Alexei
Miguel Ángel y su tocayo, Ángel, ¡se complacen de invitarlos al primer cumpleaños del menor de la familia Mendes! Los esperamos el domingo dieciséis de abril en la casa de los Mendes a las 13:30.
Obligatorio traer regalo.
—¿Segura que es aquí? —pregunta Zac mirando con recelo la casa de dos pisos para después compararla con la imagen de referencia que se encuentra en la invitación.
Llevamos la ultima hora caminando entre casas con la misma fachada y todos estamos un poco agotados por el esfuerzo. Este es el tercer lugar que confundimos con el hogar de los Mendes. Hasta hace unos días no tenía idea de que Evan tenía un hermano menor, de no ser por Miguel, quien insistió en extender la invitación a mis amigos, estaríamos en Revolución viendo una mala película de terror. En su lugar, todos traemos regalos para un niño de un año de edad que no conocemos.
—Podrías ir y averiguar—sugiere Leo empujando al mayor de nosotros hacía la entrada—, si no es aquí siempre puedes preguntar por la familia.
—Ni siquiera sabemos sus nombres—recuerda Zac que intenta, sin mucho éxito, huir de los golpes de Leo—. ¿O sí?
La pregunta está dirigida hacía mi por más que me haga la tonta. Si que conozco sus nombres, pero no es información que quiera compartir con ellos. Muchos menos en un momento como este que requeriría mucho contexto.
—Iré a preguntar yo—Me adelanto varios metros aun sin saber si me están siguiendo o no.
Desde afuera, la casa parece demasiado pequeña para una familia tan numerosa como sé que lo es la familia Mendes. Las paredes tienen el mismo toque marrón que el resto de viviendas en el barrio, con el único detalle de que tanto la puerta como las ventanas están divididas por un marco de color salmón. El vidrio de las ventanas refleja mi particular grupo de amigos y obstruyen la vista al interior. Debo ubicar mis manos a un lado de mis ojos para poder ver a un grupo de personas moverse despacio por una cocina, solo una de ellas nota mi presencia al otro lado.
—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunta una joven con ropa de pijama aún puesta y una taza en sus manos en cuanto abre la puerta. Inés.
No tengo tiempo de responder, Miguel, perdido entre la cantidad de personas con rasgos similares, corre a mi encuentro.
—¡Alexandra! los esperábamos más tarde.
—Y por esperar se refiere a que envío las invitaciones con la hora incorrecta—explica la madre de Evan acercándose a la puerta y cargando en sus brazos a quien debe ser Ángel—. ¿Son amigos de Evan?
Quisiera que el mencionado estuviera aquí para responder esa pregunta. En su lugar, una pareja de adultos, la chica del pijama, un recién llegado vestido de pies a cabeza como el personaje principal de una caricatura infantil y dos niños iguales nos niegan la entrada amontonándose a la puerta e inspeccionando al peculiar grupo que viene tras de mí.
—Se podría decir—respondo por fin dando paso a las presentaciones que resultan tan incomodas como lo imaginaba. Leo, animado como solo él puede estarlo, es el primero en saludar y entregar el regalo mal envuelto de su parte. Raquel, con su traje negro y maquillaje cargado es la siguiente. Zac, Acacia y yo vemos en silencio como nuestros amigos estrechan las manos de los anfitriones otorgando mayor atención a los niños vestidos como Peter Pan y campanita.
—Tu debes ser Alexandra—dice la mujer cuando inevitablemente llega mi turno—, no había escuchado de ustedes.
Esto es cada vez más extraño. El dinosaurio morado no ha cambiado de posición desde que entramos, Miguel no para de tomar fotografías del encuentro, las miradas de toda la familia están sobre nosotros y no hay rastro de Evan por ninguna parte.
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Besos a tu olvido #PGP2024
Roman pour AdolescentsAlexei no recuerda cuando fue la última vez que ganó algo por si misma. Por eso, motivada por las injusticias de la vida, acepta el reto de trabajar para una emisora que no está dispuesta a reconocer su valor. Evan tiene presente lo mucho que debe...