𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 (Me enamoré) [ⒶⓊ - ⒶⒹⓇⒾⓃⒺⓉⓉⒺ] (Editado/Resubido)

Ocho

Era de imaginarse que al encontrarse en la empresa las cosas no serían como antes.

Adrien intentó siquiera saludarla, resultando ignorado en su intento.

Sabía que lo sucedido entre ambos había afectado bastante su relación de amistad, pero tampoco se resignaría a perder una amistad de tantos años.

Mas por el momento tan solo la dejaría procesar todo. Luego aclararían las cosas y volverían a ser como antes. Después de todo solo fue sexo ¿No?

Al finalizar el día laboral, Marinette se dirigió hasta el ascensor, encontrándose con alguien que no quería.

A pesar de eso, subió en él y se apartó del rubio, dándole la espalda.

Al llegar al piso final, salió rápidamente, casi corriendo.

Tomó un taxi y fue hasta su hogar.

Adrien la imitó, yendo hasta el estacionamiento a tomar su coche e ir a casa.

Llegado a destino, sacó las llaves para abrir la puerta, sorprendiéndose al encontrarla sin seguro.

Extrañado, se adentró lentamente. Oprimió el interruptor, haciendo que las luces se encendieran.

—Te estaba esperando— dijo una voz femenina, de una manera sensual.

Frunció el ceño, mirando a la fémina, quien tan solo tenía puesta la ropa interior.

—¿Chloé?— la susodicha se acercó a él, enredando sus brazos por el cuello del rubio.

—¿Quién más, amor?

Adrien no pudo evitar hacer una mueca de desagrado.

—Quería recompensarte lo de la otra noche, ya sabes— acarició los labios del joven, acercándose para besarlo, siendo apartada. —¿Qué fue eso?— preguntó ella —Mmmm, ya sé— volvió a su coquetería —Estás enojado, pero yo te lo quitaré— se paró de puntillas para hablarle al oído sensualmente.

"Maldita hipócrita" pensó él.

Pero también reflexionó en que podía seguirle el juego, pudiendo sacar ventaja del asunto.

—Así que...quieres compensarme...pues, te hará falta mucho— expresó él siguiéndola en su coquetería.

—Estoy a tu disposición— dijo ella lamiéndose el labio inferior.

—Mmmm— la miró —Así me gusta— la besó apasionadamente, antes de apartarse —Pero... hay que entrar en ambiente— buscó una botella en su nevera.

Sacó una botella de vino. Evidentemente él no tenía ganas de beber, no después de lo sucedido hace dos días.

Él se lo sirvió, antes de también servirse para sí.

—¿Sabes? Tenía una sorpresa muy especial para ti— expresó, bebiendo apenas un sorbo.

—¿En verdad?— ella sonrió —¿Y qué era?

—Algo super romántico, y sexy a la vez...

—Mmm— ella se levantó, para sentarse entre las piernas del joven. —Aún es temprano y yo estoy aquí— lo besó. —Hazme tuya

Él continuó con su juego, bajándola en el sofá antes de posicionarse sobre ella.

Ella comenzó a desabrochar la camisa del ojiverde, mientras este jugaba con su excitación.

—Ahhh— entrecerraba los ojos, mientras él seguía explorando con la mano su zona íntima.

Estaba más que claro que ella lo estaba deseando.

—No solo quiero tus dedos, Adrien— murmuró ella.

—¿Ah sí?- dijo él —Dime que me deseas.

—Te d-deseo- respondió ella, al momento en que él se retiró con brusquedad de ella, dejándola confundida.

Ella lo miró confusa, mientras él se levantaba y caminaba alejándose de ella.

—Si quieres tener sexo, puedes pedírselo a...— fingió pensárselo mientras daba la espalda a la rubia —¿Cuál era su nombre?— siguió divirtiéndose —Ah ¡Kim!— se giró para ver a una pálida rubia.

—¿Qué?— fue lo único que logró articular.

—Kim ¿Te gusta meterte con novios ajenos, verdad?— preguntó, sintiéndose débil, pero no podía demostrárselo, ella no podía saber que aquello lo destruía por dentro.

Porque sí, él la amaba, y aquello le había quebrado el corazón.

—No entiendo que...- bajó la voz —Sí era tu coche— murmuró, recordando aquel día.

—Oh, sí que me entiendes. Tantas excusas solo para irte con él a un motel barato— se acercó a ella. —Ahora vístete y lárgate de aquí, y desaparece de mi vida.— la mujer tan solo lo miraba, sin moverse un milímetro—¿No me escuchaste?— preguntó furioso.

Ella comenzó a lagrimear, antes de tomar su ropa y ponérsela apenas.

Caminó hasta la puerta, con los ojos cristalizados.

—Te amo...— dijo antes de cerrar la puerta.

Adrien tomó una almohada y la lanzó hacia donde había partido la muchacha, antes de tirarse al sofá y ponerse a llorar.