❧ 19

5.2K 290 40
                                    

Semana de exámenes. Y mi cabeza metida en el puente que se avecinaba. Al final me iba a tirar una semana entera, primero con Ricky, los bailarines, y Mimi; y luego con Las Amigas. Y como iba a estar con todos menos con Aitana, durante esos días de exámenes, intenté estar lo máximo con ella.

Trasladamos las sesiones de estudio con Miriam a casa de Aitana, y así merendábamos juntas allí. Miriam tenía muchos trabajos que entregar, así que en realidad aprovechábamos que todas teníamos que estar productivas. Algún día incluso le pedimos a Alfred que se uniera a nosotras. Íbamos a examen por día, pero ya nos estaba bien. Y la semana al final llegaba a su fin. Un examen más, y sería libre.

De todas formas, no era el mejor momento para estar concentrada. Tenía un extraño presentimiento sobre el puente que se avecinaba, y luego estaba todo el tema de mi familia y las vacaciones de Navidad. Tal vez creía que podía engañar a Aitana, pero no a Miriam.

—Ana, ¿me escuchas? —me preguntó Miriam, poniendo su mano llena de anillos de plata encima de la mía.

—¿Eh? Perdona, amor. No, no te estaba escuchando —dije levantando mi cabeza de los apuntes.

—Voy a hacer café —dijo Aitana decidida, levantándose de la silla de su salón. —Para Ana, claro está. ¿Tú quieres una infusión Miriam?

—Sí Aitana, gracias —sonrió su prima.

En cuanto Aitana desapareció por el pasillo, Miriam me obligó a mirarla.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —la leona me miraba con tanta ternura que pensaba que me iba a explotar el corazón. No pude evitar sonreír como una tonta y atraer su cara para besarla suavemente.

—Te quiero tanto —le susurré.

—Y yo a ti, Ana —sonrió. —Pero no me distraigas —añadió luego, levantando una ceja.

Yo le acaricié la mejilla y me encogí de hombros.

—Es mi familia —dije, simplemente. —Mi madre quiere que pase la Navidad con ella y su novio. Y mi padre ni siquiera me ha llamado para contarme cuales serían sus planes. Es que me siento como si fuera un mueble que les molestaba en casa y decidieron venderlo en Wallapop.

Miriam rio ante mi comparación, pero enseguida se puso seria.

—No es así, Ana. Tu madre quiere verte.

—Ya, pero yo no quiero pasar las Navidades con ella —dije, agarrando un boli y golpeándolo suavemente contra el papel.

—¿Qué va a hacer Noe? —preguntó Miriam con curiosidad.

—Pues no lo sé, ella no es muy de esas celebraciones... creo. Me gustaría pasarlo con ella sin embargo.

—Habla con Noe. Quizás tu madre o tu padre pueden venirse aquí, así tú no tienes que desplazarte y además... —hizo una pequeña pausa y sonrió. —Así no tendríamos que estar separadas dos semanas. Porque creo que se me haría un poco cuesta arriba.

Aprecié muchísimo que Miriam me dijera eso, porque con lo independiente que era ella, que me reconociera que me necesitaba, me parecía de lo más bonito.

—Bueno pues ya estaría —dijo Aitana, dejando el café a mi derecha y la infusión en frente de Miriam.

—¿Y tú? —preguntó la leona.

—Me he hinchado a miel mientras se calentaba el agua —respondió encogiéndose de hombros.


🦋🦋🦋


En cuanto llegué a casa, le saqué el tema a Noe. Si no lo hacía yo, tarde o temprano lo acabaría haciendo ella y sé que no le gustaba tenerme que perseguir para sacarme una a una las palabras.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora