Cuarenta y dos

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"No deberías renunciar a alguien que de verdad amas así de fácil"

El consejo de su hermana retumbaba en su mente una y otra vez. Probó con las flores, pero gracias a los nervios, había olvidado firmar.

Pero eso no fue lo peor; lo que más le había dolido era ver cómo ella se deshizo de ellas, entregándoselas a Alya, quien las puso en su oficina como una simple decoración.

"Tal vez no las hubiese tirado si sabía que eran tuyas" fueron las palabras de aliento que Juleka le había otorgado.

Decidido una vez más, reunió suficiente dinero para conseguir un precioso brazalete, el cual, solo con verlo sintió que sería perfecto para Marinette.

Se dirigió entonces a la oficina de la Dupain. Esta vez, se aseguraría de que su obsequio fuera entregado por él mismo.

Sin embargo, al llegar se topó de frente con aquel joven rubio que iba saliendo precisamente de aquella oficina.

-¿Luka?

-Hola, ¿Marinette está ahí dentro?- preguntó, sintiéndose nervioso.

-Sí, pero está ocupada... ¿necesitas algo?

El joven deparó entonces en una marca que tenía los labios del Agreste, como si se encontraran manchados con algún labial.

-Sí, esperaré a que se desocupe- respondió él, sin atreverse a cuestionar acerca de lo que había notado.

-Espero que por lo menos sean cosas del trabajo...- expresó el rubio, mostrándose algo disgustado.

-Ten por seguro que sí. Tal vez deberías ir al baño...- Adrien lo miró confuso ante su comentario pero decidió no preguntar. De todos modos, era ahí a donde se dirigiría.

Minutos después, la pelinegra salió, chocando sin querer con el de mechas azules.

-Disculpa, cómo lo sient...- Luka trató de disculparse.

-Uy- miró nuevamente hacia el interior de la oficina de la azabache -De veras necesito trabajar aquí, este lugar está repleto de hombres guapos- dijo mientras observaba de pies a cabezas al joven que tenía en frente. -Tal vez venga más seguido...- enunció coqueta, para luego alzar una mano en señal de despedida y marcharse.

Luka ingresó, pues la mujer había dejado la puerta abierta.

-¿Amiga tuya?- interrogó mientras se adentraba.

-Es mi prima, Alizee. Es una mujer sin pelos en la lengua...

-Creo que lo noté- rio en voz baja.

-Y dime, ¿Necesitas algo?- quiso saber, con su característica amabilidad

-Sí, hoy a la mañana quería darte algo, pero no tuvimos el tiempo necesario para ello...

-Luka- lo interrumpió, sabiendo las intenciones con las que había ido, pues había escuchado sin querer mientras él hablaba por teléfono con su hermana. Decidió que ya era momento de terminar aquello, a pesar de que sabía que le resultaría doloroso -Creo que he sido bastante clara contigo. Somos colegas, tal vez amigos, pero nada más. No quiero que sigas alimentando una ilusión que yo... no podré cumplir... Y perdona si parezco cruel, pero es mejor cortarlo de raíz.

Silencio.

El joven enmudeció ante las palabras que había oído salir de los labios de la mujer que quería.

-Hay...- intentó articular -¿Hay alguna razón específica por la que no merezco siquiera una chance?- Marinette tragó pesado al oírlo.

Pensó en las palabras correctas para no herirlo aún más.

-Estoy con alguien más- confesó.

-Adrien- completó él, mirándola fijamente, dándole a entender que no se trataba de una pregunta. La azabache asintió.

-Lo siento, pero en el corazón no se manda.

Luka sonrió, o al menos, intentó hacerlo, pues sus esperanzas se habían esfumado.

-Me alegra que tú sí seas correspondida- aquellas palabras provocaron en ella un malestar y pesar -De todo corazón, espero que seas feliz, después de todo, cuando realmente quieres a alguien solo deseas que sea feliz- y tras decir aquello, se dio media vuelta, dejándola con la palabra en la boca.

-Luka...- llamó su nombre, pero él no respondió. Simplemente se marchó, notándose en él la completa desilusión.

•••


-Genial- expresó mientras veía las pequeñas gotas de agua que resbalaban por el cristal de su ventana.

-¿Sabes? La lluvia me trae muy bellos recuerdos- expresó el hombre entrando, haciendo que ella se girara para verlo.

-¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?- preguntó, acercándose a él, rodeandolo por el cuello mientras lo miraba fijamente, a lo cual él respondió tomándola de la cintura.

-Como tú aquel día en el que no habías llevado un paraguas y te di el mío. Ese día comprendí que me había enamorado de ti.

-Y yo de ti- añadió ella con una sonrisa, antes de besarlo.

-Oye, y... ¿De qué hablaron con Luka?- preguntó luego de corresponder su acto. Marinette lo miró algo confundida.

-¿Cómo sabes que hablamos?

-Cuando salí de tu oficina, me encontré afuera con él. Dijo que hablaría contigo de algo "profesional".

-Pues, no hablamos de trabajo. Él venía a hablar de otras cuestiones.

-Cuestiones sentimentales- añadió -Supongo que ya sabía con lo que se encontraría.

-¿A qué te refieres?- cuestionó, frunciendo el ceño.

-Cuando me vio, creo que notó tu labial alrededor de mis labios, porque me dijo que fuera al baño.

-Por eso dedujo con rapidez que eras tú cuando le dije que ya estaba con alguien más...- expresó, mientras él sonreía de forma presumida. -¿Qué?

-Se siente fantástico saber que, aunque existan quienes quieran tu corazón, sea yo quien lo tenga- contestó, acercándose nuevamente a ella, quien tenía una tierna sonrisa en el rostro.

Con delicadeza, acarició su mejilla, acariciando luego su suave cabellera. Ella tomó la mano masculina, apoyándola contra su rostro.

-No sé qué nos tendrá preparado la vida pero estoy seguro de una sola cosa: sin importar lo que suceda, quiero estar contigo siempre. Y claro, también con nuestro pequeño o pequeña- expresó sonriente, llevando una mano sobre el abdomen femenino.

Ambos rieron enternecidos, fundiéndose en un cálido abrazo, mientras, sin querer, el de ojos azules observaba la escena, sintiendo quebrarse aún más su corazón.

Saben que cuando algo aparenta estar demasiado bien es porque algo malo sucederá, ¿verdad? :)

𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 (Me enamoré) [ⒶⓊ - ⒶⒹⓇⒾⓃⒺⓉⓉⒺ] (Editado/Resubido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora