Capítulo 28

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2 de noviembre de 2023

Kate

Mis ojos abiertos en la oscuridad de nuestro dormitorio y mis pensamientos dando una y mil vueltas me indican que no voy a conseguir dormirme pronto.

-¿Castle? – Pregunto, con la esperanza de que él tampoco pueda dormir y tal vez podamos entretenernos el uno al otro. - ¿Estás despierto?

Pero lo único que obtengo como respuesta es su respiración profunda y acompasada. Él debe estar ya por su séptimo sueño, a veces envidio su facilidad para quedarse dormido. Aunque sé que mi insomnio no se debe a eso, sino que hay algo que me preocupa.

Suspiro y me levanto de la cama. Voy en busca de mi bata de seda, que está encima de una de las butacas del dormitorio, su único uso se ha convertido en el de almacenar ropa encima.

Entrelazo el fino cinturón de la bata alrededor de la cintura y salgo del dormitorio sin hacer ruido.

Camino en la oscuridad hasta llegar a la habitación de Lily, con la puerta abierta unos centímetros. Me acerco a su mesita de noche y observo su rostro angelical a la luz de su lamparita de noche. Ella dice que no la necesita, pero que mejor dejarla encendida por si sus hermanos van a su dormitorio en mitad de la noche. A pesar de su corta edad, tiene su orgullo. Castle dice que quiere ser como yo, y por eso finge no tener miedo nunca.

Sonrío y la arropo, inclinándome sobre ella y besando su frente, al mismo tiempo que aspiro su dulce olor. Ella arruga la frente y la nariz pero continúa durmiendo.

Me quedo allí durante unos minutos, observándola dormir mientras los pensamientos, esos que no me dejaban dormir, regresan a mi mente. Desearía no haber decepcionado a Lily hace unos días, haber podido llegar a tiempo a su función en el colegio…

Rick dice que no tiene importancia, pero sí que la tiene. Sobre todo porque yo sé que aunque ya hayan pasado unos días, ella no lo ha olvidado, incluso me lo ha echado en cara un par de veces cuando le he llamado la atención por no recoger sus juguetes.

-Es lo que tienes que hacer. – Le había dicho yo.

-Pero tú tenías que venir a verme al cole y no viniste. – Me contestó con la intención de librarse de sus obligaciones y haciendo sentirme un poquito más culpable sin ella saberlo.

Me inclino de nuevo sobre ella y vuelvo a besarla antes de apagar su lamparita y salir de su habitación.

Me dirijo a la cocina y coloco un poco de agua en la tetera. Mientras que el agua se calienta, aprovecho para coger una taza y una bolsita de té, uno que me ayude a estar más relajada, tal vez así consiga dormir un poco. Cuando está listo, me sirvo en mi taza y me voy con ella al comedor.

Durante estos días he pensado tanto en esto que me he llegado a preguntar si he fracaso como madre. Al principio, cuando Lily nació, me prometí estar ahí en todos los momentos importantes, siempre que ella me necesitase. Aparentemente no he podido cumplirlo, probablemente habrá otros tantos momentos en los que no pueda estar.

Agarro la taza de té con ambas manos y espero a que se enfríe antes de dar el primer sorbo.

Todo esto me ha hecho recordar mi separación con Castle hace unos años, cuando él no estaba ahí para nuestros hijos… Al menos ese fue el principio de los problemas que se sucedieron.

Un escritor, su musa y sus 3 hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora