababa de ingresar poco le importaba. Se continuaban mirando y tocando como si quisieran comprobar que el otro era real, como si en cualquier momento la pasión fuese a hacer combustión en el cuerpo contrario y el propio. Los besos no se hicieron esperar más, el menor empujó al pelinegro de manera suave y delicada sobre el colchón de la mullida cama. Seokjin apoyó sus antebrazos tras de sí para elevar su torso, se empujó de esta manera y tomó al moreno desde la camisa ya casi completamente desabotonada y terminó de deshacerse de la unión de estos, permitiéndole apreciar completamente la piel. Caramelo, eso le parecía a Seokjin, uno más dulce que cualquiera que haya preparado anteriormente... Entonces lo prueba, usa sus labios y lengua para finalmente dar paso a sus dientes; Kim Namjoon es el mejor y más adictivo dulce que ha probado, por lo que no puede evitar dejar huir un gemido de su garganta cuando escucha un gruñido de satisfacción y siente una caricia en su barbilla, esto lo hace levantar su rostro y conectar la mirada con aquel hombre que tanto le hace sentir.

Retomaron un beso cada vez más subido de tono, pero sin dejar de ser suave. El chef no pudo evitar soltar una risa al sentirlo tan delicado, a Nam, a aquel que ha roto decenas de platos, vasos y decoraciones, pero que juró jamás romper su corazón. Se siente tratado como la más delicada porcelana, la más fina seda y como el delicado pétalo de una flor, realmente se siente confiado, agradecido y enamorado. El contacto de sus labios siguió subiendo en intensidad, chasquidos se escuchan y a veces suspiros, cortos y ahogados gemidos y unas coquetas risas.

Namjoon cortó el beso y se alejó para contemplar a su novio, quien se dejó hacer; el cabello que siempre lucía perfectamente acomodado estaba totalmente desordenado sobre la almohada y su frente, tenía también la respiración agitada, las mejillas sonrojadas, los labios entreabiertos y la mirada encendida. Seokjin realmente era una obra de arte erótica, todo aquello junto a su ropa completamente desarreglada bajo su cuerpo estaban volviéndolo loco, pero lo que finalmente acabó con su cordura fue el susurro ronco y necesitado que escapó de aquellos rojos y brillantes labios.

-Enséñame lo que es hacer el amor, Namjoonie - no fue una petición, tampoco una súplica, fue una acaramelada exigencia acompañada de un gemido agudo. Todo sin cortar el contacto visual.

-¿Y si mejor ambos descubrimos qué es hacer el amor? - preguntó con un tono muy bajo, casi un ronroneo - aunque... Para mí, cada vez que hemos estado juntos, hemos hecho el amor... - acarició el cabello intentando ordenarlo - besos, caricias, palabras de apoyo, miradas y confianza, todo de ti y de mí juntos.

Las mejillas de ambos se sonrojaron más de lo que ya estaban, no podían evitar la demostraciones de ternura, inclusive en esos contextos. Volvieron a besarse, esta vez añadiendo caricias más sugerentes, caminos de besos desde el cuello hasta el ombligo, todo mientras quitaban las prendas de ropa que impedían que siguieran avanzando. Todo hasta que ambos estuvieron completamente desnudos... No era la primera vez que se veían tal cual llegaron al mundo, pero sí estaban sucumbiendo por primera vez ante el deseo desbordante de entregarse completos al otro.

Namjoon una vez más se dejó guiar por sus impulsos y recorrió las piernas fuertes de Jin, pero esta vez, al llegar hasta los muslos dejó pequeños chupetones, al igual que en la cadera, dejando algunas marcas en aquellos lugares; allí no las vería el médico, pero en el cuello y clavículas sí. Seokjin por su parte estaba totalmente concentrado en dejar a su cuerpo disfrutar todas esas sensaciones y olvidar a su torpe corazón, él quería que por fin ocurriera aquello y no dejaría que nada arruinara ese momento especial. Cuando sintió que su miembro era estimulado por las grandes y gentiles manos de su novio, procuró respirar correctamente y mantener su foco de concentración en las sensaciones y no en el miedo.