Marinette bajó del taxi que la había transportado, le pasó un billete, presurosa, evitando que se le cayeran algunas carpetas que tenía en el regazo.
Caminó hasta la puerta y buscó de manera incómoda las llaves en su cartera, las cuales no encontró.
Por suerte, solía dejar ocultas unas copias entre las plantas del jardín.
Tampoco las encontró.
—Maldición— expresó ¿Alguien las había encontrado y entró a robarle?
Con manos temblorosas y atendiendo a que sus útiles no cayeran, jaló lentamente el picaporte de la puerta, la cual definitivamente se hallaba abierta.
Todo estaba totalmente oscuro, a excepción de una luz proveniente de su habitación.
Dudosa, y con el latir frenético, avanzó hasta el lugar, no sin antes bajar sus utilitarios en una mesita que apenas logró visualizar.
Llegó a la entrada y abrió más la puerta, la cual rechinó.
Se sorprendió al encontrarlo sentado en su cama, dándole la espalda.
—¿Kim?— interrogó.
—Marinette..— el susodicho bajó el retrato que sostenía anteriormente para encarar a la azabache.
Se levantó y caminó hasta quedar parado frente a ella.
—Tenemos que hablar— empezó él.
—¿Sobre qué quieres hablar?— debía hacerse la fuerte, si no, se derrumbaría allí mismo.
—Sobre lo que sea que te hayan dicho sobre mí, por lo cual me ignoras y rechazas— excusó. No quería admitir su infidelidad, por lo que fingió no saber lo que sucedía realmente.
—Para tu información...— respiró hondo antes de seguir, evitando algunas lágrimas —Nadie me contó nada.
—¿Entonces? Me explicas qué te sucede.
—Lo sabes perfectamente.
—¡Si lo supiera no te lo preguntaría!
—¡No me quieras tratar de estúpida!— sus ojos se cristalizaron y algunas lágrimas rebeldes resbalaban por su mejilla.
—Mari...— iba a tocarle el rostro pero ella tomó con fuerza su brazo.
—No me toques...— dijo con la respiración agitada, mientras apretaba con rabia el brazo masculino. —Vete ya, ahora.
—Solo si me dices qué es lo que te sucede. No puedes simplemente cambiar de actitud conmigo. Sabes que yo te amo, y lo que te hayan dicho es mentira.
Ella rio con amargura —¿Y aún dices que me amas?— negó con la cabeza —Y ya te he dicho que nadie me dijo nada.— lo encaró, evitando desfallecer en ese preciso momento. —¿Quieres saber cuál es la razón?— él asintió —Eres un hipócrita ¿Hace cuánto estabas engañandome con Chloé? Tantas excusas baratas solo para encontrarte con ella. ¿Por qué simplemente no me dijiste que ya no me querías? No hacía falta todo esto— comenzó a llorar.
—¿Adrien te lo dijo, cierto?— preguntó él, buscando la manera de dejarlo como un simple mentiroso —Sé que es tu amigo pero creo que te mete cosas en la cabeza.
—No. Él no me ha dicho nada. Yo te vi con ella, bien contentos besuqueandose cerca de un motel de quinta— se contuvo para no golpearlo.
Kim quedó sin justificaciones. No había manera de zafarse de la situación.
—Ahora, sal de mi casa y no te aparezcas nunca más en mi vida— amenazó señalándolo. —¿Qué esperas?— preguntó al ver a un estático Kim.
Caminó hasta la puerta y se detuvo allí.
—Me iré. Pero te recuperaré, volveré por ti— expresó viéndola de reojo.
—¡Lárgate!
El joven salió de la habitación.
Se escuchó el último sonido de la puerta cerrandose, dándole a entender que ya se había ido.
Se tiró a la cama y lloró un momento, antes de pararse e irse a ver al espejo.
Secó sus lágrimas y se contempló, con los ojos rojos e hinchados.
Respiró hondo y reunió toda la fuerza que le quedaba.
—No llores, Marinette. No merece tus lágrimas— se dijo a sí misma a modo de consuelo —La vida sigue— suspiró secando unas últimas lágrimas.
Quitándose las ganas de llorar, se dirigió al baño a darse una ducha, para luego colocarse la pijama y dejarse llevar por el sueño.
•••
Kim creyó que las cosas se solucionarían con su novia, pero no resultó de esa manera.
Tras la advertencia de Chloé, pensó en qué excusa más idear para justificarse.
Lo único que se le ocurrió fue inventar que aquello que le dijeron era falso, sin saber que ella había presenciado el momento en vivo y en directo.
Había llegado a su casa, sabiendo que ella no estaba. Buscó las llaves en el escondite, ya que sabía perfectamente donde las ocultaba.
—Espera, voy a buscar mis llaves— expresó con una sonrisa al cortar el beso con su novio.
Se agachó y tomó las llaves de entre unas plantas, antes de adentrarse ambos en el hogar.
Fue a su habitación y se sentó en la cama, antes de visualizar una fotografía donde estaba ella, su padre y su madre. Sonrió al recordar las palabras con las que ella los describía.
Sus pensamientos fueron cortados al momento en que la ojiazul llegó.
Intentó arreglar las cosas.
Nada resultó.
Salió de allí, decidido, jurandose a sí mismo que obtendría el perdón de ella, le costara lo que le costara.
Era consciente de que fue un completo idiota. Pero quería redimirse. Y no descansaría hasta lograrlo.
*Lógica masculina* "te amo pero no pude evitar caer con ella"
Es patético.
Y a mí ya me pasó eso, allá en el 2014 cuando tenía 14 años (toda una pendeja e inexperta).
Mi "novio" me había engañado varias veces. Y yo con lo "enamorada" que estaba, le di una oportunidad, y otra y otra...hasta que me harté. Todo tiene su límite.
Consejo: no perdonen nunca un engaño de su pareja xd.
PD: quiero asesinar a mí yo de hace cuatro años.
Todo lo de arriba entre paréntesis nomás, por favor xD
¿Qué les pareció el capítulo?
:DEditado el 4/12/2022
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𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 (Me enamoré) [ⒶⓊ - ⒶⒹⓇⒾⓃⒺⓉⓉⒺ] (Editado/Resubido)
FanficUna serie de sucesos fueron necesarios para que aquellos sentimientos que creían muertos volvieran a resurgir. Sin embargo, hay quienes no querrán verlos juntos y harán todo lo posible por separarlos. ⚠️Incluye algunos vocablos no aptos para sensibl...