1 de noviembre de 2016
RICK
Atravieso la puerta de nuestro dormitorio con una sonrisa en los labios, escondiendo tras mi espalda el ramo de lirios que he comprado para Kate al mismo tiempo que he ido a comprar algunos croissants para el desayuno.
Ayer fue un día largo y algo complicado para Kate. Sus pies estaban hinchados y sentía molestias en el vientre. Acudimos a urgencias, asustados, pero parece ser que es algo normal sentir ese tipo de molestias en el penúltimo mes de embarazo.
La cuenta atrás ha comenzado, pues si el bebé llegase a adelantarse, podría estar aquí en cualquier momento.
Kate está asustada por todo el asunto del parto, y no es para menos. Es la primera vez que pasa por esto y tiene miedo de que algo salga mal. Además, anoche la descubrí observando una fotografía de Johanna, siendo consciente de cuánto la echa de menos en estos momentos.
Al menos fue una tarde entretenida, al ser Halloween no pararon de llegar a Urgencias gente con todo tipo de disfraces extravagantes y heridos de la forma más inesperada. El que más me gustó a mí fue el de la chica que había recibido en el cuello un mordisco de su novio (Drácula) y le tuvieron que dar algunos puntos; o el Freddy Krueger que había herido arañado toda la espalda de su amigo al darle un abrazo, al parecer llevaba cuchillas de verdad. Río al recordarlo.
Aunque me dio pena no celebrar mi fiesta de disfraces anual por Halloween, decidimos que lo mejor sería pasar un día tranquilos en casa. Por eso cuando regresamos del hospital, pasamos el resto del día tumbados en el sofá con una maratón de pelis de terror.
Fue mejor de lo que esperaba, en comparación con mis extravagantes fiestas… Pasarlo solo junto a Kate no estuvo nada mal.
La observo allí, tumbada boca arriba, con una mano colocada instintivamente sobre su enorme vientre, cubierta levemente con la sábana mientras los rayos de sol procedentes dela ventana le acarician el rostro, proporcionando a su cabello unos toques de color dorado.
Me arrodillo junto a la cama y retiro la sábana que le cubre, acariciando su vientre. El bebé se mueve y no puedo evitar hablarle.
-Ey, mira quién se ha despertado – susurro mientras acerco mis labios a la piel de Kate, que queda libre debido a que la camiseta que lleva no le cubre toda la tripa.
Un nuevo movimiento me hace sonreír, me pregunto si me habrá escuchado, si cuando nazca será capaz de reconocer mi voz.
-¿Tienes ganas de salir? Nosotros no podemos esperar para ver tu carita, tus manos, tus pies… Seguro que serás perfecta…
La mano de Kate se mueve por su estómago hasta alcanzar la mía y presionarla junto a la suya. Me vuelvo y la descubro mirándome con una sonrisa atravesando su cara.
-¿Cuánto tiempo llevas despierta?
-El suficiente – dice, tirando de mi mano para que me acerque a ella.
ESTÁS LEYENDO
Un escritor, su musa y sus 3 hijos
Fiksi Penggemar¿Que hubiera pasado si el viajero en el tiempo tenía razón? ¿Que pasaría si después de todo, Castle y Beckett tienen 3 hijos y son felices? ¿Como hubiera continuado la serie de hacerlo bien después del absurdo final? Todo eso es el reto al que se en...