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S&R
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.2 de agosto de 2023
CASTLE
Kate y yo echamos un último vistazo al cuarto de juegos de los niños antes de marcharnos. Todo parece estar en calma: Jake y Reece están con Jim mirando embobados los cromos de baseball que él les ha traído, sentados en sus pufs, esos mullidos asientos rellenos de un material blando que a ellos tanto les gustan. Jim parece encogido sentado allí y no puedo evitar reírme, ganándome una mirada por parte de Kate.
Supongo que la imagen que está dando mi madre no es mucho mejor, metida en el castillo de tela de Lily, con la cabeza asomada por la ventana mientras nuestra hija le prepara una taza de té.
A veces tengo la impresión de que nuestros niños manejan a sus abuelos a la perfección.
-¿Crees que podrán con ellos? – Pregunta Kate conforme bajamos en el ascensor.
-Claro, los tienen controlados – Le aseguro yo, sin tenerlo nada claro en realidad.
Este es nuestro fin de semana de relax, Kate y yo nos vamos a pasar el día a un spa, utilizando un vale de regalo que mi madre nos regaló las navidades pasadas y todavía no habíamos tenido oportunidad de utilizar.
Kate comienza a buscar en su bolso y me mira segundos después, utilizando esa mirada de pánico.
-Mi teléfono. He olvidado mi teléfono.
Agarro su brazo antes de que llegue a pulsar la tecla del ascensor que nos lleve de nuevo hasta la parte más alta del edificio.
-No lo necesitamos.
-Castle… Si los niños…
-Estarán bien – digo, acercándome a ella – Si necesitan algo, pueden llamar a Alexis.
Llevo mi mano a su cuello, colocándola detrás de esta mientras beso sus labios despacio. A Kate le encanta eso, le encanta sentir mis dedos en la parte alta de su espalda mientras le beso.
Ella suspira y finalmente asiente cuando el ascensor llega a la planta baja y las puertas se abren. El portero nos sonríe amablemente y nos abre las puertas de entrada, indicándonos que un coche nos espera para llevarnos al spa, a pesar de que éste no está muy lejos de nuestra casa.
Se trata de un centro de relajación oriental que se encuentra en Columbus Circle.
Cuando llegamos al spa rápidamente somos atendidos por una joven con rasgos orientales que nos entrega un albornoz a cada uno junto a unas zapatillas. También nos ofrece bañadores que tienen en venta para utilizar en la piscina climatizada, sin embargo nosotros nos los hemos traído de casa.
No necesito estar allí mucho tiempo antes de imaginar que aquel sería el lugar ideal para unas vacaciones de relax, incluso en una ciudad como Nueva York. Aunque nosotros solo vamos a pasar allí el día, me obligo a disfrutar de este merecido descanso.
Me dirijo a las salas de tratamiento (las cuales incluyen piscinas de hidromasaje) mientras que Kate opta por probar una clase de yoga tailandés.
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Un escritor, su musa y sus 3 hijos
Fiksi Penggemar¿Que hubiera pasado si el viajero en el tiempo tenía razón? ¿Que pasaría si después de todo, Castle y Beckett tienen 3 hijos y son felices? ¿Como hubiera continuado la serie de hacerlo bien después del absurdo final? Todo eso es el reto al que se en...