Diecinueve

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Los rayos de sol entraban a través de los cristales de la ventana.

Se estiró perezosamente mientras abría un ojo, observando la hora.

Al darse cuenta de que se hacía tarde, por impulso se levantó de la cama y fue al baño.

Lo primero que hizo fue revisar su ropa interior, deseando que hubiera al menos algún rastro de sangre en él, mas no había absolutamente nada.

Suspiró con cansancio. Cualquiera en su lugar estaría feliz por ese hecho, pero ella no.

—Ya son diez días...— murmuró para sí misma.

Se tomó una ducha de agua tibia.

Velozmente salió y se vistió.

Era sábado, pero debía organizar el acontecimiento en la empresa, por lo cual debía presentarse allí.

Desayunó y se alistó, para luego salir rumbo a la empresa.

•••

Bajó del taxi y le pasó la paga al hombre, antes de voltear y caminar hasta entrar en la empresa, la cual estaba bastante concurrida.

Fue hasta el ascensor tras saludar a las recepcionistas.

—Buenos días, Marinette— se acercó la morena de lentes.

—Buenos días, Alya— devolvió el gesto —¿Por qué estás aquí?— preguntó frunciendo el ceño. Normalmente los días sábados no se trabaja, y menos RRHH.

—El señor Agreste— rodó los ojos —Quiere que controle que todos los encargados de este evento vengan a cerciorarse de todo.

—Ah, sí— asintió sonriente — Él puede ser muy exigente y perfectivo— el ascensor se abrió y ambas ingresaron en él, con otros dos empleados más, con los cuales solo estrecharon un saludo de "buenos días" debido a que no eran muy concurrentes.

Llegado al piso deseado, Marinette caminó por los pasillos desolados del lugar, al parecer era la única en ese piso en asistir.

Cogió sus llaves y abrió la puerta que daba entrada a su oficina, para llevarse una gran sorpresa: ya estaba abierta.

Sintió una especie de dejavu...¿Cuando le había pasado algo así?..

Abrió la puerta topándose con aquel hombre castaño musculoso.

—Te estaba esperando, cariño— dijo con una sonrisa de lado.

—¿Q-que haces aquí, Kim?— expresó intimidada, sujetando con fuerza el picaporte.

Él caminó hasta ella. Al ver que la fémina quería abrir nuevamente la puerta para salir, se interpuso, cerrando rápidamente la misma.

—De aquí no sales, Marinette...— tomó su mentón, obligándola a verlo.

—¿Qué quieres?— preguntó con la voz temblorosa.

—Agradecerte— caminó unos pasos hacia tras, mientras ella lo miraba confusa.

—¿Agradecerme?— él asintió.

—Por lo de la otra vez. Pudiste haber llamado a la policía, pero no lo hiciste. Eso significa que aún te importo y que...— avanzó un paso —Tú aún me sigues amando, Mari...

—No, claro que no— negó nerviosa —No puedo querer a alguien agresivo como tú...

—¿Ah sí?— sonrió arrogante —Pero sí te gustaba que fuera agresivo cuando...— caminó lentamente hasta quedar cara a cara con ella —Ya sabes— hizo un círculo con el índice a un lado de la mejilla de la mujer, quien tenía el rostro completamente rojo. —Y podría jurar que hasta lo extrañas...— susurró contra su oído.

Ella, uniendo todo el valor, se apartó bruscamente de él.

—Eres un grosero.— se cruzó de brazos —Sal de mi oficina— indicó la salida con el índice.

—Puedo salir de tu oficina pero de tu corazón, nunca. Tú me amas— siguió con su arrogancia, se achicó de hombros y salió del lugar, dejando a la mujer con el corazón acelerado.

Golpeó su frente con frustración.

—Eres una idiota, Marinette ¿Cómo puedes seguir queriendo a un tipo como ese?— se regañó.

—Pues yo también lo quiero saber— una voz irrumpió en el recinto —Hay que trabajar en la seguridad de este edificio.

—Adrien...— llevó una mano en su pecho, sobresaltada. —¿Qué haces aquí?

—Mi padre. Quería que venga, no sé siquiera para qué, pero ya sabes— bajó y alzó los hombros —Vi a Kim salir de aquí ¿Va todo bien?

—No— expresó. Con Adrien podía hablar del asunto, desahogarse. —Que él se haga presente no me ayuda en nada— dijo con frustración.

—Si fuera una persona violenta le hubiese dado un buen puñetazo. Pero no vale la pena— él se acercó a ella y la tomó de los hombros. —Es complicado, a veces siento ganas de buscar a Chloé ¿sabes? Intento pero no puedo olvidarla.

—Lo entiendo. Es difícil olvidar el primer amor de tu vida ¿No?— interrogó.

Él rio bajo —Bueno, tampoco fue la primera...

Ella lo miró con sorpresa.

—¿Cómo? ¿Quién fue la primera? Nunca me contaste nada sobre ello— expresó.

—Era complicado.

—Wow, así que tenías una chica misteriosa y tu querida mejor amiga no lo sabía. Me siento traicionada— fingió dolor, llevando una mano a su pecho, "ofendida".

—Ey, tampoco fue así— negó de manera divertida con la cabeza, antes de tomar asiento e invitar a la fémina a que lo imitara. —Siéntate, te interesará hablar sobre esto— guiñó un ojo.

—Oh, sí, por supuesto Agreste— se sentó. —¿Quién era esa misteriosa chica y por qué nunca me dijiste que tenías unos sentimientos por otra antes de Chloé?

—Bueno, pues porque ni ella lo sabía. Nunca se lo dije— revolvió su cabello, despeinandolo.

—¿Y eso por qué?— quiso saber.

—Quizás por ¿Cobarde?— rio nervioso.

—¿O por miedo a un rechazo?

—Podría ser...— llevó una mano bajo su mentón, fingiendo pensárselo.

—Jaja ¿Al menos la conocía?

—Sí. ¿Te intriga saber quién es no?— preguntó al ver el rostro curioso de la mujer.

—Uff, ni te imaginas.

—Pues, esa chica era...— dudó un momento —Espero no me golpees— hizo un ademán con la mano, como deteniendo algo —Eras tú.

𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 (Me enamoré) [ⒶⓊ - ⒶⒹⓇⒾⓃⒺⓉⓉⒺ] (Editado/Resubido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora